El presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, va a seguir copando la actualidad europea por lo menos dos semanas más. Después de doblar el brazo a los miembros de la Alianza Atlántica (OTAN), con el desmarque de España del acuerdo general que eleva el gasto en defensa al 5% del Producto Interior Bruto (PIB), llega de nuevo el turno de los aranceles. La tregua dada por el mandatario a la Comisión Europea para examinar las últimas barreras comercial finaliza el próximo 9 de julio y los Veintisiete aceleran en busca del posicionamiento común.
Los ánimos están un poco más caldeados después de que Trump amenazase a España con aranceles propios por negarse a ceder su soberanía e invertir en armas lo que ordenase la gran potencia. No obstante, la Unión Europea (UE) funciona como bloque y esto no debería afectar a las negociaciones. Los Veintisiete quieren acercar posturas, pero reconocen que todos los escenarios son posible, más viendo los últimos vaivenes del presidente estadounidense. En el seno de la Unión la posiciones son muy diferentes y difieren entre mostrar resistencia y dureza en la negociación o ser laxos para alcanzar un acuerdo rápido.
"Nuestro mensaje hoy es claro. Estamos dispuestos a llegar a un acuerdo. Al mismo tiempo, nos estamos preparando para la posibilidad de que no se alcance un acuerdo satisfactorio", ha trasladado la presidenta de la Comisión Europea, Úrsula von der Leyen, durante la rueda de prensa posterior a la cumbre europea que ha finalizado en la madrugada del jueves al viernes en Bruselas. "En resumen, todas las opciones siguen sobre la mesa", ha certificado la jefa del Ejecutivo comunitario, garantizando que se defenderá el interés europeo.
Si bien esa defensa de Europa varía mucho en función de a quien preguntes. Como pretexto, todo los países a excepción de España, además de Austria, Chipre, Irlanda y Malta por no estar en la OTAN, se han plegado a los designios de Trump en materia de Defensa, aunque hace meses se alzaban en defensa de la independencia estratégica y militar. Alemania, con Friedrich Merz a la cabeza, sigue en las mismas; mientras que la Francia de Emmanuel Macron o la propia España, liderada por Pedro Sánchez, encabezan el grupo contrario.
"Prefiero un acuerdo rápido y sencillo a uno lento y muy complicado", ha trasladado el canciller alemán, que ha llamado a “no complicarlo demasiado” porque quedan “menos de dos semanas” para que finalice el plazo. En sentido contrario, el presidente francés ha garantizado que está en el "interés propio" de la UE lograr una "clausura rápida" de un acuerdo con Washington, puesto que mientras no se cierre un pacto se aplicarán "aranceles exorbitantes" a los sectores europeos del acero, el aluminio o el automóvil.
"No es bueno para nosotros", ha trasladado Macron, que reclama un acuerdo "pragmático" de "cero aranceles". "En ningún caso cambiaremos nuestra posición", ha dejado claro. Sánchez, por su parte, no ha querido incidir mucho en la materia, para no avivar los fuegos con Trump, y ha trasladado su “total confianza” a von der Leyen. "La política comercial está en manos de las instituciones comunitarias", ha insistido el presidente del Gobierno, mostrándose esperanzado de cara a que puede alcanzarse un pacto "fructífero para ambos".
Uno de sus aliados históricos en Europa, ahora presidente del Consejo, Antonio Costa, ha defendido que "un acuerdo es siempre mejor que un conflicto y cero aranceles es siempre mejor que un arancel". "La incertidumbre es la peor cosa para nuestra economía", ha destacado, para insistir en que los europeos deben "dar certidumbre" a su economía, sus inversores, trabajadores y empresas "lo antes posible". Desde Polonia, el liberal Donald Tusk ha reclamado a la UE ser una "verdadera comunidad" y ser "creativos, inteligentes y a veces imprevisibles", esta última característica para responder a lo ingenioso de los “amigos del otro lado del Atlántico”.