El director de la ONG americana Cuerpo Especial de Emergencia Siria ha denunciado una fosa común en la zona de Al Qutayfah, a 40 kilómetros de Damasco. Se estima que la fosa contiene más de 100.000 cuerpos de personas ejecutadas durante el régimen de Bashar al-Assad, según recopila Reuters.
“Cien mil es una estimación conservadora” contó Mouaz Moustafa en una entrevista telefónica con Reuters. Es una de cinco fosas comunes y las víctimas incluyen a ciudadanos británicos y americanos, junto con otros extranjeros, contó el director, pero no se ha podido confirmar sus alegaciones aún.
Moustafa describió en una entrevista con Abc News que, tras hablar con los sepultureros de la zona: “me contaron que cuatro camiones tractores que llevaban más de 150 cuerpos llegaban dos veces a la semana desde 2012 hasta 2018”. “El conductor de la excavadora describió como los oficiales de inteligencia obligó a los trabajadores a usar buldóceres para allanar y comprimir los cuerpos para que cupieran y fueran más fáciles de enterrar antes de excavar otra línea o trinchera”, contó.
Se han capturado imágenes por dron de una fosa común amurallada, cerca de la ciudad de Damasco. Contiene una serie de agujeros y zanjas, donde “cada tumba tiene diez cuerpos” según contó Riyad Mansour en un vídeo documental de ITV News. “Cuenta cuantas tumbas hay. Diez, diez, diez y sigue. Probablemente hay miles [de personas]”, calculó.
Los opositores al régimen y ONGs están desterrando evidencia de abusos de derechos humanos del régimen de al-Assad y la de su padre, que juntos abarcan más de 50 años, según Abc News. También se están descubriendo otras fosas, denunciados por locales que ya no están obligados a quedarse en silencio tras la caída del régimen.
La prisión de Sednaya
La prisión conocida como “Matadero Humano” es una de las prisiones más infames del país que estaba bajo el control de Bashar al-Assad en las afueras de Damasco. Solo entre 2013 y 2015, más de 30.000 personas fueron ejecutadas, según el Observatorio Sirio. Se convirtió en la prisión principal del régimen de al-Assad en 2011 al inicio de la guerra civil donde, de los dos edificios principales, se transformó uno en la zona principal de detención para los que formaban parte de protestas en contra del régimen, según recopila la BBC.
Los prisioneros fueron, entre muchas cosas, torturados brutalmente, privados de comida, acosados sexualmente y colgados, de acuerdo con El Observatorio de Derechos Humanos; muchos sirios desaparecieron en la prisión y cuando cayó el régimen, familiares fueron a la prisión para encontrar a los desaparecidos, según el New York Times (NYT). Grupos de derechos humanos sospechan que miles de los muertos de la prisión se enterraron en fosas comunes o se quemaron en los crematorios que el departamento de Estado de Estados Unidos denuncia que se construyó en la prisión en 2017.
El régimen de al-Assad negó a lo largo de los años las acusaciones por parte de grupos de derechos humanos de las atrocidades cometidos en la prisión, llamándolos “sin fundamento” y que tenían una “falta de verdad”, según la BBC. Con el derrocamiento del régimen, se ha podido entrar en la prisión por primera vez y comprobar que las alegaciones son ciertas.
La caída de Bashar al-Assad
El grupo rebelde liderado por Hayat Tahrir al-Sham (HTS), antiguo afiliado oficial de al-Qaeda en Siria, derrocó al régimen de al-Assad la semana pasada. Además de HTS, los rebeldes están compuestos por una serie de grupos moderados y extremistas. Debido a la falta de apoyo contundente de sus aliados, los grupos rebeldes pudieron tomar el control de las ciudades principales en poco tiempo, causando la fuga del ahora expresidente a Rusia.
El derrumbamiento del antiguo gobierno tiene un impacto significado en la posición iraní en el continente, cuya estrategia era utilizar la localización de Siria para impulsar y fortalecer la media luna chiita; el nuevo gobierno sirio ha causado el colapso de la media luna y ha convertido a la respuesta de Irán en algo incierto. Además, las tensiones con las fuerzas Kurdas que están en control de una zona semiautónoma en el noroeste de Siria con pequeños segmentos de HTS, algo que va en contra del consenso de la organización, es otra incertidumbre de cara al futuro gobierno del país. A su vez, se está reabriendo el conflicto en los Altos de Golán, una zona geoestratégica clave, entre Siria e Israel.
Pese a la celebración por la caída y fuga del presidente, la desorganización de las fuerzas rebeldes y las presiones exteriores de, principalmente, Turquía, Irán, Israel, Rusia, y Estados Unidos, hace que el futuro escenario de Siria sea complejo. Por ello, la formación de un nuevo gobierno es un proceso complicado que va a requerir mucho tiempo.