La sentencia de Gürtel Época I ha supuesto el ‘agur’ definitivo a Mariano Rajoy. Pero esta sentencia simplemente ha sido la gota que ha colmado el vaso de la paciencia de la oposición. La dureza de la misma ha evidenciado la debilidad del partido de la gaviota y de su amado líder. Éste es el final de una historia que comenzó hace más de diez años y que tiene nombre y apellidos: José Luis Peñas.

José Luis Peñas fue el hombre que presentó la denuncia ante la Unidad de Delincuencia Económica y Financiera (UDEF) de la Policía Nacional. El exconcejal popular entregó unas grabaciones que han sido el pilar fundamental para llevar adelante una investigación que ha provocado un efecto dominó cuyo final se produjo el pasado viernes con la moción de censura que ha acabado con la presidencia de Rajoy.

En estos años, Peñas ha sufrido todo tipo de presiones y acoso, incluido un ataque directo a su mujer a la que trataron de echar de la carretera mientras volvía a casa con su coche. El miedo ha sido la moneda de cambio de una parte frente a la valentía de la otra. Sobre la sentencia, Peñas explica que: “es la culminación de doce años de esfuerzo y sacrificios, de sobrellevar insultos y ser señalado como un paria. Es el triunfo de la honradez de gente como Ángel (su abogado), como yo, como tantos periodistas que dieron sentido y voz a nuestra denuncia. No es un fin, es un principio para que la gente pueda tener más elementos de conocimiento de lo que ha supuesto las grasientas manos del partido popular en la tarta del dinero público de la que se han servido a destajo. Se ha condenado al Partido Popular y a todos sus dirigentes por pertenecer al partido político más corrupto de la Europa occidental”.

Y sobre la moción de censura que se acaba de producir apostilla: “la moción la considero un acto de dignidad política que vuelve a dar brillo al parlamento, brillo que habían oscurecido gente como M.Rajoy, Bárcenas, Ana Mato , Sepúlveda.... Etc. Que haya sido detonante de la misma una sentencia que se debe en exclusiva a mi denuncia y al trabajo de mi amigo y abogado Ángel Galindo, no hace sino certificarnos que en el año 2005 cuando empecé a grabar, y en el 2007 cuando presentamos la denuncia, hicimos lo que las personas decentes deben hacer, a riesgo de tener problemas de presión y de tener amenazas, la opción de no hacerlo no existía”.

Hasta el abogado de Peñas, Ángel Galindo, ha tenido que soportar todo tipo de presiones y jugadas sucias. Pero finalmente la Justicia ha vencido al poder establecido. Tal y como explica el propio Gabilondo: "la sentencia es un éxito del Estado de Derecho frente a la corrupción del poder político, contra la que tenemos que seguir luchando", y sobre la moción de censura dice que “ha sido la respuesta prevista en la Constitución para poner remedio a la corrupción cuando no se asumen las responsabilidades".

Un poder que ha llegado a decir “esto no pasa por haber dejado que De Prada fuera uno de los ponentes”, en referencia a que el magistrado ponente de la sentencia de Época I, José Ricardo De Prada, pudiera estar entre los tres magistrados que redactaron el fallo y que, gracias a un voto particular, terminara por ser el ponente de la misma.

En una sentencia de una dureza extrema que, entre otras cosas, dice: “el partido ha disfrutado de una estructura financiera y contable paralela a la oficial, que ésta existe desde al menos el año 1989 y que servía para entregar cantidades a personas miembros relevantes del partido”. Y sobre el propio PP, que sido condenado como partícipe a título lucrativo, explica el dictamen que: “como persona jurídica ha resultado condenado como beneficiario de este sistema de corrupción institucional”.

El PP de Rajoy ha caído por esta sentencia como punta de lanza, pero los diferentes casos de corrupción que forman parte del ADN del partido han ido gangrenándolo hasta llegar al fallo de Época I. Entre esos caso destacan Púnica, Lezo, Taula, Erial, la visita del Papa, la Financiación del PPCV o Valmor.

Es más, en menos de 15 días, y ya desde la oposición, deberán hacer frente a la sentencia sobre la financiación irregular del PP de la Comunitat Valenciana, cuyo juicio terminó en la Audiencia Nacional hace un mes. Un juicio en el que, por primera vez, se pudo ver, y escuchar, a un primer espada de los populares, al exsecretario general del PPCV Ricardo Costa, explicar con pelos y señales como se utilizó a la trama Gürtel para ‘dopar’ al partido.

Una declaración de la que, como siempre, el PP se desvinculó y,  en lugar de hacerla suya y pedir perdón, explicaron todos los dirigentes que se limitaba a una estrategia de defensa de Costa. Aceptar las responsabilidades nunca ha ido con el PP de Rajoy, y esta falta de entonar el mea culpa ha terminado por despejar el camino a la Moncloa al socialista Pedro Sánchez.

Qué hará el PP con el resto de la corrupción que queda pendiente es la gran pregunta. Los casos se acumulan sin descanso. Cada año salta uno nuevo. No hace ni 15 días que un exministro de Aznar, Eduardo Zaplana, ingresó en prisión acusado de diez delitos, entre los que destacan el blanqueo de capitales y la malversación de caudales públicos. Y como siempre, el PP de Rajoy dijo que nada tenía que ver con ellos. Es más, trató de vincular a Zaplana con Ciudadanos en un claro ejemplo de ataque a la inteligencia de los españoles.