La tensión diplomática y militar entre Venezuela y Estados Unidos ha alcanzado un nuevo punto crítico este viernes, después de que el presidente venezolano, Nicolás Maduro, advirtiera que cualquier agresión por parte de Washington significaría el inicio de una “etapa de lucha armada” en su país. La declaración se produjo pocas horas después de que el presidente estadounidense, Donald Trump, amenazara con derribar aeronaves militares venezolanas que pongan en peligro a las fuerzas de su país desplegadas en el Caribe.

Si Venezuela fuera agredida, de alguna forma, pasaría a una etapa de lucha armada, planificada, organizada, de todo el pueblo contra la agresión, sea local, regional o nacional”, ha asegurado Maduro en una intervención transmitida por los medios estatales. El mandatario bolivariano ha vinculado esta postura con la reciente activación de la Milicia Bolivariana, cuerpo integrado por millones de ciudadanos enlistados para reforzar la seguridad nacional frente a amenazas externas.

En ese contexto, Maduro ha instado a Trump a abandonar lo que ha calificado como “su plan de un cambio de régimen violento en Venezuela y en toda América Latina y el Caribe”, exigiendo respeto a “la soberanía, el derecho a la paz y la independencia” de los países de la región. También ha reiterado que su gobierno mantiene disposición al diálogo, aunque advirtió que cualquier proceso de negociación debe desarrollarse bajo condiciones de respeto, ya que, en caso contrario, defenderá “la verdad de Venezuela cueste lo que cueste”.

Las advertencias de Maduro surgieron tras las declaraciones de Trump desde el Despacho Oval, donde, acompañado del secretario de Defensa, Pete Hegseth, ha advertido sobre las posibles represalias si cazas venezolanos vuelven a acercarse a buques estadounidenses. “Van a tener problemas y se lo haremos saber (...) Si nos ponen en una posición peligrosa, los derribaremos”, ha apuntado el mandatario republicano, autorizando a los mandos militares a actuar en el momento que lo consideren necesario.

Este nuevo capítulo de fricciones llega tras un incidente registrado a principios de semana, cuando las Fuerzas Armadas de Estados Unidos dispararon contra una embarcación procedente de Venezuela en aguas del Caribe. Según Washington, la nave transportaba drogas y estaba tripulada por once integrantes del grupo criminal conocido como Tren de Aragua, a quienes calificaron de “narcoterroristas”. Todos murieron en la operación. Las autoridades venezolanas, en cambio, denunciaron que se trató de once “ejecuciones extrajudiciales” cometidas bajo el pretexto de la lucha antidrogas.

Maduro ha asegurado que los "informes de inteligencia" de Estados Unidos distribuyen datos falsos sobre el narcotráfico en Venezuela y ha sostenido que el país "combate al narcotráfico y esta triunfando en el combate". El inquilino de la Casa Blanca se ha dirigido a Hegseth para decirle que "si vuelan en una posición peligrosa" él o sus capitanes "pueden decidir qué hacer". Sin embargo, al ser preguntado sobre la denuncia realizada en la víspera, ha aclarado que "realmente no estuvieron encima".

El inquilino de la Casa Blanca ha acusado a Venezuela, que hasta el momento no ha hecho comentarios sobre la denuncia del Pentágono, de enviar narcotraficantes a Estados Unidos, mientras que su homólogo venezolano ha atribuido estas hostilidades a que Washington quiere "el petróleo venezolano" y sus riquezas energéticas "gratis".

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