El secretario general de la ONU, António Guterres, ha lanzado en el arranque de la Asamblea General un llamamiento a la movilización de la comunidad internacional para atajar desde todos los frentes la cascada de desafíos actuales, en previsión de "un invierno de descontento a escala mundial".

"Necesitamos actuar en todos los ámbitos", expresaba ante los líderes del mundo Guterres, que teme los efectos del aumento del coste de la vida y la desigualdad, así como del cambio climático. "La población está sufriendo y los más vulnerables se llevan la peor parte", indicaba en su alocución.

El máximo responsable de la ONU lamentaba desde Nueva York que, frente a retos "enormes y trascendentales", la comunidad internacional "no está preparada o no está dispuesta" a resolverlos. Considera que no es momento de individualidades, ya que "no hay ningún poder ni ningún grupo que pueda, por sí solo, dominar la situación".

A su juicio, los conflictos y las emergencias humanitarias se están extendiendo "sin que se les preste atención", como lo demostraría el hecho de que el llamamiento de la ONU para atender emergencias humanitarias arrastra un déficit de 32.000 millones de dólares, "el mayor de la historia" desde que existe.

La guerra de Ucrania

Guterres ha repasado en su discurso algunas de las crisis actuales, entre las que ha aludido inveitablemente a Ucrania. En este ámbito, ha resaltado la importancia del acuerdo para la exportación de cereales firmado entre Kiev y Moscú, en el que la ONU ejerció de mediadora. No fue un "milagro", sino un ejemplo de diplomacia, indicaba el portugués.

"La guerra (en Ucrania) ha desencadenado una destrucción generalizada, con violaciones a gran escala del Derecho Internacional Humanitario y de los Derechos Humanos", expresaba haciendo referencia a las atrocidades ordenadas por Vladimir Putin. Así, ha expresado que ve "extremadamente inquietantes" las informaciones que apuntan al hallazgo de fosas comunes y numerosos desaparecidos en la localidad ucraniana de Izium tras la salida de las fuerzas rusas, tal y como ocurrió en otras tantas ciudades liberadas como Bucha o Irpin.

Los efectos colaterales del conflicto, indicaba, se extienden también más allá de Ucrania, puesto que ha exacerbado la "crisis mundial del coste de la vida", según el ex primer ministro portugués.

En este sentido, ha recordado que unos 94 países en los que viven 1.600 millones de personas se enfrentan a "una tormenta perfecta" en la que se entremezcla la subida de los precios de los alimentos y de la energía, la "aplastante" carga de la deuda y la falta de acceso a nuevos fondos.