La entrada de los talibanes en Kabul el pasado 15 de agosto y su dominio militar en Afganistán​ ha desatado una gran crisis humanitaria. Los talibanes han advertido a Estados Unidos de que la fecha límite para que dejen el país es el 31 de agosto. Mientras la fecha llega y los países intentan evacuar a marchas forzadas a los ciudadanos afganos, Biden todavía no tiene claro si todas las tropas estadounidenses se habrán replegado para entonces.

Esta crisis está dejando duras imágenes. Hay una tensa nueva realidad en las calles afganas, una incertidumbre y un temor por el qué puede pasar bajo el nuevo régimen. En especial con las mujeres, que con la aplicación de la sharía, la ley islámica, tendrán que someterse a salvajes restricciones de sus derechos y libertades, así como a consecuencias fatales en caso de incumplimientos.

Desde el mismo día en el que los talibanes llegaron al poder, multitud de personas han intentado salir del país a medida que los gobiernos de occidente han evacuado a sus connacionales. El pasado martes, el nuevo régimen anunció que bloquearían el acceso al aeropuerto de Kabul para evitar que continuara el caos y, con ello, impedir que los afganos abandonen el país. No obstante, han explicado que permitirán vuelos comerciales tras el fin de la evacuación para defender que no es necesaria una prórroga de esta fecha.

Antes de la fecha considerada “línea roja” para Estados Unidos, el 31 de agosto, los talibanes prevén haber formado su Gobierno “inclusivo” en Afganistán, un paso clave para la consolidación del nuevo régimen tras su victoria después de casi veinte años de guerra. “Esperamos formar un Gobierno inclusivo antes de la fecha límite de la retirada de las fuerzas estadounidenses de Afganistán”, dijo el principal portavoz talibán, Zabihulla Mujahid.