“Buenos días. No se va a romper España. No se va a romper la Constitución. Lo que se va a romper es el bloqueo al Gobierno progresista de España”. Con estas tajantes palabras, el presidente del Gobierno en funciones y candidato, Pedro Sánchez, ha arrancado su discurso de investidura. Sánchez ha agradecido a la ciudadanía “su paciencia”, así como a Unidas Podemos su apoyo. Por contrapartida, ha acusado a las derechas de no ofrecer solución alguna e hiperventilar de manera fingida porque “no han movido un dedo”.

Sánchez ha argumentado que “con los resultados de las últimas elecciones” y una vez conocida la intransigencia de las tres derechas, PP, Ciudadanos y Vox, “no cabe otra mayoría parlamentaria”. Ha defendido sus distintos acuerdos con las formaciones nacionalistas y regionalistas ya que el PSOE ha emprendido la ardua tarea de traducir la “fragmentación” que ha votado la ciudadanía en las urnas en Gobierno: “No hemos sido nosotros, han sido los españoles quienes han conformado esta Cámara. Tenemos que traducir su voluntad en Gobierno y no en bloqueo”.

"Los españoles han votado gobierno, no han votado bloqueo, no han votado parálisis. Todas las soluciones, señorías, son respetables, y no lo es la falta de solución. Por eso quiero mostrar mi pesar por la actitud de la derecha a negarse a solucionar la gobernabilidad”, ha subrayado Sánchez, quien ha aseverado que “no comparto sus temores, pero si son sentidos, y no fingidos, no entiendo por qué no mueven un dedo para evitar que suceda”, haciendo referencia a las profecías sobre el Apocalipsis que anuncian Pablo Casado, Santiago Abascal e Inés Arrimadas.

Dirigiéndose directamente a las bancadas de la derecha, les ha lanzado un mensaje: “El PSOE es un partido español, formado por compatriotas. Lo repito, un partido español formado por compatriotas. Se equivocan gravemente quienes desde la bancada de la derecha ponen en duda el compromiso de la izquierda con España. El respeto a la pluralidad es el mecanismo esencial de la democracia”.

Hoy existe en un sector amplio en la población catalana un sentimiento de agravio con las instituciones centrales"

Pedro Sánchez ha admitido que le hubiera gustado un Ejecutivo formado únicamente por el Partido Socialistas en el que se integraran independientes de reconocido prestigio. No obstante, ha agradecido el apoyo de Unidas Podemos y la capacidad de ambas formaciones para aparcar sus diferencias tras la repetición electoral y articular un programa que “aúna” las dos almas.

Sánchez dice que Cataluña es un problema "heredado" y propone "retomar el diálogo en el punto en el que los agravios comenzaron a acumularse"

"En resumen, del mapa de este Parlamento pueden sacarse varias conclusiones: que los españoles han señalado al PSOE como primera fuerza, no una, sino cinco veces en 2019. Segundo, que los españoles y las españolas han distribuido con equilibrio su voto, dando representación significativa también a la derecha, es decir, que quieren acuerdos amplios y transversales que rompan los bloques. Y tercera, que los españoles han ampliado su representación con un buen número de formaciones territoriales. Por tanto, quieren que superemos las tensiones territoriales que sufre nuestro país y, en particular, la tensión entre Cataluña y España”. En este sentido, ha apuntado que ”los objetivos de la coalición progresista serán gobernar con una mirada progresista y reducir mediante la política y el diálogo la tensión territorial”.

Diálogo con Cataluña

A diferencia del discurso de investidura pronunciado por Sánchez el pasado julio, buena parte de su alocución ha pivotado en torno a la situación en Cataluña. El candidato a la presidencia ha expuesto que tratará de “construir la cohesión social a través de la cohesión territorial”. Y es que, ha admitido que “en nuestro país no existe un modo de vivir ni de sentir la identidad nacional. Los constituyentes lo plasmaron en el artículo 2 de nuestra Carta Magna”.

Así las cosas, “hoy existe en un sector amplio en la población catalana un sentimiento de agravio con las instituciones centrales. Existe, existe. Y existe otro sector amplio de la sociedad catalana que se siente ignorado por las instituciones de su propia tierra”.

A su juicio, este escenario es “el resultado de la capacidad política y del abandono de la política para resolver un conflicto que es político. Esta es una crisis heredada de la que ya advirtió el PSOE estando en la oposición y que asumimos para devolver a la política un conflicto político”.

En consecuencia, ha pedido al Parlamento hacer alarde de su capacidad de diálogo. En este punto, ha precisado que por este motivo se ha levantado un cordón sanitario “a las ideas extremistas”. “No resolveremos súbitamente un problema larvado durante la última década. Pero podemos empezar a resolverlo con templanza, generosidad, responsabilidad y empatía". 

“Lo que propongo a esta Cámara es recomenzar. Necesitamos recomenzar. Retomar el diálogo en el punto en el que los agravios comenzaron a acumularse. Retomar, en definitiva, la senda de la política dejando atrás la judicialización del conflicto”. Eso sí, ha matizado que ”la ley es la condición, el diálogo es el camino”.