El presidente de España, Pedro Sánchez, ha viajado a Kiev (Ucrania) con motivo del primer aniversario del inicio de la invasión. Los encargados de recibirlo han sido, tal y como ha confirmado Moncloa, el viceministro ucraniano de Asuntos Exteriores, el embajador de Ucrania en Madrid y el embajador de España en Ucrania. Sin embargo, el plato fuerte de la agenda del líder del Ejecutivo será la reunión que mantendrá a lo largo de este jueves -en la víspera del día que se cumple un año de guerra- con el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski

El responsable socialista ha llegado a la capital ucraniana a primera hora de la mañana en avión. “Vuelvo a Kiev un año después del inicio de la guerra”, ha escrito en su cuenta de Twitter. “Estaremos al lado de Ucrania y de su gente hasta que la paz regrese a Europa”.

Polémica por los Leopard

El viaje de Sánchez a Ucrania se produce en plena disputa interna por el envío de armas al país, un tema que desde que comenzara la invasión ha provocado diferencias en el seno de la coalición.

El Ministerio de Defensa, dirigido por Margarita Robles, anunciaba el pasado miércoles que España enviaría seis carros de combate Leopard al territorio de Zelenski, una cifra que podría aumentar “si fuera necesario”, según apuntaban fuentes de Moncloa.

“Nuestras previsiones son que a finales de marzo o principios de abril puedan ir estos seis Leopard, que se integrarán dentro de un batallón con otros seis países y que además los podamos dar ya con las tripulaciones debidamente adiestradas”, emplazaba Robles, teniendo en cuenta que los tanques están siendo reparados y considerando el contingente que llegó al país para recibir formación militar. En esta línea, España desplegará a partir de abril y durante cuatro meses una batería de misiles antiaéreos tipo Nasams en el norte de Estonia para la protección de espacio aéreo.

Sin embargo, como pasara poco después del inicio de la guerra y se ha repetido en sucesivas ocasiones, la parte morada del Ejecutivo se ha vuelto a mostrar contraria al envío de armamento y a favor de “seguir apostando por el diálogo”, como afirmaba la portavoz del grupo parlamentario en el Congreso de los Diputados, Aina Vidal.

Compra conjunta de armas

La Unión Europea (UE) redobla sus esfuerzos y presiones sobre el mandatario ruso. En esta dirección, los Veintisiete prevén un nuevo paquete de sanciones económicas al país de Putin cuando se cumple un año de guerra, aunque la medida principal pasa por la compra conjunta de armamento.

La Comisión estudia la propuesta planteada por Estonia mediante la cual se llevaría a cabo un fondo común para la adquisición de armamento similar al que se hizo durante la pandemia para conseguir vacunas. La cuestión podría cerrarse este mismo año a través del Fondo Europeo de Apoyo a la Paz (FEAP), compuesto de aportaciones de los Estados miembro fuera del presupuesto comunitario del que ya se han empleado 3.600 millones de euros para esta causa.

De acuerdo con el planteamiento de Estonia, si los países aportan 4.000 millones de euros adicionales, se puede apoyar a las Fuerzas Armadas de Ucrania con el millón de rondas de munición de artillería de 155 milímetros que demanda; y es que ahora mismo -y pese a que la guerra no le está yendo a Putin todo lo bien que le gustaría- la potencia armamentística de Rusia sigue siendo claramente mayor que la de Ucrania.

Para hacerse una idea, Moscú dispara en un día tantas balas como la industria europea puede producir al cabo de un mes. Por ello no suena disparatada la petición del ministro de Exteriores ucraniano: “Munición, artillería y tanques”.

Putin, tras la visita de Biden

Por su parte, el presidente ruso ha aprovechado la última semana para lanzar nuevamente a sus fieles el mensaje de que la culpa de la guerra es de Occidente y de que ellos solo quieren la paz. Lo ha hecho durante dos jornadas consecutivas, la primera de ellas en la que tuvo como protagonista el primer mensaje a la nación desde que estallara el conflicto y la segunda se produjo desde el estadio Luzhnikí de Moscú como motivo del Día de los Defensores de la Patria.

Las declaraciones de uno y otro día no fueron excesivamente diferentes, aunque la última intervención del líder ruso duró apenas dos minutos. “Estamos orgullosos de los que luchan en Ucrania para defender la patria”, asumía ante 200.000 personas en un baño de masas del que también participaron el gobernador en funciones de la anexionada región de Jersón o el actor ruso Vladímir Mashkov, entre otros.

El día anterior -y después de la visita sorpresa de Joe Biden a Ucrania- el Putin anunció la suspensión del tratado Nuevo START de desarme nuclear que firmó con Estados Unidos (EEUU) en un discurso en el que se mostró muy duro contra Occidente, la UE y la OTAN, y con el que justificó la persecución al colectivo LGTBI.

 “La pedofilia se convierte en una norma de su vida y los sacerdotes están obligados a bendecir matrimonios homosexuales (en Occidente). La gente mayor puede hacer lo que le da la gana, la vida privada no es objeto de nuestra influencia, no pensamos controlarla, pero debemos decir: viene en las escrituras sagradas de todas las religiones. La familia es una unión de hombre y mujer”, asumía en última instancia.