Dicen que los ojos son el reflejo del alma y que una imagen vale más que mil palabras. No había más que observar la mirada y el rostro de Pablo Iglesias para confirmar que poco ha gustado el discurso con el que Pedro Sánchez ha solicitado el apoyo del Congreso de los Diputados para ser investido presidente. El enfado en la bancada de Unidas Podemos es mayúsculo. El candidato a presidente del Gobierno ha tratado de ningunearlos obviando a los morados de su intervención y solicitando la abstención a Partido Popular y Ciudadanos. Sánchez e Iglesias se han lanzado dardos envenenados y bien afilados. El líder morado ha lamentado que su homólogo socialista les ha ofrecido un acuerdo para entrar en el Gobierno como “mero elemento decorativo”, ante lo que éste ha respondido llevando la negociación al límite: “Si no llegamos a un acuerdo, piénsese mucho votar con la ultraderecha”.

El secretario general de Podemos ha desvelado que “ustedes dijeron que jamás compartirían con nosotros los ministerios de Estado. Que en ningún ministerio que encabece el PSOE habría miembros de Podemos. Querían Interior, Defensa, Exteriores, Economía… Les dijimos que querríamos alguna competencia de Hacienda para poder aplicar nuestras políticas y nos dijeron que no. Que ninguna competencia en Trabajo, ninguna en Igualdad, ninguna en Transición Ecológica, ninguna en Ciencia… Explique qué nos han ofrecido ustedes a ver si es verdad que no son elementos decorativos”.

“Somos una fuerza política joven, pero no nos vamos a dejar pisotear ni humillar por nadie”, ha espetado.

Por su parte, Sánchez ha agitado el fantasma de la repetición electoral pronunciando en varias ocasiones la alocución “si finalmente no llegamos a un acuerdo…”. El candidato a presidente ha terminado la frase ofreciendo a los morados un acuerdo de Legislatura, al tiempo que aquejado que “no me parece serio” que se hable de “elementos decorativos en el Gobierno”.

La cara de Iglesias, el poema de la investidura

Pedro Sánchez ha despachado a Pablo Iglesias en apenas 20 segundos al término de un discurso que ha durado dos horas y se ha limitado a pedirle sumar experiencias porque “se nos pide unir fuerzas”. Hasta Pablo Casado ha exhibido su sorpresa: “No se ha referido ni a Podemos ni a los independentistas”, ha dicho, y ha apuntillado que “es muy difícil dar una réplica porque se ha guardado todas las cartas en la manga. Tendremos que esperar a escuchar a Pablo Iglesias y Gabriel Rufián”.

El discurso de Sánchez ha durado dos horas, y sin embargo, el líder morado, callado y sentado en su sillón del hemiciclo ha dicho mucho más sobre la formación de Gobierno sin abrir la boca ni articular palabra. Su faz era un poema. El cabreo era palpable. Era tan evidente que no ha necesitado ni explicarlo durante su turno.

Con un tono calmado pero incisivo, Iglesias ha denunciado que la primera propuesta de Sánchez haya sido un pacto de Estado “no para blindar las pensiones ni para garantizar el empleo digno. Ha propuesto al PP reformar el artículo 99 de la Constitución. Esto me ha llamado la atención. Quiere que una fuerza con menos d aun 30% de votos forme Gobierno sin buscar el acuerdo con nadie. Somos una democracia parlamentaria. Para ser usted constitucionalista es llamativo que proponga una reforma que borra de un plumazo nuestro modelo democrático”.

Iglesias ha calificado de “triquiñuela” la iniciativa y ha pedido al presidente en funciones que si lo que quiere es un Gobierno de partido único “disimúlelo un poco porque como estrategia de negociación no es lo más sensato”. En este punto, el líder morado ha pronunciado unas palabras que, sin subir los decibelios de la Cámara, ha retumbado en todo el hemiciclo: “Usted insiste en pedirle la abstención a PP y a Ciudadanos. Le pido por favor que no se la pida también a Vox”.

“El problema es que lo que usted desea es ser presidente a toda costa y no importa si las abstenciones vienen de PP, Ciudadanos o de Bildu. Hay mucha gente que va a pensar que lo prioritario para usted es el poder y no un programa de izquierda”, ha esperado Iglesias.

 A su juicio, el PSOE ha ido poniendo excusa tras excusa para no formar un Ejecutivo de coalición y con el último movimiento, el paso atrás de el vetado Iglesias, “les sorprendió” y “se han quedado sin ninguna excusa”.

“Necesitamos competencias en responsabilidades de Gobierno para llegar a un acuerdo. Se lo tengo que decir con toda la claridad. No nos propongan ser un mero decorado en su Gobierno porque no lo podemos aceptar”, ha sentenciado el secretario general de Podemos.

Sánchez, por su parte, se ha limitado a justificar que “no renuncio al entendimiento con Unidas Podemos” y que pedir la abstención de las derechas “no significa que yo esté pasando con ellos”.

Podemos no da por rotos los contactos

A pesar de que Sánchez ha tensado hasta límites insospechados la negociación, en Podemos no dan por rotas las negociaciones y esperan lograr un acuerdo de cara a la votación del próximo jueves 25.

Fuentes de Podemos han explicado en los pasillos del Congreso que “si no cambia nada no votaremos ‘sí’ a Sánchez”, matizando que “no damos por rotas las negociaciones”. Asimismo, han señalado que “el único obstáculo era iglesias y ha dado un paso a un lado”, pero “ahora nos encontramos con que tampoco es suficiente”. “La oferta del PSOE es mantener la misma estructura ministerial, 17 ministerios, y todos para ellos”.

Estaba hecho, pero…

A primera hora de la mañana de este lunes, horas antes del inicio de la sesión de investidura, fuentes de Podemos indicaban que “estaba hecho” y que Sánchez saldría investido presidente el jueves, en segunda votación. Incluso, se barajaba el nombre de Pablo Echenique como miembro del futuro Consejo de Ministros. Pero las negociaciones se han encallado. Los morados entienden que las responsabilidades cedidas por los socialistas no les permiten perpetrar políticas con su sello y no serían más que meros figurantes. Sin embargo, a medida que ha avanzado la sesión plenaria, se han producido más y más asperezas que limar. Y Rafa Mayoral ya ha advertido: “Solo tenemos dos mejillas”.

Con todo, Podemos no ha sido la formación que peor parada ha salido del discurso de Sánchez, El candidato ha maltratado a otro de sus potenciales socios que se espera que le catapulten en dirección a La Moncloa. Sánchez no solo no ha hecho ni un solo guiño a ERC, sino que ni tan siquiera ha mentado el conflicto en Cataluña. Incluso ha dedicado más tiempo a hablar de Venezuela o China que al desafío soberanista.

Fuentes de ERC consultadas por ElPlural.com expresaban a primera hora de la mañana de este lunes sus dudas: “Esperamos que no la pifie con su discurso”. Y al parecer, lo ha hecho. Las mismas fuentes han calificado de “lamentable” la intervención de Sánchez y, públicamente, Rufián lo ha tildado de “negligente”. En cualquier caso, según ha podido saber este periódico, en ERC “no votaremos ‘no’” si finalmente hay un acuerdo entre PSOE y Podemos. Ambos partidos tienen hasta el jueves para lograrlo.