El Kremlin ha confirmado este lunes que el presidente ruso, Vladimir Putin, se reunió con el jefe del grupo mercenario Wagner, Yevgeny Prigozhin, el pasado 29 de junio, cinco días después de que el grupo marchara hacia Moscú en una breve pero intensa rebelión.

El portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, ha asegurado ante los periodistas que Putin invitó a 35 personas a la reunión, incluidos los comandantes de unidades, y que duró unas tres horas. Los comandantes de Wagner le dijeron a Putin que eran sus soldados y que seguirían luchando por él a pesar de la rebelión.

El breve motín encabezado por Prigozhin en el que los combatientes de Wagner tomaron el control de la ciudad sureña de Rostov, enfrentó a Putin al mayor desafío desde que llegara al poder el 31 de dicembre de 1999.

Pese a la confusión que podría haber desencadenado en una guerra civil en territorio ruso, no se aceptó un acuerdo negociado por el presidente de Bielorrusia, Alexander Lukashenko. Desde entonces, Putin ha agradecido a su ejército y a los servicios de seguridad por evitar el caos y la mencionada guerra civil.

Prigozhin ha asegurado que el motín no tenía como objetivo derrocar al gobierno sino "llevar ante la justicia" al ejército y los jefes de defensa por lo que llamó sus errores y acciones poco profesionales en Ucrania y que provocan matanzas contra su grupo ante las malas estrategias y la falta de suministro.

Reaparece en público el jefe del Ejército de Rusia

El jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas de Rusia, Valeri Gerasimov, ha aparecido en público por primera vez desde la breve rebelión protagonizada el 24 de junio por el jefe del Grupo Wagne en medio de las especulaciones en torno a su posible cese a causa de la revuelta.

Gerasimov ha aparecido en un vídeo publicado por el Ministerio de Defensa ruso en su cuenta en Telegram para abordar una serie de ataques con misiles ejecutados el domingo por Ucrania. En el mismo, se hace referencia a él por su cargo como jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas.

El presidente ruso, Vladimir Putin, nombró en enero a Gerasimov como comandante de las fuerzas invasoras, sustituyendo en el cargo al general Sergei Surovkin, quien tampoco ha sido visto en público desde la rebelión de Prigozhin, muy crítico con el ministro de Defensa, Sergei Shoigu, y el propio Gerasimov por el curso de la guerra en Ucrania.

Prigozhin encabezó el 24 de junio una rebelión que incluyó el avance de sus fuerzas hacia la capital, Moscú, si bien horas después se alcanzó un acuerdo que implicó el repliegue de los miembros del Grupo Wagner de cara a su posible integración en el Ejército y la retirada de los cargos para los implicados en la revuelta.

Rusia afirma que EEUU ha admitido haber cometido crímenes de guerra

Al margen de todo, Rusia ha afirmado este domingo que Estados Unidos ha admitido haber cometido crímenes de guerra durante el conflicto ucraniano tras haber defendido la necesidad de entregar bombas de racimo a Kiev.

El embajador ruso en Washington, Anatoli Antonov, ha indicado que el portavoz del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, John Kirby, ha admitido "de facto la comisión de crímenes de guerra" al declarar "abiertamente que los civiles morirían por las armas de racimo estadounidense".

Según un comunicado de la Embajada, "en la visión pervertida del funcionario de la Casa Blanca, esto hace 'menos daño' que las acciones de Rusia". "Si hay alguna lógica en la decisión de la Administración (Biden) de transferir municiones de racimo, esto se reduce a que la situación 'no empeorará'", ha manifestado.

Antonov ha sostenido que Washington "está listo para destruir todos los seres vivos lejos de sus propias fronteras con las manos de los ucranianos" con el fin de conseguir "el sueño irrealizable de una derrota estratégica" frente a Moscú.

"Estamos luchando contra los criminales de Kiev que abrazan a los terroristas de Azov -considerados organización terrorista en Rusia-, mientras que Estados Unidos ayuda a los nazis ucranianos a cometer actos inhumanos", ha expresado el diplomático ruso.

Kirby defendió este domingo en una entrevista con la cadena ABC la decisión del Gobierno estadounidense de enviar bombas de racimo a pesar del riesgo que suponen para los civiles. Además, indicó que Ucrania buscará limitar el impacto de las bombas fuera del campo de batalla.

"Creo que todos podemos estar de acuerdo en que más civiles han sido y seguirán siendo asesinados por las fuerzas rusas -ya sea por municiones de racimo, drones, ataques con misiles o simplemente ataques frontales- que los que probablemente resulten heridos por el uso de dichas municiones disparadas contra posiciones rusas dentro del territorio ucraniano.

El portavoz, además, explicó que este suministro se ha dado en este momento para compensar la rapidez con la que las Fuerzas Armadas ucranianas están utilizando el resto de artillería, debido a que se están quedando sin inventario y la producción de artillería no cumple con estos niveles.

Por ello, sugirió que este tipo de munición está destinado a ser temporal, puesto que tiene el objetivo de "ayudar a cerrar la brecha a medida que aumentamos la producción de proyectiles de artillería normales".

El asesor de Seguridad Nacional, Jake Sullivan, ha confirmado este motivo en una rueda de prensa, justificando que "el presidente (Joe Biden) ha tomado (estas) decisiones sobre capacidades concretas basándose en las circunstancias del conflicto" en la actualidad.

"Este conflicto es dinámico. Las cosas cambian sobre el terreno. Y las cosas están cambiando en términos de la capacidad (militar) que tenemos para proporcionar. A medida que cambian, también cambian nuestras decisiones sobre lo que podemos aportar", ha declarado Sullivan.

Estados Unidos aprobó el viernes la entrega de bombas de racimo a Ucrania, una iniciativa muy criticada porque este tipo de munición está prohibida por tratados internacionales por los daños que provoca entre la población civil. Entonces Biden defendió la medida pese a que fue una "decisión difícil".