La crisis humanitaria en Gaza alcanza tintes catastróficos y continúa deteriorándose, si es que esto es aún posible. El organismo que monitorea el hambre a nivel mundial, la Clasificación Integrada de Fases de la Seguridad Alimentaria (CIF), ha advertido de que se está gestando en este territorio el peor escenario de hambruna.

Cada vez son más los informes relativos al número de víctimas por desnutrición e inanición. El sistema de salud ha dejado de existir y los pocos hospitales que todavía funcionan, debido a la escasez de combustible, se ven obligados a tomar decisiones imposibles sobre la asistencia que pueden proporcionar. Las reservas de medicamentos y de leche maternizada también están a punto de agotarse.

Las Organizaciones No Gubernamentales que forman parte del Comité de Emergencia Español: Acción contra el Hambre, Aldeas Infantiles SOS, Educo, Médicos del Mundo, Oxfam Intermón, Plan International y World Vision, son testigo de las condiciones extremas en las que vive esta población y tratan de adaptar sus operaciones para que pueda llegar la ayuda. Aunque se trabaja en varios flancos, la prioridad ahora es hacer frente a la hambruna. 

Su grito es desesperado. "Cada visita confirma mis peores temores: esta crisis no tiene fin. La situación es cada vez más catastrófica y la aguda escasez de ayuda y asistencia es cada vez más alarmante", afirma una asesora de lactancia de Acción contra el Hambre en Gaza. El caso de las mujeres lactantes y embarazadas es especialmente cruel. Sus cuerpos "están agotados" por la gestación y el parto y han de hacer frente "a una dura hambruna, a privaciones prolongadas y a una grave carencia de todos los productos esenciales para la salud y la nutrición”, explica.

Esta organización alerta de que el número actual de población infantil desnutrida que atiende su personal es el más alto desde que comenzó la guerra. Casi 400 menores de cinco años están recibiendo tratamiento por desnutrición en sus clínicas, lo que supone un 700 % desde la reanudación de las hostilidades. Alrededor de un centenar de profesionales de esta ONG desarrolla en Gaza programas de nutrición y seguridad alimentaria, distribuye alimentos terapéuticos listos para su consumo, gestiona espacios de alimentación para lactantes y niños pequeños, y ofrece servicios comunitarios para tratar la desnutrición aguda, incluso cuando el contexto es extremadamente inseguro, como ocurre en campos de personas desplazadas y centros de salud dañados.

Si tenemos que morir, moriremos

Los datos de Aldeas Infantiles SOS son igual de desgarradores. Entre abril y julio de este año ha tratado por desnutrición aguda a más de 20.000 pequeños. “Detrás de cada cifra hay un niño o una niña que sufre, con una infancia truncada por el hambre y el miedo”, defienden desde esta entidad. "La situación es insoportable. Los bombardeos no cesan". El personal de esta entidad desplazado al horror confiesa que les afecta, pero asegura que no tienen más opción que seguir adelante". "Si tenemos que morir, moriremos, dentro o fuera del campamento. Por eso elegimos trabajar, estar con la gente y ver cómo nuestro esfuerzo transforma, aunque sea un poco, la vida de nuestra comunidad", asegura una valiente Reem Alreqeb, directora del Programa de Gaza de Aldeas Infantiles.

Educación, asistencia médica y acceso al agua potable

Además de tratar de atajar la hambuna las organizaciones del Comité de Emergencia Español trabajan para faciltar educación, asistencia médica y acceso al agua potable. WeWorld, integrante de ChildFund Alliance (CFA), tiene previsto en el próximo año establecer 12 Espacios Temporales de Aprendizaje  para garantizar un entorno seguro y adecuado en el que niños y adolescentes puedan continuar con su educación. Del mismo modo, desarrollará programas de educación de refuerzo y de apoyo psicosocial para más de 8.000 menores con el objetivo de que puedan recuperar aprendizajes perdidos y afrontar las secuelas emocionales derivadas del conflicto.

A pesar de que el sistema de salud está devastado casi en su totalidad y de que más del 60% de los medicamentos esenciales han desaparecido, Médicos del Mundo continúa brindando asistencia a través de clínicas y puntos de atención primaria, muchos de ellos situados en puntos críticos como al‑Qarara y al‑Mawasi. Sus integrantes también se encargan de distribuir kits de higiene entre las personas desplazadas como las que están en el campamento de Nuseirat, donde el hacinamiento extremo agrava el riesgo sanitario.

Oxfam Intermón, por su parte, centra buena parte de sus esfuerzos en combatir las enfermedades transmitidas por el agua que, denuncia la organización, se han incrementado casi un 150% en los últimos tres meses por el bloqueo deliberado de la ayuda por parte de Israel. Sólo en un almacén, esta organización tiene más de 110.000 artículos de ayuda humanitaria que no puede distribuir. Lo mismo le ocurre a Plan Internacional, cuyos camiones esperan en este caso que se les permita entrar en Gaza.

Oxfam Intermón, junto a otras 26 entidades gazatíes, repara infraestructuras como plantas de desalinización, tuberías y depósitos pluviales; monitorea la calidad del agua y recoge la basura en campos de personas desplazadas. Desde esta ONG, Nicole Ochando, experta humanitaria asegura que "solo un alto al fuego que permita el acceso total para repartir ayuda a gran escala puede aliviar las condiciones en las que más de dos millones de personas se ven obligadas a sobrevivir”.

Cisjordania: La Crisis Invisible

Aunque casi todo el foco está puesto en la franja de Gaza, donde la situación es crítica también en Cisjordania la población palestina ha de hacer frente a una crisis sin precedentes, marcada por el hambre, la pobreza y el miedo. World Vision acaba de publicar el informe,  'The Unseen Crisis' (La Crisis Invisible), en el que pone de manifiesto esta realidad y señala cómo ha ido empeorando la situación de los niños. El 74% de las familias vive actualmente por debajo del nivel mínimo vital, cuando hace solo un año este porcentaje era del 21%. 

"La infancia de todo Oriente Medio necesita desesperadamente el fin de los combates", afirma Eloisa Molina, directora de Comunicación de esta ONG. "Llevamos décadas trabajando en Cisjordania y los niveles de violencia, hambre y abuso son, lamentablemente, los más altos en los últimos años", lamenta. Esto hace necesarias "medidas urgentes" que permitan "poner fin a las hostilidades, restablecer el crecimiento económico, apoyar a las familias para que se recuperen y devolverles a todos los niños y niñas la esperanza", zanja.

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