Este viernes, con motivo de la Fiesta Nacional, el flamante nuevo líder del Partido Popular, Pablo Casado mantuvo una conversación informal con los periodistas en la recepción del Palacio Real. En ese encuentro, el popular aseguró, entre muchas cosas, no sentirse preocupado por la irrupción en el tablero político de Vox. 

Durante las primarias del PP, en las que finalmente Casado se impuso a Soraya Sáenz de Santamaría, buena parte del discurso de éste se basó en manifestar que quería recuperar la confianza en esos votantes que se habían marchado a la formación que lidera Santiago Abascal. 

Consciente o no, y aunque pueda parecer ilógico, esta clase de afirmaciones, lejos de hacer daño al partido de la extrema derecha, lo hace más y más fuerte. Y es que, buena parte del ascenso de Vox, que la semana pasado exhibió músculo en Madrid al lograr reunir a más de 10.000 personas en el palacio de Vistalegre, se debe a Pablo Casado. 

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Con su discurso, Casado ha legitimado el discurso de una formación que en el último CIS ya aparecía fuera de la categoría de "otros" y con una estimación de voto del 1,5% que le permitiría irrumpir en el Congreso con un diputado. El propio Santiago Abascal, reconocía esta paradoja recientemente en el periódico El País: "Lo que ha hecho Casado es legitimar nuestro discurso ante una parte muy importante del electorado, y luego se ha retirado de las posiciones que iba a defender”.

De 15 afiliados diarios, a 50

En términos cuantitativos, este hecho se ve aún más claro. Vox empezó a subir en las encuestas en el otoño pasado, coincidiendo con el 1 de octubre y todo el conflicto catalán. A partir de entonces se mantuvieron en una cuota de 15 afiliados diarios. Pero llegó la moción de censura del PSOE, la renuncia de Rajoy, las primarias del PP y finalmente la victoria de Casado. Y desde ese momento el proceso de afiliación se disparó hasta los 50 afiliados diarios.

Pero Casado no solo ha legitimado el discurso de Vox, sino que lo ha dado a conocer. La formación de la extrema derecha, al igual que otros partidos políticos de derechas, tenía falta de notoriedad y se encontraba bajo la sombra de PP y Ciudadanos. Por ello, no extraña que su ascenso en las encuestas se haya producido al mismo tiempo que azules y naranjas bajaban. Como dijo el gran Dalí "que hablen bien o mal, lo importante es que hablen de mí".