Mariano Rajoy no ha renunciado a los privilegios propios de su condición de expresidente del Gobierno y, de hecho, ya los ha pedido, según Maldito Bulo, que se ha encargado de confirmarlo, según explica, gracias a una petición de acceso a la información pública a través de la ley de transparencia.

Maldito Bulo, que se ocupa de desutorizar las noticias falsas, desmiente así afirmaciones hechas por algunos usuarios en la red social Twitter, que habían afirmado que el expresidente del PP renunció a su dotación como expresidente del Gobierno. Según afirma el portal, ningún exmandatario español ha rechazado las rerrogativas recogidas en el Estatuto del expresidente.

Coche con conductor, oficina, escolta...

¿Y en qué consisten esos privilegios? El Real Decreto 405/1992 permite que todos los expresidentes del Gobierno de España tengan acceso a dos empleos de libre designación a su servicio, una dotación para gastos de oficina, un coche oficial con conductor incorporado y la posibilidad de acceder de forma libre y gratuita a transportes terrestres, marítimos y áereos del Estado, y una escolta designada por el Ministerio del Interior.

 


Según recuerda Maldito Bulo, los expresidentes no tienen derecho a un sueldo vitalicio, pero sí en el caso de que, una vez haya finalizado su mandato, se integren en el Consejo de Estado. Sí tienen derecho a una indemnización en torno al 80% que estará activo hasta 24 meses después de abandonar su cargo, pero que no será compatible con otro sueldo percibido tanto en empresa pública como privada.

Un sueldo que supera con creces el de presidente del Gobierno

Felipe González no formó parte del Consejo de Estado, José María Aznar lo hizo por poco tiempo y José Luis Rodríguez Zapatero fue miembro hasta 2015, cuando fue fichado por una ONG alemana. En el caso de Mariano Rajoy, no mostró interés por ingresar en ese órgano ya que optó por volver a su puesto de registrador de la propiedad, lo que le obligó a renunciar al 80% de su sueldo durante 24 meses, ya que, según contempla la ley, tiene garantizado otro salario, que, por cierto, supera con creces lo que percibía al frente del Gobierno.