La relación entre el líder del PP, Pablo Casado, y la portavoz parlamentaria del PP, Cayetana Álvarez de Toledo, ha ido en deterioro desde el pasado enero. La gota que colmó el vaso para sostener que la dirigente era “incompatible” llegó con la crítica de la salida del rey Juan Carlos I.

En una entrevista de El País, la portavoz del PP del Congreso calificó de “error” la decisión sobre la salida del Emérito, a quien pidió explicaciones. En ese momento, Casado tildó de "inadmisible" que desde el PP se haga una crítica a los monarcas. “No voy a permitir que ningún portavoz del PP critique o pida explicaciones al Rey”, advirtió el dirigente del PP a Álvarez de Toledo.

Esta no es la primera vez que la dirigente va en contra de su partido. El domingo por la tarde, mientras la portavoz estaba de vacaciones, recibió una llamada de Casado en la que le citaba un día después, en Madrid. El fin se acercaba. Según las declaraciones de fuentes cercanas del partido que recoge El Independiente, Casado “quiso escucharla para conocer su planteamiento” acerca de sus últimas declaraciones, alejadas del argumentario de la formación. Así pues, se dio cuenta de que “no era compatible con el puesto de la portavocía del Congreso” y le comentó su destitución tras el cese de Gabriel Elorriaga, apuesta propia de Álvarez de Toledo como jefe de asesoría parlamentaria. De hecho, la dirigente se aventuró y dijo que, si Elorriaga se marchaba, también lo haría ella.

Este cese tan solo era una estrategia de presión contra la dirigente para que se marchase por voluntad propia, evitando así que Casado culminase su despido, sentenciaban fuentes del entorno de Álvarez de Toledo. “Si no se va, se le va a invitar a irse”, explicaron desde Génova.

“La situación era insostenible”, añgregaron las citadas fuentes, aunque esta decisión no se tomó de la noche a la mañana ni por “presiones” de algunos componentes del partido como especulaban, sino por “decisión propia” de Pablo Casado. Igual que, en su momento, el líder del partido conservador confió en ella para este puesto, tras las negativas de muchos dirigentes - que por entonces no iban mal encaminados - ahora no considera que sea apta para este puesto.

La relación entre ambos empezó a resquebrajarse a principios de enero, antes del estallido de la pandemia del coronavirus, comentan varias fuentes solventes. Su actitud y sus declaraciones tan polémicas, alejadas de la estrategia popular, le han llevado a cavar su tumba.

Por aquel entonces, se negociaba la investidura de Pedro Sánchez, por lo que el problema en Génova fue aumentando cada vez más. Un tema que, a día de hoy sigue generando controversia dentro del PP: la propuesta de pactar un Gobierno de concentración entre PSOE, PP y Ciudadanos. Un tema que, Álvarez de Toledo decidió llevar por libre e ir en contra de la dirección del partido, hablando de “resistencia” y de “reagrupación constituciones" en parte de las intervenciones públicas. Asimismo, alentaba tres “alternativas” en el país: un Gobierno “de sedición”, un Gobierno “de concentración” o “terceras elecciones”.

Unas propuestas que no sentaron nada bien a Casado. De hecho, tuvo que desacreditar a la portavoz de forma pública en el Congreso de los Diputados. A partir de aquí, los desencuentros dentro del partido eran latentes y la confianza caía en picado.

Desacreditación de Álvarez de Toledo a Cuca Gamarra

Desde ese momento, la relación dentro del partido del PP fue a peor. Álvarez de Toledo estaba cada vez más aislada. Los barones autonómicos relacionados al sector moderado comenzaron a censurar las actitudes de la ya exportavoz, amén de la polémica con el secretario general y mano derecha de Pablo Casado, Teodoro García Egea, con quien la dirigente tuvo un encontronazo.

Según círculos próximos a Cayetana Álvarez de Toledo, García Egea “intentó cargarse a Cayetana” promoviendo una “operación de mobbing”. Estas fuentes consideraban que el secretario general impulsó una campaña de desgaste para echar a la dirigente. Asimismo, personas del entorno añadieron que “se está fomentando una campaña de acoso y derribo contra la portavoz”.

Sin duda, los ideales de Álvarez de Toledo y la línea del partido se distancian por momentos en muchos temas, y el feminismo no iba a ser menos. En su momento, la portavoz del Congreso del PP desautorizó, de manera pública, a la que sería su sustituta, Cuca Gamarra en relación a la manifestación del 8-M.

Gamarra, exvicepresidenta Política Social del PP, se declaró “feminista”, y recalcó la posición oficial del partido contando con su presencia en la marcha de Madrid del 8-M. Sin embargo, Cayetana Álvarez de Toledo deshizo toda declaración y rechazó participar durante este día, porque “las mujeres no somos bloques monolíticos” y, según ella, el 8-M es “una protesta enfadad y pesimista contra una presunta violencia contra mujeres” que “no existe”.

Casado no aguanta más

Las constantes polémicas de Cayetana Álvarez de Toledo ponían en el punto de mira al partido del PP. Según recoge el periódico, desde Génova empezaron a quejarse de que “encadenó movimientos en los que llegó a tensarse la cuerda, y no se puede vivir echando un pulso constante a la dirección. Casado no puede admitir pulsos. Su principal labor es la de mantener la unidad del partido”.

Uno de los temas que han culminado en la destitución de Álvarez de Toledo, surgió en la sesión de control en que desvió la estrategia del partido, dirigida a cercar a Fernando Grande-Marlaska por la destitución de Pérez de los Cobos. La dirigente criticó a Pablo Iglesias, líder de Unidas Podemos, por ser “hijo de un terrorista”.  De nuevo, Pablo Casado tuvo que sacar la cara, y defendió a la portavoz del PP para rebajar los rumores de su destitución. “A todos los partidos les gustaría tener a Cayetana de portavoz”, dijo el líder del PP, y añadió que es una “mujer libre” y con “valentía”. Unas cualidades que han destrozado la relación entre ambos.

Sin embargo, no todos iban a ser detractores. Cayetana Álvarez de Toledo cuenta con el apoyo de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso. Así lo hizo saber tras las últimas conversaciones con los medios de comunicación. La presidenta de la comunidad dijo que había estado “maravillosa” en una entrevista con el diario El País.  

La despedida

Sin duda, la confianza con los miembros del partido está perdida. En un primer momento, se iba a proceder a su destitución, cuando menos impacto mediático hay. Según fuentes del entorno de Álvarez de Toledo, la primera maniobra para echar a la dirigente fue el despido de Gabriel Elorriaga, jefe de asesoría parlamentaria.

La decisión era irrevocable. Solo faltaba decidir quién sería su sustituta. Sin embargo, como informó El Independiente, tres motivos precipitaron esta sentencia después de que El País publicara una entrevista de la portavoz.

El pasado domingo, El País publicó una entrevista de Cayetana Álvarez de Toledo donde criticaba a Juan Carlos I. Unas declaraciones que no gustaron nada al Partido Popular. En ella la portavoz cuestionó la salida del Emérito y censuró que no se sometiese al “escrutinio” de la justicia y de los españoles. Por el contrario, la semana anterior, el presidente del partido concedió una entrevista al diario ABC aduciendo todo lo contrario y alabando el “magnifico legado” del Rey.  

El segundo motivo vino con las declaraciones sobre el cese de Gabriel Elorriaga, afirmando que “hubo una invasión de competencias” en una decisión. Asimismo, comentaba que le correspondía a ella como portavoz y exigía más “autonomía”. Ante esto, según declaraciones de la dirección recogidas por El Independiente, "el presidente intentó explicarle que el Grupo Parlamentario debe estar al servicio del partido, y no al revés”.

El último comentario que culminó esta decisión, fue la petición para la creación de un Gobierno de concentración, teniendo en cuenta que el partido no comparte esta estrategia, ya que no quieren pactar con Sánchez.

Sin duda, a Cayetana Álvarez de Toledo le falta apoyos y le sobran detractores. Los barones del Partido Popular consideran que su papel no tiene beneficio para la formación, sino todo lo contrario. Asimismo, creen que los ideales de la portavoz no van en concordancia con las del partido, por lo que entienden que está dañando la imagen del Partido Popular.