La denuncia de la asociación mayoritaria de guardias civiles (AUGC) por la comida de un grupo de oficiales de Castilla y León en una bodega Emilio Moro ha llegado al Congreso de los Diputados, a través de una batería de preguntas presentada por Unidos Podemos.

La iniciativa parlamentaria, remitida a la Mesa del Congreso, está firmada por el diputado Ricardo Sixto Iglesias y en la misma se pregunta por qué autoridad "organizó y ordenó el nombramiento de un servicio en la bodega" mencionada y "el uso de uniforme"; "qué relación con la seguridad ciudadana tiene la visita a una bodega por parte de mandos de la Guardia Civil"; "el número de mandos y destino que ocupa cada uno de ellos"; el coste económico de las dietas abonadas a los asistentes al acto; el "número de vehículos oficiales en los que se realizaron los desplazamientos y si eran conducidos por los mencionados mandos o si, además del mando, acudía conductor”.

Unidos Podemos pide, además, una "relación de todas las visitas (con indicación de la fecha), similares que se han realizado a empresas para actos de visita de las instalaciones en los últimos 5 años con indicación del número de asistentes y puesto de trabajo que ocupaba cada uno de ellos", así como "el coste económico en desplazamientos y dietas", entre otros gastos.



Esas preguntas ya fueron remitidas por la AUGC al Ministerio del Interior.

La foto indiscreta
Los altos mandos fueron pillados en la peculiar "reunión", el 29 de marzo pasado, gracias a un tuit difundido por la casa de vinos en su cuenta de Twitter. Lo normal es que este tipo de “derroches” no trasciendan. “Es una costumbre habitual, aunque cada vez se esconden más. Pillarlos no es fácil, salvo estos ‘fallos’”, dicen fuentes de la Guardia Civil a El Plural.

La Delegación del Gobierno habló de “comida de trabajo”
Tras la denuncia de la AUG, la Delegación del Gobierno alegó que se trató de “una comida de trabajo” pagada con “dietas”. La AUGC refuta que las dietas están destinadas a actos de servicio y que una bodega de vinos no es el sitio adecuado.



“Altos mandos utilizan el uniforme y dinero público para acudir a un acto ajeno a la seguridad pública”, denunció la asociación mayoritaria, que agrupa a más de 30.000 guardias.

“La ostentación de un generalato”
Asociaciones de la Guardia Civil llevan años denunciando el “derroche crónico” y “la ostentación” en la institución, caracterizada por “un generalato que sigue gobernando a sus agentes con espíritu anacrónico y falto de adecuaciones a unas relaciones laborales modernas”, según reprochó la AUGC.

Una “macrofiesta con barra libre”
 A pesar de la escasa transparencia que rige en el cuerpo algunos casos de derroche han trascendido, como “la macrofiesta con barra libre” organizada por un coronel del Servicio Aéreo de la Guardia Civil con motivo de su ascenso a general de brigada, denunciada por las asociaciones. Esta celebración contó con más de 300 invitados, entre ellos más de veinte generales del Ejército y de la Guardia Civil y se empleó a guardias para servir y montar la fiesta.

El festín a borde de un buque
Algo similar ocurrió con el festín con vinos y canapés montado a bordo del buque Río Segura por órdenes de sus superiores, en 2014, para agasajar a una comitiva oficial, en la que guardias civiles enviados en misión humanitaria a Cabo Verde sirvieron de camareros. La asociación Unión de Guardias Civiles denunció el “acto vergonzoso e impropio” y el “mal uso del dinero público”.

Privilegios de generales

Según han denunciado asociaciones de guardias, los altos oficiales ostentan el poder y también los privilegios, “que no comparten con los agentes”. Entre ellos se reparten “las medallas” y “los pabellones”, como denominan en la Guardia Civil a sus viviendas.

“Los pisos van en el paquete, con el cargo”. Se trata de “amplias viviendas que siempre rondan los 100 metros cuadrados”, en barrios pudientes de Madrid o Barcelona, y, también, residencias de verano en sitios como Palmanova y Mallorca, donde antiguos cuarteles en desuso se reformaron para ser usadas como residencias.

Los generales cuentan con “coches oficiales de alta gama, con chófer -hasta la gasolina pagada-, pluses económicos, teléfonos oficiales, y una dotación presupuestaria adicional para usar en las viviendas que utilizan”, según las citadas fuentes.

“Algunos tienen hasta una empleada doméstica, pagada con fondos públicos”, han asegurado.

Mientras los guardias rasos a los que se asignan pisos por cambio de destino deben hacer frente con sus medios a las reformas que requieran las viviendas, los generales renuevan “el mobiliario entero, cambian cocinas y baños, aunque estén en perfecto estado, sólo porque a sus mujeres no les gusta lo que hay, y todo con fondos públicos”, añadieron.