La Corte Federal de Justicia de Australia, compuesta por tres jueces decidió, tras seis horas de audiencias, rechazar las alegaciones de los abogados del tenista serbio, Novak Djokovic, y aprobó deportar al deportista, en un veredicto aprobado por unanimidad por los jueces de la Corte Suprema de Justicia. Una decisión que, según un portavoz de la judicatura no puede ser impugnada por los letrados de Djokovic.

Sin embargo, el portavoz añadió que la única opción sería apelar a la Corte Suprema de Justicia australiana, aunque en todo caso, el tenista estaría obligado a abandonar el país. Pero esta opción no ha sido contemplada por los abogados de la defensa, según fuentes del periódico The Age de Melbourne.

Por otro lado, en su disertación final, los jueces dictaminaron la salida inmediata del tenista serbio del país, en línea con los temores del Gobierno federal, diciendo que la presencia de Djokovic en Australia podría espolear los ánimos de simpatizantes del movimiento antivacunas.

Una observación que resultaba hipotética, dado que lo mismo podría afirmarse en sentido contrario. Es decir, que las manifestaciones de protesta serían mucho más resonantes si los jueces decidieran dejar en libertad al tenista serbio. Así las cosas, horas después de terminar el juicio, la policía llevó detenido a Djokovic, hasta el aeropuerto para emprender vuelo a Dubai, un viaje de 14 horas sin parar.

Djokovic habla para The Guardian

Poco antes de abordar el avión, en una entrevista concertada con The Guardian, Djokovic destacó que, aunque la decisión de los jueces era decepcionante, respetaría la decisión. Asimismo, cooperaría con los preparativos del viaje con las autoridades australianas para abandonar Australia.

También, refiriéndose a los jugadores del Open de Australia, les deseó la mejor de las suertes, así como a los jugadores, preparadores, voluntarios, y aficionados en el torneo. Por último, agradeció el apoyo constante de su familia, amigos y simpatizantes en Serbia.       

El Gobierno apoya la decisión

El primero en salir a la palestra fue el primer ministro Scott Morrison quien, hablando en la televisión y medios de comunicación, dijo que leyes en este país oceánico son para acatarlas y los sacrificios que han estado haciendo los australianos durante la pandemia son motivos suficientes para evitar que la presencia del tenista serbio sirva para correr más riesgos.

Además, puso énfasis en el trabajo de las fuerzas de vigilancia de fronteras que se habían opuesto a la presencia de Djokovic, por no presentar la doble dosis de vacunación a su llegada a Australia.

En este contexto, el ministro de inmigración, Alex Hawke, también aplaudió a las fuerzas de vigilancia del país durante el desarrollo del juicio, como uno de los argumentos principales, que inclinaron la balanza a favor del Gobierno. Abundando en detalles destacó que el 91,6% de los australianos mayores de 16 años están vacunados con la doble dosis

Entre tanto, en las filas de la Oposición, Anthony Albanese, abanderado del partido laborista criticó a Morrison y a su ministro de Inmigración, por marear la perdiz durante ocho días causando gran confusión en todo el país. En este contexto, la senadora independiente Jacqui Lambi, criticó en términos parecidos, lamentando el largo periodo de espera hasta que el ministro de inmigración decidió cancelar el visado del tenista serbio. Una situación que a la postre se convirtió en un desastre absoluto.

Los australianos, en contra del tenista

En una encuesta exclusiva del rotativo de Melbourne, el 71 por ciento estaban en contra de que el tenista serbio participará en el torneo que, oficialmente, comenzó hoy lunes.

Las exenciones presentadas durante los nueve días que duró el culebrón también se tuvieron en cuenta en el cómputo total de los votos.

En contrapartida el 14 por ciento se inclinó a favor de Djokovic, que con su deportación pierde la gran ocasión de ganar 21 Grand Slam y superar el recórd en el que está empatado con Rafael Nadal y Roger Federer.

Los resultados del muestreo indican que los simpatizantes de la formación política del llamado United Australian Party, partido de extrema derecha fueron los que mayor apoyo prestaron a Djokovic.  

Los sondeos de opinión fueron realizados por la Compañía Resolve Strategy, para el grupo periodístico Nine News.

Los tenistas no apoyan a Djokovic

Rafael Nadal lamentó que la triste historia del visado del tenista serbio haya ensombrecido los comienzos del Abierto de Australia, que arranca hoy. Por otro lado, añadió que la resolución del caso fue acertada, porque ninguno de los jugadores es más importante que el tenis.

Sin embargo, días antes, comentaba un observador, cuando el juez Anthony Kelly, en la primera audiencia, judicial autorizó el visado de Djokovic, el tenista español reaccionó prestando su apoyo, sin ambigüedades, para competir en el torneo.

Por su parte, la tenista Garbiñe Muguruza destacó que Djokovic podría haber evitado el culebrón si se hubiese vacunado como los demás jugadores. El australiano Nick Kyrgios, fue uno de los pocos tenistas que apoyaron al tenista serbio.  

En este contexto, el analista David Crow, adjunto al grupo periodístico 9News, puso énfasis en las dificultades de Djokovic tras los pasos en falso cometidos desde su llegada a Melbourne, lo cual dio origen a una serie de reacciones políticas que calentaron el debate.

 A continuación, Crow sostuvo que el gobierno federal, a pocos meses de celebrarse la próxima cita electoral, no perdió el tiempo, a sabiendas de que el electorado en general le apoyaba en su enconada lucha para ajusticiar a Djokovic a través de la Corte Suprema.       

Puestas así las cosas, la veterana y laureada periodista, y profesora de la Universidad de Canberra, Michelle Grattan, subraya que, a raíz de las declaraciones del mandatario político australiano el controvertido asunto se disparó exponencialmente. Tanto es así que el escándalo dejó tocados no solo al Gobierno federal, sino también a las fuerzas encargadas de vigilar fronteras, al ejecutivo Estatal de Victoria, a Tennis Australia, organizador del evento, y al propio Djokovic, que habría sufrido lo que en estas tierras se llama tall poppy, el síndrome por el que personas con gran imagen de fama y fortuna se convierte en objeto de odio y crítica para la sociedad.

Australia, una fortaleza infranqueable

El analista deportivo Jake Niall escribía estos días un artículo de fondo en el rotativo The Age, comparando la cancelación del visado de Djokovic con su llegada al purgatorio de la inmigración.

Y, según él, la razón es bien sencilla: no ha cumplido con los ordenamientos socio políticos de este país oceánico, o lo que es lo mismo, no ha dado la talla con las tradiciones, el espíritu y la doctrina establecida en Australia.

En este sentido, el analista deportivo, menciona a Paul Strangio, politólogo y graduado en Ciencias Políticas quien cree a pies juntillas que Australia tiene una cultura de cumplir con los poderes establecidos. O, lo que es lo mismo, el ciudadano corriente y moliente firma un contrato socio político que tiene que asumirlo sin rechistar.  Resumiendo, añade el politólogo, el tenista serbio ha tenido que defenderse como gato panza arriba contra un sistema que entraña muchas dificultades para salir airoso.

En conclusión, el especialista en ciencias políticas sostiene que en Australia, a diferencia de América, el ciudadano está privado de los derechos individuales, lo cual ha sido una desventaja para que el tenista número uno del mundo pudiera tener mayores garantías de éxito.