MAYO DEL 68 Y 15-M
Ambos tienen una clara diferencia, y no menor. Es muy significativa. La primera se produce en París y la segunda, 43 años después, en Madrid. Francia ha sido siempre el embrión de las grandes revoluciones que han hecho cambiar el rumbo de la historia. En aquellos años era impensable que un movimiento de esa fuerza se originase en Madrid. Era imposible. Afortunadamente ya se producen aquí movimientos que pueden exportarse como corriente de pensamiento.

Algo tienen en común. Como todos los movimientos reivindicativos. Surgen siempre como consecuencia de un descontento. Se trata de problemas que se han ido incubando durante muchos años, en una sociedad que parecía dormida, que parecía conformista. Pero que un día se despierta, diciendo hasta aquí ha llegado.

Y común también, el rechazo que surge desde determinados sectores conservadores que tienen miedo a que cambien los modelos de comportamiento. Yo me atrevería a calificarlos de involucionistas. No quieren que se derribe el chiringuito porque les va muy bien, y temen que vengan los progres, y terminen con una sociedad de privilegios, o al menos que cambien sus acomodadas costumbres.

Limitándonos al 15-M, del que no sabemos aún las consecuencias y la influencia que va a tener en el diseño de una sociedad futura. Para que tenga éxito tienen que estar muy bien ideados el contenido y la forma. Hasta donde sabemos el contenido es tan justificado que puede ser asumido por una inmensa sociedad descontenta.

Pero lo que no sería admisible, es derrumbar los principios de la democracia que tanto trabajo y adversidades nos ha costado imponer. Mejorar la calidad de la democracia, sí, y mucho. Pero sustituirla por un régimen asambleario, no. Eso sería retroceder.
En cuanto a la violencia que se está introduciendo en las manifestaciones sería un suicidio para los organizadores. Aunque tengo el temor, de que se trate de alborotadores profesionales; o peor aún, de una estrategia procedente de esos mismos sectores que aspiran a que el movimiento no prospere.

De todas formas yo espero de los partidos progresistas, que presten mucha atención a estas reivindicaciones y estudien la fórmula adecuada para atenderlas. Tenemos que defender la democracia, pero tenemos que corregir muchas cosas.

Julio García-Casarrubios Sainz.Valdepeñas, Ciudad Real