En una semana en la que se ha vuelto a prender fuego a la llamada guerra arancelaria del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, el dirigente político ha publicado decenas de cartas que se han remitido a sus socios comerciales estableciendo nuevas tarifas comerciales cuyas consecuencias siguen siendo inciertas.

Junto con los anuncios individuales, Trump ha afirmado que va a poner en marcha un arancel universal sobre el cobre del 50%, motivado por su recepción de una “evaluación robusta de seguridad nacional”. A pesar del mantenimiento de un gravamen del 50% sobre el acero y el aluminio, inafectado por la “tregua” de 90 días para facilitar los procesos de negociación, el cobre se ha unido al grupo de productos que sufren gravámenes separados a los de cada país.

Por ello, Trump ha señalado que el cobre “es necesario para semiconductores, aeronaves, barcos, munición, centros de datos, baterías de litio, sistemas de radar, sistemas de defensa de misiles, e incluso armamento hipersónico”. La dependencia del Departamento de Defensa de este metal ha motivado el arancel elevado y el presidente estadounidense ha garantizado que permitirá que el país norteamericano pueda “construir una industria dominante de cobre”.

Es esta lógica la que está presente en sus negociaciones y comparecencias públicas sobre la política arancelaria de Estados Unidos. Tanto Trump como su equipo han defendido que su objetivo principal es proteger la industria estadounidense para “hacer a Estados Unidos grande otra vez”, por lo que el déficit comercial ha cobrado importancia tanto en sus discursos como en las cartas publicadas a lo largo de la semana.

Además de reforzar que aquellas empresas extranjeras que “construyen o fabrican” sus productos en el país norteamericano serán exentas de los aranceles, Washington ha señalado que sus gravámenes sirven para “apartarse de los déficits comerciales persistentes y de larga duración” que han sido amenazadas por las políticas arancelarias y las barreras al comercio de sus socios comerciales.

Aun así, Trump también ha señalado a los BRICS como países recipientes de aranceles adicionales. Ha afirmado en redes sociales que “cualquier país que se alinea con las políticas antiestadounidenses de BRICS será cobrados con un arancel adicional del 10%”, algo que afectará directamente a Brasil, Rusia, la India, China, Sudáfrica, Egipto, Etiopía, Indonesia, Irán y Emiratos Árabes Unidos. “No habrá ninguna excepción a esta política”, ha zanjado.

Brasil, en el punto de mira

A diferencia de la actitud inicial de la Casa Blanca en abril, cuando se anunció la guerra arancelaria con sus socios comerciales como una forma de obligar a las negociaciones, esta nueva tanda de anuncios resalta la posibilidad de reducir o aumentar los gravámenes dependiendo de su “relación con el país”. Sin embargo, en el caso de Brasil, este país ha recibido la madrugada del jueves los mayores impuestos sobre importaciones anunciados hasta ahora y una crítica directa por sus “ataques constantes a las actividades comerciales digitales” de Estados Unidos.

Con aranceles del 50%, la Casa Blanca ha señalado a Brasil por llevar a cabo “prácticas comerciales injustas”, lo que ha provocado que el representante Comercial de Estados Unidos, Jamieson Greer,  inicie una “investigación” del país latinoamericano.

De las más de veinte cartas publicadas, la que está destinada al presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, es la única que incluye esta denuncia y una investigación directa en sus prácticas comerciales. Trump ha defendido en su red social Truth Social este lunes que Brasilia ha iniciado una “caza de brujas” en contra de su expresidente, Jair Bolsonaro, lo que podría motivar este aumento en tensión. “Brasil está haciendo un trabajo terrible en su tratamiento del anterior presidente Jair Bolsonaro”, ha reclamado, comparando su propia experiencia recibiendo “ataques” de su oposición con la de Bolsonaro.

La tregua de 90 días se alarga

La fecha en la que estos aranceles entran en vigor y que señala la finalización del periodo de negociaciones también ha causado incertidumbre para muchos. Inicialmente, la administración aseguró que quería “90 acuerdos en 90 días”, fecha que vencía este miércoles, pero ahora se ha aplazado la fecha al 1 de agosto. “Todo el dinero se vencerá y será pagable empezando el 1 de agosto, 2025. No se permitirán extensiones”, comunicó el presidente estadounidense en redes sociales este martes. Sin embargo, el día anterior, les contó a periodistas que la fecha era “firme, pero no al 100%”.

 El consejero comercial de la Casa Blanca, Pete Navarro, ha culpado al proceso lento de las negociaciones, señalando que los socios comerciales de Estados Unidos han estado “arrastrando los pies” en el proceso. Paralelamente, la portavoz de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, ha asegurado que la demora no tiene nada que ver con ”dificultades” en el proceso de negociaciones, sino que el presidente está buscando los mejores acuerdos posibles “para los trabajadores estadounidenses”.

No obstante, el discurso público de Trump a lo largo de los meses ha revelado que, a pesar de su certeza de conseguir los acuerdos comerciales que deseaba, la lentitud del proceso ha sido el punto de fricción que ha ralentizado los avances, especialmente con la Unión Europea. Por ello, se ha prolongado la “tregua” de aranceles al 10% con la esperanza de finalizar acuerdos con sus principales socios, especialmente el bloque comercial con 27 países miembros que afirma estar cerca de un “marco” de acuerdo.

¿Qué pasa con la Unión Europea?

La Unión es el mayor socio comercial del país en importaciones, según datos de la Oficina del representante Comercial de Estados Unidos, pero es uno de los aliados que aún no ha recibido una carta de Washington. Esto se debe en su mayoría al proceso de decisión de la Unión Europea por representar a 27 países de forma homogénea, algo que ha recibido críticas desde el presidente estadounidense donde ha exigido que trabajen con mayor “rapidez”.

A esto se le añade mensajes contradictorios provenientes desde ambos lados de la mesa de negociación, donde Trump ha señalado que Europa “posiblemente” recibirá una carta este jueves, pero el presidente del Eurogrupo, Paschal Donohoe, ha afirmado que “no se ha llegado a un punto en el que se ha llegado a un acuerdo”.

No obstante, el comisario de Comercio europeo, Maroš Šefčovič, confió este miércoles en que se llegue a un acuerdo “en los próximos días”, aunque esto “no será” la versión final del convenio. La presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, aseguró por su parte que el objetivo de la unión es conseguir un “marco fiable” que finalice con la ofensiva arancelaria con Estados Unidos.  Aun así, cabe remarcar que todas las cartas publicadas hasta el momento, incluyendo la brasileña, han destacado que los aranceles no son fijos y dependen de las relaciones entre los países.

Súmate a

Apoya nuestro trabajo. Navega sin publicidad. Entra a todos los contenidos.

hazte socio