La “Cumbre Iberoamericana”, que regresa a España a finales de año (16-17 de noviembre), concretamente a la ciudad de Cádiz,  ha sido señalada por Rajoy como la mejor oportunidad para demostrar que el PP no ha perdido la partida en Iberoamérica, y –para ello- el presidente se ha confeccionado un calendario de infarto en los próximos 5 meses con visitas institucionales a los grandes países de Iberoamérica.

Rajoy viajero
Las instrucciones recibidas en Exteriores es que preparen a conciencia las visitas, centradas en llenar de contenido la “cumbre” gaditana y lograr atraer a España  al máximo número posible de mandatarios.  Sólo un escenario de la máxima gravedad –que el Gobierno no descarta en lo absoluto-  privaría a Rajoy de hacerse con un récord: en apenas un año, Rajoy visitaría más países iberoamericanos  que su antecesor a lo largo de su última Legislatura.

Inútiles bravatas del Gobierno
La “cumbre” de Cádiz, concebida por el Ejecutivo de Rodríguez Zapatero para conmemorar la promulgación de la Constitución de 1812,  es soñada ahora por Rajoy como la ocasión de mostrar al mundo que España todavía es referente en Iberoamérica, máxime cuando las bravatas del Gobierno como airada respuesta a Argentina y Bolivia han quedado en nada.

En manos de 'la vice'
Rajoy ha puesto en manos de la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáez de Santamaría, el éxito de la misión, cuyo equipo ha iniciado las reuniones de coordinación con del resto del Gabinete con el objetivo de que Cádiz se convierta en referencia de la paupérrima política exterior del Gobierno popular.

Un estrepitoso fracaso
Si la “cumbre” se celebrara en estos momentos sería un estrepitoso fracaso, tanto por la debilidad de España como actor económico europeo e internacional como por la polémica que rodea al rey de España –caso Urdangarin,  cacería en África, vida privada…- ,  cuya figura es insustituible –hoy por hoy-  para la supervivencia de las “Cumbres Iberoamericanas”.

Boicot a la cumbre
Precisamente para que un fracaso en Cádiz no se convierta en un motivo más de descrédito de su Gobierno, Rajoy está empeñado en cortejar a la presidenta brasileña, Dilma Russef,  la única baza que puede contrarrestar la más que probable ausencia de la presidenta argentina, Cristina Fernández, que arrastrará al boicot de la “cumbre” a los presidentes del eje “bolivariano” y Cuba.

Nuevos ataques contra intereses españoles
Rajoy trabaja con la perspectiva de que de aquí a noviembre van a producirse nuevos episodios contra intereses españoles por parte de Argentina y sus “aliados”, lo que puede debilitar enormemente la imagen de España en el mundo.  No sería ajeno a esta estrategia de erosión al PP –creen en Génova-  el  juez Baltasar Garzón,  que sigue muy activo en la vida pública de las naciones iberoamericanas, incrementando su enorme prestigio en la Región.

La herencia bolivariana
El Gobierno es consciente del riesgo de trasladar al escenario de las “cumbres” el debate que divide la geopolítica iberoamericana, con México y Colombia en un lado del eje, y Venezuela, Ecuador, Bolivia y Cuba en el otro.  Por su parte,  la presidenta argentina es la favorita para heredar el liderazgo bolivariano si –tal como predice el Gobierno español-  la enfermedad que padece el presidente Chavez acaba con su vida antes de la “cumbre” en España.

En manos de Russef
Aunque Rajoy cuenta con el compromiso de México y Colombia para dar relevancia a la “cumbre” de  Cádiz,  la ausencia de los miembros del ALBA (Alianza Bolivariana para los pueblos de Nuestra América) pondría en cuestión la supervivencia de estos encuentros,  que sólo sobrevivirán si la presidenta Russef toma partido a favor del eje pro-español.

Utilidad cuestionada
Además,  la presencia de Russef revitalizaría  la iniciativa que puso en marcha Felipe González con la complicidad del rey don Juan Carlos,  y que ha tenido en la última “cumbre”, celebrada en Paraguay, un punto de inflexión que ha llevado a plantearse a los grandes países emergentes de Iberoamérica la utilidad real de estas reuniones.