Con el cese de Cayetana Álvarez de Toledo como portavoz del PP en el Congreso de los Diputados, esta vez sí, Pablo Casado, merece un aplauso. Con esta decisión, el hemiciclo pierde intensidad en el espectáculo, que ya era hora, y esperemos que gane en serenidad. La crispación que introducía la pupila de José María Aznar rebasaba cualquier otro intento, y como Ícaro quemó sus alas.

Nos queda, sin embargo, el diputado Teodoro García Egea, secretario general del PP y parte interesada en la destitución de Álvarez de Toledo con quien competía en agrias descalificaciones al gobierno de Pedro Sánchez. Éste y otros barones populares como Alfonso Fernández Mañueco, presidente de Castilla y León, o Juan Manuel Moreno, presidente de la Junta de Andalucía, han clamado en la sede central de Génova contra las inconveniencias de Cayetana, que ha repartido mandobles dentro y fuera del Congreso. Y no digamos, Alberto Núñez Feijóo que le puso la proa cuando intentó interferir en la manera de hacer política en Galicia.

Ellos han sido los ganadores. Un triunfo que la destituida portavoz y diputada por Barcelona, le ha puesto en bandeja. Con su lengua larga criticó a sus compañeros de Euskadi, acusándolos de mantener una posición tibia respecto al nacionalismo. Le contestó indignado Borja Sémper, portavoz del PP en el Parlamento de Euskadi muchos años y presidente del PP de Guipúzcoa, no dudó en encararse con ella: “Mientras algunas caminaban sobre mullidas moquetas, otros nos jugábamos la vida defendiendo la Constitución".

Al conocer su destitución, Cayetana se plantó en la Carrera de San Jerónimo en donde improvisó una rueda de prensa. Ante los periodistas no ahorró reproches al presidente de su partido: “El señor Casado considera que mi concepción de la libertad es incompatible con su autoridad. Es una visión de su autoridad que no comparto". Una decisión que consideró "perjudicial para el grupo parlamentario, para el PP y para una España fuerte, adulta, moderna y de ciudadanos libres e iguales".

Opinión en la que coincidía este martes el editorial de ABC que se preocupaba porque para los votantes huidos del PP hacia Vox, que simpatizan con el estilo de la ex portavoz, su relevo puede suponer una renuncia a recuperar esos antiguos votantes lo que, al parecer, pretendía Casado cuando la nombró.

Entre las razones que han precipitado este cese, Álvarez de Toledo citaba la negativa del partido de costear el recurso ante el Tribunal Constitucional para que el diario de sesiones del Congreso recoja la frase que ella pronunció, llamando “hijo de terrorista” al vicepresidente Pablo Iglesias y que la presidente de la Cámara, Meritxell Batet, no permitió que se incluyera en el diario de sesiones. También se descolgó de la posición oficial del PP sobre el rey emérito: “La marcha de Juan Carlos fue un error; debió dar explicaciones”.

En la mitología griega, Ícaro, utilizando unas alas de cera, se acercó tanto al sol que el calor las derritió y cayó al mar. Como Ícaro, Cayetana se creyó imbatible y quiso volar más alto que su propio presidente. No tuvo en cuenta que la soberbia y la insolencia tienen un recorrido muy corto. Quemó sus alas.