Llegados a la última recta del estado de alarma, España consigue atisbar el final del camino, tras sufrir su crisis más grave desde la Guerra Civil. De hecho, tal y como ha confirmado el ministro de Sanidad, Salvador Illa, a partir del domingo 21 de junio se podrá circular con libertad por todo el territorio español al decaer el estado de alarma, independientemente de que para entonces pueda haber zonas como la Comunidad de Madrid, el área metropolitana de Barcelona o provincias castellanoleoneses que no hayan culminado todas las fases del plan de desescalada. Algo inimaginable hace unas pocas semanas.

Durante la última semana, el Congreso de los Diputados aprobó, con la única abstención de Vox, el Ingreso Mínimo Vital. Tanto el vicepresidente segundo de Derechos Sociales y Agenda 2030, Pablo Iglesias, como el ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá, defendieron conjuntamente la ley, definida como "la mejor vacuna" frente a "los discursos del odio" y el "clima de crispación" política que, a su juicio, existe en la actualidad en medio de la crisis sanitaria generada por el Covid-19. Un mensaje directo para la ultraderecha, la cual se convirtió en el único grupo en no votar a favor de una ley que servirá para ayudar a miles de familiar en situación de exclusión. 

Vox ha tratado de ensuciar una histórica ley; aludiendo al término "paguita" y vertiendo después su discurso xenófobo en una llamada a los ciudadanos africanos para que no vengan a España en una surrealista comparecencia de Espinosa de los Monteros en francés e inglés. Una demostración insultante, sin ningún argumento coherente, ya que un inmigrante en situación irregular no puede solicitar una ayuda estatal. Ni el Ingreso Mínimo Vital ni ninguna. Santiago Abascal, por ejemplo, aseguró que con esta ley Sánchez está "fomentando la invasión". Por su parte, Jorge Buxadé catalogó el IMV como "efecto llamada en los países del Magreb de forma masiva". ¿Por qué finalmente acabaron absteniéndose tras los citados ataques?

A pesar de la evolución positiva que está experimentando el país, las consecuencias, tanto sociales como políticas y económicas, son devastadoras. Según un estudio de la OCU, un 74% de los hogares españoles ha sufrido pérdidas económicas por el impacto del Covid-19, con una pérdida media de 1.715 euros por hogar. Por otro lado, la encuesta muestra que el 10% presenta serias dificultades para llegar a fin de mes. Además, la deuda de las administraciones públicas ha crecido en el primer trimestre hasta el máximo histórico de 1.224.161 millones de euros, alcanzando el 98,9% del PIB

En este contexto, las empresas demoscópicas continúan publicando sus estudios y la gran mayoría coincide en la victoria de Pedro Sánchez en unas hipotéticas elecciones.  A pesar de que ciertas encuestas avanzan un adelanto del Partido Popular en número de escaños, la mayor parte de las publicaciones continúa dando como ganador al PSOE, y, en numerosas ocasiones, con una gran ventaja. De esta manera, ElPlural.com publica su estudio tras analizar los resultados de las publicaciones de Simple Lógica, Celeste Tel para eldiario.es, Sociométrica para El Español y la última madre de todas las encuestas del pasado 30 de mayo.

Intención de voto

Tal y como refleja la madre de todas las encuestas de este 30 de mayo, en caso de haber elecciones Pedro Sánchez las ganaría con el 27,5% de los votos. A pesar del desgaste que ha supuesto el coronavirus en la estabilidad política nacional, el PSOE tan solo perdería medio punto con respecto a los comicios del 10 de noviembre de 2019.

En segunda posición quedaría el Partido Popular de Pablo Casado, el cual obtendría el 23,2% de los votos. Una mejora considerable respecto al 10N, cuando consiguió el 20,82%. 

A continuación, tanto Santiago Abascal como Pablo Iglesias empeorarían sus resultados. La ultraderecha debería conformarse con el 14,8% de los votos y Unidas Podemos con el 11,6%. Finalmente, Inés Arrimadas conseguiría cambiar la cara de Ciudadanos y la formación liberal llegaría al 7,4% de los votos.

Escaños

En cuanto al reparto de escaños, el PSOE obtendría 116; manteniendo así una amplia distancia con el Partido Popular, que se quedaría con 100. A pesar de la evidente victoria progresista, los de Pablo Casado conseguirían recortar distancias con los socialistas.

Por otra parte, Vox bajaría hasta los 49 escaños y Unidas Podemos, a los 30. Quien sí mejoraría en escaños es Ciudadanos, puesto que los de Inés Arrimadas pasarían de 10 a 12 asientos.