Llega septiembre y con él la vuelta al trabajo para la mayoría de los españoles tras las vacaciones de verano. Quienes también vuelven -aunque parezca que nunca se han ido- son los representantes políticos y, más concretamente, la actividad legislativa y parlamentaria. Esta semana se retoma un nuevo curso político en nuestro país y no parece que nada vaya a cambiar, al menos para mejor, de lo que ya se vivió antes del parón estival.

Los partidos tienen delante todo un año de legislatura que se espera convulsa tanto a nivel externo como interno. Ninguna se libra de tener que enfrentar cuestiones orgánicas, estratégicas y electorales de peso. Si el cierre del pasado mes de julio fue complicado, con la reforma del Poder Judicial, el techo de gasto o la Ley de Extranjería en el centro, ahora todas las formaciones tienen unos retos y oportunidades en su vuelta al cole.

Comienza un nuevo curso político

La Operación Regreso de las vacaciones de verano ha pillado en carretera a las formaciones políticas, que se enfrentan esta primera semana de septiembre a la vuelta a la actividad. De hecho, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, va a abrir este nuevo curso político este miércoles día 4 con una conferencia en el Instituto Cervantes de Madrid. A partir de esa jornada, el caos parlamentario y los tiras y afloja amenazan con volver.

Mucho trabajo tiene por delante el PSOE, tanto como formación como Ejecutivo. En la mira del cuartel general de los socialistas está la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado (PGE) del próximo año 2025, el reparto de migrantes o la puesta en marcha del esperado acelerón legislativo con el plan de regeneración democrática que ya presentó a grandes rasgos el pasado mes de julio. Para ninguno de estos asuntos lo tiene fácil.

Mientras en las cuentas nacionales tiene como principal retractor a Junts per Catalunya, que se unió a las negativas tanto del PP como de Vox en la senda de déficit y deuda pública, con la migración la polémica está servida. Y es que la derecha pide más recursos al Estado para acogerlos y los socios acusan a Sánchez de adoptar los postulados de la ultraderecha, sobre todo tras su viaje por África. Cabe destacar que los de Carles Puigdemont han anunciado palos en las ruedas esta legislatura dado que "no son socios" de nada.

En la tercera está la complicación en la solicitada derogación de la llamada ley mordaza, que partidos como ERC y EH Bildu exigen, Yolanda Díaz anunció a bombo y platillo, y los socialistas matizaron. Entre tanto, todavía falta concretar el documento en sí que se va a votar en la Cámara Baja. Pero también está en agenda la finalización de los procesos judiciales en torno a Begoña Gómez, la mujer de Sánchez, así como capear la ruptura evidenciada con José Luis Ábalos.

Sin embargo, los de Ferraz buscan capitanear cambios estructurales en la política nacional, como puede ser el acuerdo alcanzado con Mauritania, Gambia y Senegal para atajar la inmigración ilegal, la lucha contra el odio y el acoso en las redes sociales o evidenciar la alianza entre los de Alberto Núñez Feijóo con los de Santiago Abascal en la campaña de acoso y derribo basado en presuntas fake news contra la familia del presidente del Gobierno. Todo ello con la promesa de convertir la vivienda en el quinto pilar del Estado del Bienestar y paliar los elevados precios.

Sumar y Podemos buscan sus caminos

Tampoco se salva de grandes desafíos su socio en Moncloa, Sumar, que tiene que afrontar un debate mucho más interno que retome el camino de un proyecto desdibujado en el tiempo. Han pasado de estar capitaneados por el factor determinante de Yolanda Díaz a cambiar la pregunta del qué hacemos para España desde el Ejecutivo al quiénes somos y hacia dónde vamos. Eso sin tener una cabeza visible del proyecto aunque sin desligarse del todo de la ministra de Trabajo y vicepresidenta segunda, que mantiene el perfil legislativo de la formación.

Los fucsias tienen previsto celebrar un cónclave este otoño para crear de nuevo el espacio de coalición que les ha llevado hasta el Consejo de Ministros pero que ha sufrido un batacazo electoral tras otro en los últimos meses. En esta cita tendrán que establecer los códigos internos de todas las fuerzas y buscar su hueco a la izquierda del PSOE, que ha logrado liderar prácticamente todas las batallas ideológicas en lo que llevamos de legislatura. De hecho, están preparando su vuelta para dejar atrás el ostracismo legislativo.

Tampoco lo han puesto fácil, ya que han elevado constantes críticas a cuestiones de Gobierno, desde lo más reciente por la devolución de migrantes irregulares a la vivienda. "Seguir las mismas recetas en migración que la derecha es un fracaso y un error. Nuestras políticas tienen que ser de acogida y de solidaridad, no de deportaciones masivas", ha sostenido al respecto Díaz, quien días antes aseguró que "la transformación del país pendiente empieza por garantizar alquileres dignos y bajar precios". 

A su izquierda no están mucho mejor. Podemos ha pasado de estar en el Ejecutivo a sentarse en el Grupo Mixto, lo que lleva a los morados a tener que acometer un debate interno profundo para analizar su situación. Cabe destacar que los de Ione Belarra se han unido a Junts en la Diputación Permanente, saliéndose con ellos del llamado bloque de investidura. El punto de inflexión fueron las pasadas elecciones europeas, en las que sacaron dos peleados escaños con una relanzada Irene Montero.

El independentismo y la derecha, a la batalla

En el otro espectro del Hemiciclo están las derechas y los independentismos, donde la lucha por el voto y la ideología está en alza. Es el caso del Partido Popular y Vox, que parecen pelear por quedarse con la batalla cultural en asuntos como la migración. Por ahora, Génova previsiblemente celebrará una reunión con los barones para fijar las líneas a seguir ante el contexto actual y llevar a cabo una oposición unánime desde los territorios. Para ello van a tirar precisamente de la acogida de inmigrantes en las regiones gobernadas por el signo azul.

Sus -hasta hace unos meses- socios en varias administraciones regiones no se van a quedar atrás. En su caso, todo parece apuntar que buscarán capitalizar la postura contraria contra la migración habida cuenta del endurecimiento del tono de los de Feijóo al respecto. Con ello también intentarán tumbar las opciones que pueda tener su escisión Se Acabó La Fiesta, de Alvise Pérez, y abordar la posible ruptura con el PP en los Ayuntamientos tras hacerlo en las comunidades. Todo ello mientras insisten en la judicialización de ciertos casos políticos al tiempo que se desangran internamente.

Por su parte, el independentismo se encuentra actualmente en un brete. Tanto Esquerra Republicana como Junts tiene a la vista la celebración de sus congresos nacionales para lograr reflotar su proyecto nacionalista como su máxima prioridad. La previsión es que lo intenten llevar a cabo con el impulso de liderazgos renovados, lejos de viejas glorias que amenazan con volver, sobre todo atendiendo a las caídas en las últimas elecciones. Perder la Generalidad de Catalunya ha sido un duro golpe mientras Puigdemont continúa a la espera de resolver su amnistía.