Vox es un partido de soflamas. De propaganda. Una organización que quiere atribuirse el sudor de los obreros como suyo. Que dice defender los intereses de los trabajadores cuando en realidad es un partido absolutamente sistémico y servil a los poderes económicos. Por mucho mensaje joseantoniano y una falsa mirada a cámara, Macarena Olona jamás se preocupará por las condiciones materiales de los currantes de la patria. Su partido, cada vez que ha tenido tiempo, les ha dado la espalda. Vox obedece al capital, no al obrero.

Votó en contra de la venta a pérdidas de los agricultores

A mediados de marzo de este año, el campo se echó a la calle por la agónica situación que vive. Pedían servicios sociales dignos, buenos planes educativos y de empleo. Las subidas del precio de la luz, los hidrocarburos y la inflación son aspectos determinantes que pueden condenarles a la miseria. Y junto a esos miles y miles de ganaderos y agricultores, estaba Vox. Ese partido capaz de disfrazarse de lo que haga falta para mimetizarse con su entorno. Como Mortadelo en una viñeta de Ibáñez.

Otra de las reclamaciones denunciada fue el bajo precio que se pagan por sus productos. También el cumplimiento estricto de Ley de la Cadena Alimentaria, que prohíbe la venta a pérdidas. Es decir, que no esté permitido la venta de un producto por debajo del precio de producción. Un aspecto clave para los trabajadores del campo y cuyo cumplimiento es una ayuda crucial para su desarrollo económico. Dicha ley fue aprobada en diciembre en el Congreso de los Diputados con los votos en contra de PP y, por supuesto, Vox. Ese partido tan preocupado por los intereses del campo: "Se trata de nuestra economía, de nuestra soberanía alimentaria, de nuestra manera de vivir que ha sido criminalizada", dijo Abascal de las protestas poco tiempo después de haber votado a favor de la precarización de los productos del campo.

Los aranceles de Trump al aceite

En 2020, la administración Trump llevó a cabo un cambio en sus aranceles para la llegada de productos procedentes de la Unión Europea. ¿Qué efecto tuvo para los agricultores andaluces, los aceituneros de Jaén, que Estados Unidos pusiera un 25% de aranceles a sus productos? ¿Qué posición sobre este hecho debe tener una persona que se preocupe por los intereses del campo español? Para Vox da igual. Antes están las políticas culturales e identitarias. Porque, ¿cuál ha sido el trato dado por el partido de Santiago Abascal a Trump, a pesar de sus aranceles al aceite? Es por todos conocidos la posición servil de Vox ante el populismo estadounidense y el fenómeno Trump. 

Rocío de Meer dejó claro cuál era su prioridad. En un tuit publicado el 3 de octubre de 2021, con los arancenles aprobados, mandó ánimos al magnate tras haber dado positivo en Covid-19: "Primero vencerá al virus. Después vencerá al Establishment". ¿Establishment? ¿No es establishment un presidente multimillonario del país más poderoso del mundo? ¿Puede haber algo más antipatriota que adorar a un líder político que provocó que el 70% del aceite de oliva de Andalucía desapareciera de los supermercados estadounidenses? Hasta ese momento, España era el segundo importador de aceite de oliva en Estados Unidos con compras que rodeaban las 115.000 toneladas, además de 5.000 toneladas de aceituna de mesa, lo que generaba un negocio de 650 millones de euros. Tras los aranceles, las importaciones cayeron un 80% y las de Túnez, entre otros, crecieron un 700%. Tras el cambio de liderazgo, la administración Biden decidió suspender durante cinco años los aranceles con la UE. Ni una palabra de Rocío de Meer. Tampoco de Vox. Ni de Solidaridad, su sindicato, autodefinido como "el único sindicato nacional que defiende a los trabajadores de España". 

Le Pen, modelo a seguir para Olona

Durante las elecciones de Francia celebradas a finales de abril, en plena noche electoral, pudimos ver a la candidata de Vox a presidir la Junta de Andalucía fotografiarse con Marine Le Pen. Macarena Olona y Jorge Buxadé, en plan groupis de la ultraderecha europea, posaron sonrientes con una persona cuyas políticas habrían sido fatales para el campo andaluz. Un hecho que fue recordado por el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en el Congreso de los Diputados en la Sesión de Control del Gobierno del 27 de abril.

De haber sido elegida la candidata a la que Vox dio su apoyo, se habrían prohibido las importaciones de alimentos que no se ajustaran a la normativa de producción de Francia. Se habría establecido que el 80% de los productos agrícolas servidos en el sector de restauración hubieran sido franceses. Le Pen quería convertir las importaciones en "una excepción". De hecho, Newtral recuerda que Reconstrucción Nacional también votó en el Parlamento Europeo una serie de medidas que perjudicaban al sector agrario español: "El partido de Le Pen se opuso a un conjunto de excepciones que protegían al sector de las frutas y hortalizas y al vitivinícola durante la crisis de la covid. Como recoge el registro de votaciones, los dos europarlamentarios de RN (Gilles Lebreton y Thierry Mariani) que participaron en la votación, lo hicieron en contra". 

Ese localismo nacionalista hubiera sido muy perjudicial para el campo español, entre otros. Ese campo que tanto defiende Macarena Olona con palabras. Solo con palabras. Porque, los hechos, demuestran más apoyo a Le Pen que a los trabajadores españoles. A Vox solo le importa la batalla cultural. Y son muy buenos en esa lucha. 

Criminalización de la inmigración

La Consejería de Presidencia de Andalucía publicó en septiembre de 2021 Estrategia andaluza para la Inmigración 2021-2025, un dossier que analiza las condiciones de los inmigrantes en la comunidad autónoma y define qué conjunto de políticas deben desarrollarse en aras de promover la integración de los extranjeros y la mejora de su situación en nuestro país. 

En primer lugar, es necesario dejar constancia de que los extranjeros suponen el 10,37% de la población andaluza y el nicho que peores condiciones laborales tiene. "La población extranjera en Andalucía presenta mayores tasas de actividad y empleo que la población con nacionalidad española", relata el informe. Es destacable también la brecha salarial entre españoles y extranjeros: "En el año 2018 se situaba en torno al 25%: la ganancia media anual por persona era de 22.138€ para las personas de nacionalidad española, y de 14.838€ para las extranjeras. Esta brecha salarial se amplía al 35% en el caso de los hombres y baja al 31% en el caso de las mujeres, siendo ésta aún mayor entre la población española y la población extranjera". Por otra parte, "un 95,1% de los nuevos contratos de trabajo firmados por personas extranjeras en Andalucía eran temporales, y sólo un 4,9% era indefinido". 

En los sectores donde más actividad inmigrante hay es en el agrícola y en la hostelería. En cuanto al primero, "hay más de 105.000 personas extranjeras trabajadoras (60.000 hombres y 45.000 mujeres)". Y eso son los que están dados de alta en la seguridad social. Otro tema interesante son los asentamientos de los temporeros extranjeros, lugares en los que los trabajadores se hacinan en pésimas condiciones de vida alrededor de los campos a labrar: "En los asentamientos, se ven afectadas por cuestiones como la infravivienda, la falta de higiene, salud y dificultades en el acceso a otros servicios", señala la Junta. En Almería hay 79 asentamientos (2.210 personas) y en Huelva, 30 (2,170 personas). 

Por tanto, de este informe podemos concluir que los inmigrantes suponen un amplio porcentaje de los trabajadores del campo andaluz. Que cobran menos, tienen contratos más precarios y viven en peores condiciones. Son clase trabajadora que se mancha las manos de tierra. Forman parte de la España que madruga y se embarra los pies. Trabajadores que con su mano de obra ayudan económicamente al país. Pero para Vox no son trabajadores. Son solo inmigrantes. Los Nadies.

Programa electoral en Andalucía

Desde ElPlural.com también hemos analizado el programa electoral de Vox para Andalucía. Entre sus propuestas podemos vislumbrar ciertas políticas cuyo objetivo no es ayudar a los trabajadores. ¿Es ayudar a los currantes disparar el gasto en asesores, como en Castilla y León? ¿Se pueden pagar unos servicios públicos de calidad con una bajada radical de impuestos? ¿Criminizalizar las ayudas públicas a los desfavorecidos y acusarles de vivir de subsidios? En resumen, ¿puede defender los intereses de Andalucía un partido que pretende acabar con la autonomía andaluza?

Vox ha demostrado en diferentes ocasiones cuál es su trinchera. Y está muy lejos de la de los trabajadores. Vox se abstuvo en la votación del Salario Mínimo Interprofesional y de la Reforma Laboral, y votó en contra de revalorizar las pensiones. Vox votó en contra de las prórrogas de los EREs, las ayudas extraordinarias a los autónomos y contra la ley Rider. Ha traicionado a los taxistas madrileños en favor de multinacionales extranjeras . Votó en Europa en contra de "garantizar que los trabajadores de la Unión estén protegidos por salarios mínimos adecuados que permitan vivir dignamente". Votó en contra de garantizar el suministro energético y de agua a familias vulnerables. De todo esto se puede dilucidar qué es Vox. Vox no es fascismo. Es un partido del sistema y de las élites. Que legisla contra la clase trabajadora, su enemigo. También el de Macarena Olona, una candidata que aparece en un debate electoral con una brillante cruz al cuello pero que agrede directamente a la Doctrina Social de la Iglesia y hace gala de una nula compasión por los desfavorecidos.