La jornada de ayer miércoles estuvo marcada por el no escupitajo de un diputado de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), Jordi Salvador, a Josep Borrell, ministro de Exteriores. Una escena que no fue más que la expresión de la crispación en la que se encuentra sumida la política española. La presidenta del Congreso, Ana Pastor, se vio obligada a intervenir para pedir a todos y cada uno de los diputados un comportamiento más ejemplar. De hecho, ha citado este jueves a los portavoces de los grupos parlamentarios para pedirles suavizar el tono. No obstante, este alegato no contará con el respaldo de Albert Rivera.

Pastor informó que las palabras “golpista” y “fascista” serían retiradas del diario de sesiones. Y es que, fue un cruce de acusaciones entre Rivera y Joan Tardà el que provocó el enfrentamiento que alcanzó su punto álgido 24 horas después con el no escupitajo. El portavoz de ERC avanzó que “estamos hartos” y “cada vez que nos llamen golpistas, nosotros les llamaremos fascistas” en defensa propia. En este sentido, el presidente de Ciudadanos ha anunciado que continuará utilizando dichos términos, haciendo caso omiso al consejo de Ana Pastor.

Durante una entrevista en Los Desayunos de TVE, Rivera argumenta que “los escritos de la Fiscalía” acusan a los líderes catalanes encarcelados de delitos de “rebelión y sedición”, lo que a su juicio “y en opinión de muchos españoles, es un golpe a la democracia”.

El líder naranja insiste en que seguirá llamando “golpistas” a los independentistas y denuncia que Pastor haya solicitado retirar dicho calificativo de los diarios de sesiones. Con respecto a la palabra fascista, opina que “no tiene sentido llamar fascistas a demócratas”. “Si se ofenden, pues oiga, no haberlo hecho”, concluye.

A la pregunta de si su insistencia contribuye a suavizar el debate o a tensarlo, Rivera responde repite: “Intentar violar la Constitución es un golpe a la democracia”. “Ahora intentan limpiar la imagen de lo que han hecho”, dice, y añade: “Ayer escupieron a España. Y el PSOE en vez de romper, lo que hace es minimizarlo. Me da vergüenza que algunos compañeros digan ‘oye, pues no ha sido para tanto’”.