En su reunión, la Ejecutiva socialista ha conocido la composición del equipo que acompañará a Alfredo Pérez Rubalcaba en su complicado intento de mantener el Gobierno de la Nación. Según ha explicado en rueda de prensa Marcelino Iglesias, el secretario de organización, el equipo de Rubalcaba quedaría formado por Elena Valenciano como Coordinadora de campaña, con Jesús Caldera como coordinador del Programa y Cristina Narbona como ponente de la Conferencia Política que debe servir de base para ese programa.

El propio Blanco habría pedido su exclusión
Según la explicación que ha hecho pública Marcelino Iglesias, tanto el vicesecretario general como él mismo se habrían autoexcluido: “Hemos planteado a Alfredo que es mejor que estemos en la campaña”. Es decir, que ellos, presumiblemente cabezas de cartel en sus territorios, tendrían que estar en campaña buscando votos para el partido, “y para la coordinación se necesitaba una persona fulltime, alguien que esté aquí (en Ferraz) todo el tiempo”.

Según el propio Iglesias, él mismo y José Blanco habrían dado a conocer a sus compañeros de Ejecutiva estos nombres y cargos. Pero fuentes del PSOE reconocen que esos cambios “han sido negociados con Alfredo, que es quien ya tiene, como por otra parte es lógico, control prácticamente total de todo lo que se refiere a la campaña”. En este sentido, según se ha confirmado a ELPLURAL.COM, junto a Elena Valenciano será nombrado coordinador adjunto de campaña Antonio Hernando. Los dos son personas de absoluta confianza del candidato.

El vicesecretario estaría preparando su salida futura
De manera menos pública, en medios socialistas se ha reconocido a ELPLURAL.COM que además de ese motivo reconocido –“la necesidad de buscar votos en Galicia”, por donde concurrirá-, Blanco habría dejado caer otras dos razones para su no presencia, por primera vez desde que Rodríguez Zapatero está al frente del PSOE, en la coordinación de campaña. La primera de esas razones sería que “una persona nueva, con nuevas ideas” se haga cargo del proceso electoral. Una interpretación que también se puede entender como que José Blanco asumiría de esta forma en parte la responsabilidad por los malos resultados de las pasadas elecciones.

Pero además, se apunta a ELPLURAL.COM que José Blanco estaría interesado en cambiar su situación en el partido. La salida de José Luis Rodríguez Zapatero de la cúpula del PSOE no tiene por qué significar también la de Blanco, se dice, pero como mano derecha suya “es lógico que al salir Zapatero, también él se reubique pensando en el futuro, bien sea en Galicia, bien en otras responsabilidades”.

Días claves para el traspaso de poderes y de prueba para la bicefalia
Estos cambios van a concretarse en un calendario próximo muy cargado para el PSOE. En especial para el candidato. Un periodo en el que se va a poner a prueba el funcionamiento de la bicefalia que en estos momentos está tomando cuerpo en el Partido Socialista, y que de momento funciona, según dicen en Ferraz, “sin apenas chirridos”.

Para empezar, el próximo día 25, Rubalcaba se va a reunir con su equipo y con todos los alcaldes y jefes de grupos de oposición de las ciudades de más de 50.000 habitantes y capitales de provincia. Posteriormente, el 2 de julio, serán los secretarios generales territoriales, los barones, los que se reunirán con el candidato. En ninguna de estas dos reuniones estará presente el actual secretario general y presidente del Gobierno, Rodríguez Zapatero, oficialmente porque “no se considera imprescindible”.

El debate del Estado de la Nación es para Zapatero
El candidato, por el contrario, será el que no tendrá papel de relevancia ninguno en el debate sobre el Estado de la Nación del próximo 28 de junio, aunque es previsible que desde el Partido Popular se intente “ningunear” a Zapatero e incluso, no es impensable, que se dirijan preguntas y desafíos a Rubalcaba.

Por fin, el 30 de septiembre, 1 y 2 de octubre, se celebrará la Conferencia Política. El cónclave del PSOE del que debe salir, definitivamente, un programa con el que los socialistas intentarán hacer frente a una situación que, según las encuestas, se acerca a ser desesperada. Para entonces ya debiera estar mucho más claro si las elecciones son en marzo, como siguen deseando de manera unánime, al menos en público, los dirigentes socialistas, o si se adelantan a finales de noviembre y también la fecha en la que el vicepresidente Pérez Rubalcaba desaparezca para dejar sólo al candidato Alfredo.