Es un rostro al que Trump y La Sexta le han obligado a ser muy conocido y popular como corresponsal en Nueva York. Pero no por ser una cara nueva es un novato en estas lides. Lejos de eso, Sandro Pozzi, atesora ya más de 17 años de experiencia en EE.UU. trabajando para medios como lo hizo durante años en EL PAIS antes en España y luego en Bruselas. Este sevillano, con sangre italiana, esposa e hijos coreanos y con doble nacionalidad vive intensamente su labor de la que destaca la amplitud del horario pues el día como corresponsal español en Nueva York empieza a las 5 de la madrugada y termina a las 11 de la noche. Debido al diferencial horario, debe madrugar para estar disponible al inicio de la jornada de trabajo, hora española. “Cuando os vais a dormir en España, aquí la vida sigue, y puede ocurrir cualquier cosa”. Pozzi, con más de 25 años de periodismo ejerciente, cree que el periodismo ha cambiado por la invención del teléfono inteligente y por el uso de Twitter como forma de comunicar. Con esa mochila de vida en distintos trabajos y la sangre intercultural que corre con sus venas más las que ha contribuido a traer al mundo, es lógico que no crea en las barreras y le encanten que le regalen fotos de puentes.

De talante comedido en pronósticos, acertó al afirmar “modestamente”, meses antes de las elecciones, que Biden ganaría y que ya no sería Florida la clave sino Pennsylvania y los sindicatos. Porque una de las características del personaje entrevistado es su modestia y sencillez. Es un oasis en un mundo de divismo y crispación con sus opiniones siempre humildes, sosegadas y objetivas. Además de la televisión sigue escribiendo y creando piezas tan bonitas como una de las más recientes de La Información” narrando la historia de un gran empresario lácteo norteamericano que en su plantilla acoge a un 30 por ciento de refugiados y dobla el sueldo a sus trabajadores. Como decía Jorge Luis Borges y, de otra manera, Ryszard Kapuściński, el buen periodismo es contar cosas que interesen a la gente. Pero también decía el maestro de Pinsk que “para ser un buen periodista hay que ser ante todo una buena persona”.   

Pues esas dos condiciones de dos maestros las cumple este sevillano al que al final de la entrevista arrancamos un “Viva el Betis manque pierda” ¡En Triana nos vemos colega, hemos quedado!

  • (Esta entrevista se realizó un día antes de la presentación del Impeachment)

PREGUNTA: ¿Cómo se vive o se percibe un estado de emergencia como el que se vive ahora en Washington, con 1.500 efectivos de la Guardia nacional preparados, con una semana tan intensa en materia de seguridad y las amenazas de posibles altercados de partidarios de Donald Trump?

RESPUESTA: No solamente en Washington que donde está el polo de poder y donde hemos tenido esta convulsión la semana pasada que está haciendo temblar los resortes de la democracia, es un estado de alerta en todo el país y Estados Unidos es físicamente un continente. Tenemos los 50 estados en alerta porque hay mucha actividad en las redes sociales acerca de posibles atentados incluso con armas de fuego. Para que nos hagamos una idea, se están fortificando los capitolios en todo el país. En Wisconsin las ventanas están ya protegidas con tablones de madera. Evidentemente el centro neurálgico de esta crisis es Washington y ahí se están concentrando los efectivos, pero esto va a ser una situación tensa de aquí a una semana en todo el país. Creo que también hay un poco de contención, por lo que estoy viendo, también del lado de quienes no son partidarios de Trump. Nadie se está echando a la calle como se temía, eso había creado muchísima más tensión social por enfrentamientos en un país que ya está políticamente muy dividido. Habrá que ver cómo se desarrolla todo. Mi esperanza es que no suceda nada, entre otros motivos porque las fuerzas de seguridad ya están advertidas, se están tomando en serio las amenazas que vieron anteriormente e incluso compañías como Airbnb están aplicando restricciones en cuestiones de alojamientos en Washington a personas vinculadas a grupos radicales. Es como si de repente la maquinaria se pusiera en marcha.

P: En esta mañana frenética por las iniciativas de los demócratas para aplicar la 25 enmienda o el “impeachment” contra el presidente Trump, ¿tienen viabilidad? ¿Es una pose de corrección política o como dice Bernie Sanders “La respuesta es: precedente. Debe quedar claro que ningún presidente, ahora o en el futuro, puede liderar una insurrección contra el gobierno de Estados Unidos?”

R: Es una situación excepcional que requiere por tanto medidas excepcionales. La primera es invocar el artículo 25 de la Constitución que es el que permite al vicepresidente cesar al presidente porque mentalmente no esté capacitado. Se ha hecho en ocasiones anteriores por causas de enfermedad pero yo creo que esa vía no va a funcionar, entre otros motivos porque primero necesita una mayoría del Senado de dos tercios, que no la van a tener. Segundo porque necesitan la aceptación del Vicepresidente y este no lo va a hacer porque queda una semana. Se habla del impeachment acelerado donde también tiene un problema con el tiempo. Mi opinión es que en este momento ni siquiera Biden está a muy a favor de esa vía. Queda una semana y Biden va a tener cien días de gobierno muy complicados por la crisis política existente, por la división que se arrastra y por la crisis económica más sanitaria del Coronavirus. El proceso de impeachment, incluso si sale adelante en la Cámara de Representantes en el Senado, no va poder ser. Creo que la estrategia sería aplazar su presentación al Senado para dar tiempo a que Biden forme y se asiente en su Gobierno y ver qué pasa en los próximos cien días porque la clave es que hay que mandar una señal y que Trump debe ser responsable de lo que ha hecho, de incitar a  la violencia y de incitar a un ataque al Gobierno pero hay que hacerlo de una manera que no dañe ni a Biden pero sobre todo al país. Es interesante ver la discusión legal que hay sobre las medidas que se deben adoptar porque evidentemente lo sucedido se debe castigar pero también cómo se van a controlar los tiempos y toda la puesta en escena para que no quede en una “rabieta” de los demócratas. Creo que la respuesta tiene que ser equilibrada para no crear más daño del que ya se ha hecho.

“Hay un movimiento detrás con QAnon y todas estas organizaciones de ultraderecha que lo que hacen es alimentar ese odio y las teorías de la conspiración. En ese sentido sí que creo que hay una cierta organización aunque muy desmembrada”.


R: Hemos visto que se está deteniendo a gente, que al interior del Capitolio entraron manifestantes con armas, ex militares… ¿Hasta qué punto se puede hablar de que existiera, si no una conspiración, sí un movimiento organizado  en el asalto al Capitolio? ¿Qué se pretendía y cuáles eran los objetivos que se perseguían? ¿Se buscaba algo más que lo que algunos, en mi opinión de manera simplista, han justificado como una marcha de una turba de “cabreados” y alentados tras el mitin de Donald Trump a poca distancia del Capitolio?

R: Organizado entre comillas. Mi análisis es que las redes sociales aglutinan un mensaje en medio de un caos y, lamentablemente, los mensajes de miedo o de agresión en la sociedad en la que vivimos se mueven más rápido que los de amor o compasión entonces es muy fácil que en determinadas plataformas, grupos concretos sean capaces de hacer circular un mensaje muy agresivo y conflictivo de combate cuestionando el sistema. Cuando esas personas llegan a Washington se juntan allí habiendo ido con los mismos objetivos como son el manifestarse contra la victoria de los demócratas y de Joe Biden y deslegitimar su presidencia futura. Además  hay que tener en cuenta de que les ha azuzado Donald Trump, que lo lleva haciendo desde hace mucho tiempo (desde el verano comenzó a cuestionar el resultado de las elecciones). Llegan a Washington con la intención de hacer ruido y el presidente Trump les dice literalmente a los congregados que vayan a por el vicepresidente Mike Pence porque este no quiere seguir sus directrices de anular la certificación de las elecciones en varios Estados decisivos. La masa responde a esa llamada. Necesita solo a 20 ó 100 personas para crear disturbios y confusión, no necesitaba mucha más gente. El problema es que la masa, una vez que se mueve, tira para adelante y ya vemos lo que ha sucedido. En cuanto a organización creo que el mensaje corre funcionando como un chicle que lo pega todo y luego es muy complicado hacer frente a esa situación pero, evidentemente, hay un movimiento detrás con QAnon y todas estas organizaciones de ultraderecha que lo que hacen es alimentar ese odio y las teorías de la conspiración. En ese sentido sí que creo que hay una cierta organización aunque muy desmembrada.


P: Buena parte de los analistas aseguran que la división extrema, la fragmentación y la fractura social que ha creado Trump y sus políticas en la sociedad norteamericana durante sus años de mandato, van a ser imposible o muy difícil  que la cierre Biden.  Desde una posición más posibilista de la labor política me pregunto que si la nueva administración demócrata consigue una gestión positiva de la pandemia (que no debe ser muy difícil vista la actual situación), si se lograse una recuperación económica y si se produce una transformación social en algunos ámbitos ¿podría cambiar de opinión la otra parte de la sociedad americana? Es un fatalismo y un determinismo histórico que anula la gestión política y a los que yo me niego a creer.

R: Es que el problema aquí es otro. Donald Trump llega a la Presidencia de los EEUU porque el país ya está muy dividido y él es capaz de explotar esa ruptura. Es una división que empezó con George Bush con las intervenciones militares en Irak y Afganistán y que luego, con Barack Obama, fue creciendo. Si ves la evolución de los grandes partidos en Estados Unidos han tendido a separarse del centro y han ido hacia los extremos. Volver a unir esas dos puntas de la pirámide va a ser muy complicado y no solo para los políticos sino también para el ciudadano. El ciudadano también se debe de “curar”, debe de poner de su parte. Ahora mismo estamos viendo un movimiento de las empresas que están anunciando que van a dejar de dar donaciones a los partidos políticos, es un ejemplo de distanciamiento y de dar un paso atrás para reflexionar qué es lo que se ha hecho mal para llegar a esta situación como es la de inundar de dinero las elecciones. A lo mejor el ciudadano también debe de dar un paso atrás y hacer una reflexión de qué es lo que ha hecho. La misma que deben también hacer los medios de comunicación porque estos se encuentran igual de polarizados que la sociedad norteamericana. Con Trump se ha dado vía libre a su discurso sin ningún tipo de filtros. Yo no estoy a favor de la censura pero creo que el periodista debe de escribir y seleccionar. Esa es la labor más complicada que tenemos, no para ocultar sino para realmente informar de lo que es relevante. Y denunciar pero no para dar rienda suelta a un discurso sin ningún tipo de control o moderación. Este va a ser un trabajo de todos, empezando por los políticos que son los que ahora tienen que dar el “do de pecho”. Esto lo digo incluso como padre pues nuestros hijos nos están mirando y viendo lo que hacemos, no solamente por el tema este del Capitolio sino también por cómo gestionamos la pandemia y ellos aprenden de nosotros. Entonces tenemos que hacer un esfuerzo por ello porque somos los que les estamos preparando el país que se van a encontrar cuando sean adultos y deban de asumir sus responsabilidades. Creo que es importante esto ¿Qué estamos enseñando? ¿Qué estamos mostrando al mundo?

P: Creo que lo que ha sucedido estos días en EEUU ha revalorizado bastante la labor de los corresponsales de prensa y de los periodistas que hacen información  internacional ¿qué opina?

R: Estados Unidos siempre ha sido un referente para el público fuera del país. Ocurre que se tiene una especie de amor/odio con EEUU., La admiramos como país y como democracia pero nos centramos en sus clichés para odiarla. Esto es lo que está sucediendo. Este hombre de los cuernos dentro del Capitolio es una figura que va refleja perfectamente todo lo que pensamos de este país o “tíos locos” que van con armas a todos lados… pero no es la verdad. Si ahora girara esta cámara (y la gira) veríamos que hay gente normal, con total tranquilidad, con sus perros en el parque. Estados Unidos es un continente súper rico, que desborda de naturaleza, que tiene las mejores corporaciones que existen en el planeta, todos sabemos que es CocaCola la IBM  o Facebook. Podremos tener opiniones acerca de cada uno de ellas. Ya no digo cuando se trata de que haya un terremoto o un tsunami, los primeros que están ahí son los americanos, nadie más puede hacerlo. Los europeos se pelean entre ellos para ver que mandan, quien va a liderar. Sin embargo cuando hay una crisis los primeros que responde son los norteamericanos. Ese poder es que crea esa animadversión hacia EEUU. Ocurre que a raíz de lo sucedido en el Capitolio y de los cuatro años de presidencia de Trump, Estados Unidos tiene una labor muy complicada como es sanar y recuperar su democracia y hacerlo a la vez con la mundial porque esta democracia ha sido la abanderada y el estandarte a seguir, pero claro, si tu democracia vista desde fuera no funciona cómo vas a decirle a otro país que lo tuyo es lo correcto. En cierto modo eso va a ayudar a EEUU a rebajar un poco esta prepotencia en el sentido de ser el “policía” del mundo e ir aplicando lo que ellos creen que se debe de aplicar. Desde ese punto de vista resultará interesante ver ese paso atrás que da para decir “bueno, este es el mundo, así van las cosas, hasta qué punto tenemos que implicarnos” que es un debate que aunque parezca mentira lo ha iniciado Trump y que es positivo. También hay que decir una cosa, Trump ha ayudado a hacer ver las divisiones de Europa y las fracturas que hay. Mencionabas el tema de la pandemia. Es verdad que ha mostrado muchas reticencias para admitir la gravedad de la crisis pero también hay que reconocerle que la vacuna no la tendríamos ahora en ninguna parte del mundo si no hubiera sido porque él se empeñó, tal vez con un interés político, en que hubiera una vacuna antes de final de año. Y han llegado gracias a ese gran potencial que tienen las empresas americanas y de ese poder que tienen las farmacéuticas de invertir y acelerar un proceso que hubiera tardado unos tres o cuatro años. Ahí ha tenido algo de liderazgo el presidente de los EEUU aunque luego estamos viendo un montón de problemas que son derivados de la estructura de este país como se está teniendo a la hora de distribuir la vacuna en España o en Europa. Pero todo esto es otra historia.

“Hay una esperanza muy grande depositada en Biden pero tiene el plato tan lleno en política nacional, tantas promesas, la pandemia, la crisis económica, la crisis política, que es muy difícil ver como habrá un cambio de EEUU hacia Europa”

P: ¿Cómo afectará a Europa el cambio de administración de Trump a Biden? Yo le he leído a usted reflexionar sobre el hecho de que con Obama tampoco nos fue muy bien. Explicaba las diferencias entre administraciones basándose en que “unos gritan y Trump grita y además ejecuta”.

R: El contexto era el mismo antes del asalto al Capitolio pero la retórica es diferente. Cuando la crisis financiera. Obama tuvo un verdadero enfrentamiento con Merkel sobre la cuestión de si Alemania debía salir al rescate del sur de Europa durante la crisis de la deuda soberana. Hay que recordarlo pues pecamos como ciudadanos de tener la memoria muy corta, a veces. Obama fue el primer presidente de los EEUU que miró a Asia antes que a Europa, eso es una realidad. A Europa la dejó algo de lado, incluso no iba a las Cumbres porque le parecían un aburrimiento, lo mismo que pensaba Trump pero Obama lo hizo 8 años antes. Es cierto que hay una esperanza muy grande depositada en Biden pero tiene el “plato tan lleno” ahora en términos de política nacional, tiene tantas promesas que ha hecho además de la pandemia, la crisis económica y, ahora, la crisis política, que es muy difícil ver como verdaderamente va haber un cambio de Estados Unidos hacia Europa. Yo siempre represento a Estados Unidos como un corazón que funciona por sí mismo. No le hace falta nadie más, puede ser perfectamente autosuficiente. En ese sentido se puede permitir el lujo Biden de no fastidiar más las cosas y empezar a arreglarlas pero no creo que vaya a haber un cambio radical respecto a Trump. Se ponen muchas esperanzas en los aranceles, en la política comercial, en un nuevo tratado comercial con Europa… todo eso se va a aplazar. Ahora mismo no creo que estén pensando en esas cosas. Sí que habrá un canal abierto y se va a poder hablar. Seguramente Biden convocará a los europeos y al resto del mundo para hacer cumbres específicas tipo cambio climático y eso unifica más que separa. Bueno, hay que tener mucha paciencia con este tema.

“Yo siempre he hecho prensa escrita y la estructura mental y la rapidez para reflexionar es muy diferente. En televisión tienes que condensar mucho y buscar las tres ideas que tienes que dar. A ese proceso me ha ayudado mucho Twitter.”

P: ¿En el plano personal cómo ha cambiado su forma de trabajar al pasar de ser un periodista de prensa escrita a estar horas y horas trabajando para la televisión aunque sigue trabajando en medios escritos?

R: Supone un cambio mental. Yo me he formado solo como periodista porque me fui antes de acabar la carrera a Italia. Volví y terminé el último curso, empecé a trabajar de becario en varios medios en Sevilla, en Cope Sevilla y Europa Press Andalucía. Antes de los 23 años decidí irme a Bruselas. Yo he aprendido a trabajar como periodista gracias a mis compañeros competidores. Me han enseñado a ser periodista los colegas de otros medios y por eso siempre los veo como personas que tenemos que arrimar el hombro y ayudarnos los unos a los otros, luego hace cada uno su artículo o su pieza como quiere. Nadie es dueño de la información con lo cual todo el mundo tiene su forma de expresarse. Ocurre que yo siempre he hecho prensa escrita y la estructura mental y la rapidez para reflexionar es muy diferente. En televisión tienes que condensar mucho y buscar las tres ideas que tienes que dar. A ese proceso me ha ayudado mucho Twitter. Cuando dejé EL PAÍS me concentré en Twitter porque era la forma en que saciaba mi ansia por informar y además lo hice en un momento de mucho ruido con el inicio del confinamiento del Coronavirus. Mi base de seguidores comenzó a crecer y vi que había interés por las cosas que escribía. Lo bueno del tuit es que te obliga a condensar y a buscar la idea y ser rápido a la hora de presentar la realidad que vas viviendo. Nunca opino en mis tuit, solo hago información pura pero sí me preguntan entonces es cuando opino, mi tuit es neutro. Eso es lo que intento expresar en la televisión. Tengo muchísimo que aprender porque no tenía ni idea cuando me llamaron de la cadena ya que yo no había hecho tele en mi vida. Es un formato totalmente nuevo que estoy aprendiendo y que sí soy capaz de transmitir, ese es mi objetivo. Quiero que me entienda mi tía Rosita en Sevilla y ser tan veraz como una persona como la presidenta de Banco de Santander no diga “que tontería está diciendo este hombre”. Es una combinación combinada porque tienes que ser veraz y además próximo pero es que esa es la única manera de llegar a la gente.  Y ser humilde y tener la pasión de un becario, eso es básicamente.