La reciente decisión de Estados Unidos de vetar una propuesta de resolución en el Consejo de Seguridad de la ONU que solicitaba un cese al fuego en la Franja de Gaza ha suscitado críticas generalizadas de la comunidad internacional. La propuesta, que contó con el apoyo de 13 miembros y la abstención del Reino Unido, ha dejado en evidencia el aislamiento de Washington en su postura hacia el conflicto.

A pesar de que el texto no recibió el respaldo del aliado más cercano de Estados Unidos, el Reino Unido, debido a la falta de una condena explícita hacia Hamás, la embajadora británica ante la ONU, Barbara Woodward, justificó su abstención argumentando la necesidad de que Israel pueda abordar la amenaza de Hamás de acuerdo con el Derecho Internacional Humanitario.

El embajador francés, Nicolas de Rivière, expresó su decepción por la falta de consenso dentro del Consejo, señalando que la negativa a comprometerse con las negociaciones solo agrava la crisis en Gaza y subraya el incumplimiento del Consejo con su mandato establecido en la Carta de las Naciones Unidas.

Por su parte, el embajador chino, Zhang Jun, criticó la contradicción de preocuparse por las vidas y la seguridad de los habitantes de Gaza mientras se permite que continúe el conflicto. Denunció la hipocresía de pedir la protección de mujeres y niños y de los Derechos Humanos mientras se consiente la lucha, lo que considera un claro ejemplo de doble rasero.

El embajador ruso, Dimitri Polianski, fue aún más directo al acusar a Estados Unidos de firmar una "sentencia de muerte" para miles de civiles en Palestina e Israel con su veto.

El ministro de Asuntos Exteriores turco, Hakan Fidan, destacó que Estados Unidos se encuentra solo en esta cuestión tras la votación, y cuestionó la utilidad del sistema político estadounidense en asuntos relacionados con Israel.

El ministro iraní de Asuntos Exteriores, Hoseín Amirabdolahian, resaltó la iniciativa del secretario general de la ONU, António Guterres, de activar el Artículo 99 de la Carta de las Naciones Unidas para detener los crímenes en Gaza y preservar la estructura de paz mundial.

Países como Emiratos Árabes Unidos, Omán y Malasia, así como organizaciones internacionales como Amnistía Internacional, Médicos Sin Fronteras y Human Rights Watch, han manifestado su rechazo al veto estadounidense, evidenciando un creciente descontento global con la política exterior de Estados Unidos respecto a Israel y Palestina.

EEUU e Israel, una alianza inquebrantable

Pero, ¿de dónde viene esta estrecha colaboración entre ambas potencias? Pues bien, la alianza entre Israel y EEUU se remonta a la fundación del primero en 1948, cuando el presidente estadounidense Harry Truman reconoció al nuevo Estado pocos minutos después de su declaración de independencia. Desde entonces, EEUU, que buscaba contrarrestar la influencia soviética de la región, ha sido el principal proveedor de ayuda económica y militar a Israel, así como su defensor en el ámbito diplomático, especialmente en el Consejo de Seguridad de la ONU, donde ha vetado numerosas resoluciones críticas con las políticas israelíes.

Según datos del Congreso de EEUU, Israel es el país que más asistencia extranjera acumulada ha recibido por parte de EEUU desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, con un total de 146.000 millones de dólares hasta 2019. La mayor parte de esa ayuda se destina al ámbito militar, lo que ha permitido a Israel desarrollar uno de los ejércitos más avanzados y poderosos del mundo. Además, ambos países comparten información de inteligencia y cooperan en proyectos de investigación y desarrollo tecnológico.

Uno de los ejemplos más destacados de esta cooperación es el famoso sistema antimisiles Cúpula de Hierro, que ha interceptado más del 90% de los cohetes lanzados desde Gaza en los últimos días. Este sistema fue desarrollado por Israel con financiación y apoyo técnico de EEUU, que ha destinado más de 1.600 millones de dólares desde 2011 para su despliegue y mantenimiento. En este sentido, Biden ha anunciado que EEUU repondrá las reservas del sistema tras el actual conflicto.

No obstante, la relación entre Israel y EEUU no solo se basa en intereses estratégicos y económicos, sino también en valores compartidos, como la democracia, los derechos humanos y la libertad religiosa. Ambos países tienen una población diversa y multicultural, con una importante presencia judía en EEUU. Según una encuesta del Pew Research Center, el 75% de los estadounidenses tiene una opinión favorable o muy favorable de Israel, mientras que solo el 27% dice lo mismo de los palestinos.

Sin embargo, la alianza entre Israel y EEUU también tiene sus sombras y sus desafíos. A lo largo de las décadas, ha habido momentos de tensión y desacuerdo entre ambos gobiernos, especialmente en lo referente al proceso de paz con los palestinos y a la expansión de los asentamientos judíos en Cisjordania y Jerusalén Este. Asimismo, la opinión pública estadounidense muestra algunas fisuras según la afiliación política, la edad y la religión. Los demócratas, los jóvenes y los musulmanes tienden a ser más críticos con Israel y más solidarios con los palestinos que los republicanos, los mayores y los cristianos.