El luxemburgués Jean-Claude Juncker es, en apariencia, un hombre muy serio, pero ha protagonizado algunos de los momentos más surrealistas de la muy correcta Bruselas. Abandonar una rueda de prensa porque lleva un zapato de cada color, saludar al primer ministro húngaro con un "aquí viene el dictador", besar calvas de diferentes ministros de la Unión, saludar con bofetadas o mostrar evidentes dificultades para mantenerse erguido en una reunión de la OTAN. 

El pasado viernes, antes de enfrentarse a una iracunda Theresa May, que le acusaba de llamarle "nebulosa", entró al Consejo Europeo saludando a una funcionaria de una manera, cuanto menos, poco ortodoxa, sacudiendo su pelo ante la incredulidad de la mujer, cuyo gesto de incomodidad pudo ser captado por las cámaras de Rupty-Russia Today

Poco después, la primera ministra brtiánica mantuvo con él lo que posteriormente calificó de "discusión enérgica". May se refería así al momento en que se ha encarado con Juncker para recriminarle que en una rueda de prensa el jueves usara la palabra "nebulosa" para describir a May, algo que el jefe del Ejecutivo comunitario ha negado a la 'premier' cuando ésta se ha dirigido a él con gesto serio.

"El resultado de esto ha sido la claridad de que cuando dijo esta frase en particular se refería al nivel general del debate (en Reino Unido)", ha zanjado la mandataria británica. Juncker, por su parte, ha recordado que sus palabras se enmarcaban en un contexto en el que calificaba el clima general del debate en Reino Unido y no a May en particular.

Tras aclarar la situación ambos se han "besado", ha asegurado Juncker. "Es una mujer de gran valentía, está haciendo su trabajo de la mejor forma posible. Estoy apoyando el modo que está tratando esta cuestión", ha añadido el presidente comunitario.