El Consejo y el Parlamento Europeo acordaron el pasado mes de diciembre un acuerdo que permitiría revisar y actualizar la Red Transeuropea de Transporte (RTE-T) con tres líneas de actuación principales: completar la línea de alta velocidad Lisboa-Madrid para 2030, el corredor Atlántico y el corredor Mediterráneo. Sin embargo, el acuerdo tenía carácter provisional hasta que el Pleno del Europarlamento logró en abril su aprobación con 565 votos a favor, 37 en contra y 29 abstenciones.

A pesar de salir adelante con una amplia mayoría, la negativa del Partido Popular ha tenido notable peso en la lucha por impedir este nuevo acuerdo. El ministro de Transportes y Movilidad Sostenible, Óscar Puente, que en diciembre celebraba el nuevo acuerdo, ha justificado ahora la negativa de los populares con “excusas y mentiras” a través de su cuenta de Twitter.

El motivo del “no” popular

Pese a que el Corredor del Mediterráneo haya constituido durante años uno de los temas clave en la política valenciana en gobiernos de izquierdas, como el último liderado por Ximo Puig, y también en los de derechas, desde el PP español han mostrado una postura firme en Europa de total rechazo a esta actualización de la RTE-E. El motivo principal señalado por los populares para justificar su postura está en el rechazo de varias enmiendas presentadas referentes a proyectos de Galicia y Andalucía. Entre ellos, figuran los retrasos en el tramo Vigo-Ourense de transporte ferroviario de mercancías; el mantenimiento del tramo El Ferrol-A Coruña y el tramo El Ferrol-Lugo-Monforte; el tramo Vigo-Oporto para pasajeros previsto para 2040; el tramo Sevilla-Huelva-Faro de pasajeros, no previsto para antes de 2050; y el tramo Granada-Motril. En esta línea, argumentan que su negativa no ponía en riesgo el Corredor Mediterráneo, pero solicitaban la misma atención para otros proyectos de diferentes autonomías que no se han tenido en cuenta en el plan aprobado.

No ha sido este el único argumento que ha justificado parte de los 37 votos en contra. Por parte de Izquierda Unida, que también ha rechazado el acuerdo, alegan que el plan significa “reforzar la liberalización en el sector y priorizar desde las instituciones europeas grandes infraestructuras utilizando fondos que deberían ir destinados a objetivos de cohesión más necesarios”.

En la misma línea se mantuvieron los diputados de Unidas Podemos, entre los que figura la valenciana Esther Sanz; Vox; y Sumar.

Puro servilismo con Feijóo

Poco tardaron en hacerse públicas las primeras reacciones de los partidos de la oposición, especialmente entre el socialismo valenciano, quien ha tenido como una de sus principales luchas, junto con el empresariado, la formalización de este proyecto.

Entre todos los reproches y acusaciones efectuados, el actual presidente de la Generalitat Valenciana, Carlos Mazón, fue objeto de la mayoría de las críticas. La delegada del Gobierno en la Comunitat Valenciana, Pilar Bernabé, se dirigió a él para acusar de actuar en favor de Alberto Núñez Feijóo y votar “en contra de los intereses de los valencianos” por “puro servilismo con Alberto Núñez Feijóo”. Además, hizo referencia también al sector empresarial: “Yo hoy solo tengo en mi cabeza a todo el empresariado valenciano que durante años ha estado luchando por conseguir que el Corredor Mediterráneo fuese una realidad”.

De igual manera, la portavoz socialista de Infraestructuras en Les Corts, María José Salvador, se dirigió también a los populares denunciando que su “no” es también un “no” a los intereses de los valencianos. “Dónde está el PP de la Comunidad Valenciana cuando toca defender los intereses de nuestra tierra”.

Objetivo 2050

Pese a la negativa del Partido Popular, la actualización de la RTE-T ya es una realidad. A partir de ahora, son tres las fechas clave para hcerlo efectivo. Por una parte, el plan establece que los ferrocarriles de la RTE-T esté electrificados, circulen a 100km/h en el caso de mercancías y atraviesen fronteras interiores de la UE en menos de 25 minutos a finales de 2030.

Por otra parte, para 2040 los trenes de pasajeros deberán tener como velocidad mínima 160km/h. Y, por último, en 2050 según el plan aprobado ya debería estar en pleno funcionamiento toda la estructura.