“Lo que genera la brecha salarial es la falta de preparación, la falta de formación, para acceder a un puesto de trabajo”, ha dicho la hermana de Ana Botella, la concejala del PP en Córdoba María Jesús Botella, que bien podría ganarse el premio del año al político que más ignora los datos oficiales sobre educación y mujeres.

Y es que, a todas luces, la popular que por otra parte de describe como feminista de las de verdad y “no de las de boquilla”, no ha acudido a ninguno de los recientes estudios que certifican que son más las mujeres que acaban los estudios superiores y tienen un mayor nivel de formación.

En otras palabras, la brecha salarial, por mucho que diga Botella, sí es una cuestión social de cultura y tradición laboral asentada en el machismo. No es una cuestión de “falta de formación” pues las mujeres tienen mayor, aunque luego los hombres encuentren más y mejores puestos de trabajo y con un sueldo superior.

Para saber todo esto, sólo hace falta acudir a los datos y tener una conciencia de la realidad que vivimos.

La mujer consigue el ‘sorpasso’ en la Universidad

Si echamos la vista atrás, hasta hace 25 años la universidad era un terreno dominado por los hombres. No fue hasta finales de los años 80 cuando las cosas empezaron a cambiar y las mujeres empezaron a acceder a estudios universitarios. Y, desde entonces, el paso a paso de la mujer en los estudios se ha convertido en una carrera de fondo hasta conseguir el sorpasso: desde el año 2011 hay más mujeres que hombres que cursan una carrera universitaria, ahora llamados grados.

A día de hoy, el número de hombres en España que tienen más de 18 años y, por lo tanto, tienen la edad para acceder a una universidad, es mayor que el de mujeres y; sin embargo, son más las mujeres que se matriculan y que terminan una carrera.

Atendiendo a la población, las mujeres sólo deberían representar el 50% de los universitarios y, lejos de ello, son el 54% y el 58% si hablamos de titulados.

La mayor formación de la mujer no sólo se ve en las universidades, también en otros estudios superiores como son el máster o el doctorado, en las notas medias conseguidas o hasta en la sobrecualificación a la hora de conseguir un trabajo.

Por ello, reparamos sólo algunos de los muchos datos que demuestran que la hermana de Ana Botella no sólo no lleva razón al asegurar que la brecha salarial es culpa de la “falta de formación” de las mujeres; sino también que no se ha documentado apara hacer esa afirmación.