Silvio Berlusconi solía presumir de burlar a la vida y escapar de la muerte. Su cirujano llegó a enmarcarlo dentro de la inmortalidad. Este lunes, a los 86 años, el político y empresario italiano ha fallecido a causa de una leucemia crónica que le perseguía desde hacía tiempo. Lo ha hecho en el hospital San Raffaele de Milán, en su ciudad natal, tras ser ingresado el pasado viernes. Día de luto en el país trasalpino, que se despide de quien fuese cuatro veces primer ministro del país, dueño de clubes de fútbol de la talla del AC Milan o el AC Monza, empresario ampliamente pegado al mundo de la comunicación y uno de los padres del populismo europeo.

Reivindicado como la figura más importante y carismática de Italia en la construcción del nuevo país desde hace 30 años, Berlusconi cimentó su poder en un perfecto puzzle en el que hacía converger las piezas de su poder político y su gran influencia comunicativa. Dominar el relato controlando al mensajero. Dueño de Mediaset, creador de la telerealidad y fanfarrón hasta sus últimos días, basó su vida en una ida y vuelta continua de favores y realidades inventadas que le sirvieron para escapar de la Justicia, reflejarse como un modelo a seguir de la nueva Italia y estar continuamente en el candelero.

Fundador de Forza Italia, Silvio consiguió convertirse en primer ministro en cuatro ocasiones: 1994, 2001, 2005 y 2008. Cuatro mandatos con un claro carácter liberal, marcados por los numerosos escándalos tanto personales como de corrupción que le perseguirían hasta el fin de sus días. Provocador, Berlusconi se reía de estas acusaciones con un estilo macarra, deslenguado, irónico: "Un sondeo dice que el 33% de las jóvenes italianas sí se acostarían conmigo. El resto de las chicas contesta: '¿Otra vez?'".

Amante del dinero y de las mujeres. Con cinco hijos y actualmente casado con Marta Fascina, de 33 años, era común escucharlo presumir de sus gestas sexuales. Engominado, polioperado, escandalosamente rico. Silvio Berlusconi era para Italia el continuismo de la Cosa Nostra: un corrupto, sí, pero su corrupto. Mejor tenerlo al lado que detrás de ti. Aupó a presidentes y los derrocó a la misma velocidad -que se lo digan si no a Mario Dragui-. Quid pro quo. Un país entero en busca de formar parte del imperio de Il Cavaliere.

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A Silvio le gustaba presentarse como un hombre hecho a sí mismo. El milagro italiano. Hijo de una familia de clase media, su gran pelotazo llegó en la década de 1960, cuando se hizo con un gran solar gracias a un crédito del banco en el que trabajaba su padre. Sin embargo, a sus 86 años, el magnate jamás logró deshacerse de las constantes teorías y pruebas que apuntaban a un presunto trato de favor de la mafia italiana. Edilnord -su primera empresa- le dio el dinero, Mediaset propagó su influencia, el fútbol lo acercó al pueblo y la política le otorgó el poco poder que le faltaba. Cuatro patas dentro de un mismo modus operandi que sirvieron para forjar la imagen, trayectoria y fortuna de uno de los hombres más queridos y odiados del país, de Europa y del mundo.

Su influencia y sus formas traspasaron al país transalpino. Él fue el creador del lema comunismo o libertad, popularmente utilizado en España por la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso. Tampoco es raro notar ciertas similitudes con el trumpismo, tanto políticamente como personalmente: “Aunque soy travieso, 33 muchachas me parecen demasiadas", respondía el italiano en referencia al ‘caso Ruby’ por el que fue condenado a siete años de prisión y una inhabilitación de por vida -para, posteriormente, ser exonerado-.  "Si eres rico o famoso las mujeres se dejan agarrar el coño", contestaba Donald Trump, por su parte, en acusaciones similares.

Berlusconi y el control del mensajero

En su faceta empresarial, paralela a su papel como primer ministro italiano, Berlusconi llegó a convertirse en dueño y señor de los medios de comunicación, no solo italianos. En 1978 fundó Telemilano, el embrión de lo que ahora es su gran conglomerado de medios de comunicación, Media For Europe (MFE). Telemilano se convirtió en Mediaset Italia en 1996, a día de hoy renombrada de nuevo como MFE, un gigante que recoge a varios medios de comunicación europeos como Mediaset España, que ha pasado de ser una empresa de gestión independiente a depender del grupo controlado por la familia Berlusconi.

Además de Mediaset España, Berlusconi se erigió como uno de los grandes accionistas de la cadena francesa La Cinq, la alemana Tele 5 o la empresa de publicidad Publitalia ‘80 en el continente europeo. Una de sus mayores operaciones empresariales, y la última, ha sido la integración de Mediaset España en su conglomerado MFE. Un proyecto que Berlusconi arrancó en 2019 con el anuncio de una fusión de los consejos de administración de Mediaset España y Mediaset Italia en el holding bautizado como Mediaset N.V. La intención inicial en 2019 era mantener la independencia de ambas empresas. Pero Berlusconi cambió de opinión en 2022.

Hace apenas un año, Berlusconi lanzó una opa a través de su conglomerado MFE, gestionado por el vehículo de inversión familiar Fininvest, para hacerse con la totalidad de Mediaset España y todos sus canales. Una opa con la que consiguió el 82% del capital de la filial y que, con un movimiento maestro, amplío hasta su totalidad a través de una fusión por integración de la filial española, liderada ahora por Borja Prado, en el conglomerado familiar de medios de comunicación. MFE tiene radicada su sede social en Países Bajos, que no en su Italia natal, donde sí que ha instalado las oficinas de dirección, en un movimiento habitual para aquellos que evitan el pago de impuestos.

Media For Europe (MFE) se ha convertido, a día de hoy, en uno de los gigantes de los medios de comunicación a nivel europeo con la familia Berlusconi al frente, aunque está presidida por Fedele Confalonieri. El gigante está controlado por Fininvest, el holding de inversión también fundado por el propio Berlusconi en 1978 -el mismo año que nació el embrión de lo que hoy es MFE-, con un 49,3% del total del capital social. Pruebas todas ellas de que Berlusconi tenía un plan para convertirse en dueño y señor del cuarto poder.

Una vida llena de polémicas

Sus salidas de tono han sido un habitual en su vida, lo mismo que sus problemas con la Justicia. Figura clave en la década de los 90 y parte de lo 2000, estos han sido algunos de los escándalos que han sacudido la vida del magnate.

Entre los más destacados se encuentra el caso Ruby (la mayoría de los episodios más polémicos del empresario tienen un tinte sexual), cuando una joven marroquí llamada Kaimra El Mahroug y más conocida como Ruby Rompecorazones fue arrestada a los 17 años y se descubrió que había asistido a varias fiestas en las residencias privadas del antiguo primer ministro italiano. El magnate le habría entregado dinero y regalos a cambio de sexo y ella misma lo denunció, aunque después los dos lo negaron. Berlusconi fue condenado por aquel hecho a siete años de prisión y una inhabilitación de por vida para ocupar cualquier cargo público por abuso de poder e incitación a la prostitución de menores. La condena fue revocada; y él, absuelto.

Aunque desde la faceta empresarial también ha protagonizado varios líos, por ejemplo, como fundador de Mediaset. El caso con el nombre de la plataforma televisiva comenzó a principios de los 90, cuando se descubrió que el grupo había creado una red de empresas offshore en paraísos fiscales con la intención de evadir impuestos. Según fueron saliendo más informaciones a la luz, se dejó caer que el magnate había utilizado su posición para manipular el mercado televisivo del país europeo y presionado a los reguladores para que favorecieran a Mediaset en episodios como la compra de eventos deportivos a precios inflados. También interfirió para bloquear la entrada de nuevos competidores.

Por este hecho, el empresario fue acusado de corrupción, fraude fiscal y falsificación de cuentas, siendo después -en 2013- condenado a cuatro años de prisión, aunque nunca llegó a entrar en prisión por su edad y debido a una ley de amnistía. Sí fue puesto en arresto domiciliario durante un año.

Fútbol: Champions, inversión y "prostitutas"

El magnate cambió la manera de percibir el fútbol italiano. Con todas las críticas que se le puedan hacer -y son muchas- el exministro representó uno de los ciclos más gloriosos del balompié en el país europeo. Una época dorada que quedó reflejada principalmente en el Milan, uno de los equipos grandes del país y del continente. Con siete champions en estos momentos a sus espaldas, el artífice de gran parte del buen balompié que demostró el equipo de San Siro encontró en el controvertido Silvio a su máximo artífice. 

Así las cosas, Berlusconi comenzó su andadura en uno de los equipos de la ciudad -el otro principal es el Inter- en 1986. Su ascenso al olimpo del deporte rey fue algo extraño, ya que vino precedido de dos descensos administrativos -en 1981 y 1983, respectivamente- y la fuga del entonces presidente del club, Giovanni Nardi. 

Fue en la incertidumbre donde el también responsable de Mediaset se movió como pez en el agua. Dentro del fútbol hay quienes a día de hoy le comparan, salvando las distancias, con Jesús Gil y el Atlético de Madrid, por lo que han supuesto las figuras de ambos. Sin embargo, el público “rossonero” guarda un cariño especial al expresidente del club milanés, ya que fue bajo su gestión cuando el Milan reinó en Europa. 

Berlusconi, con una Champions

Aquel equipo, que comenzó a forjarse un 18 de julio de 1986, proyectaba calidad por doquier. Eso sí, no salió barato: 700 millones de euros fue el talonario que puso el extravagante presidente para llevar a la afición a celebrar unas cuantas veces en el Duomo. Cinco ligas de Campeones -el Milan solo ha logrados dos más después-, cinco Supercopas de Europa, ocho ligas, seis Supercopas de Italia y una Copa, entre otros trofeos, decoran desde entonces las vitrinas.

Precisamente la quinta Champions, en 2007, supuso el fin de una era al verse Berlusconi salpicado en el Caso Calcipoli. Sin embargo, el exministro no se detuvo, pues el Milan lograría otra liga en 2010. A partir de entonces, todo fue decadencia para un equipo que nunca volvió a ser lo mismo. 

Pero la andadura del antiguo ministro italiano no se quedó ahí. Lejos de mostrarse arrepentido y reconocer errores, Berlusconi comenzó otra aventura futbolística, esta vez en el Monza, de la Serie C italiana. Su objetivo era claro, ascender el equipo a la primera división. 

El camino a seguir fue el mismo: una inversión prohibitiva, en este caso de 116 millones de euros. Se logró el ascenso y, con él, el magnate dejó una de sus últimas frases extravagantes, hecha promesa si el club ganaba a uno de los grandes: un “autobús lleno de prostitutas”.

Ciao, Silvio

Tanto Italia como Europa no han tardado en despedirse del polémico Berlusconi. Pese a las polémicas que le han perseguido en su prolífica y dilatada trayectoria, todos han coincidido en reivindicarlo como “una figura histórica” y clave en la construcción de la nueva Italia. Estas han sido precisamente las palabras escogidas por la actual primera ministra, Giorgia Meloni: “Uno de los hombres más influyentes de la historia de Italia que no tenía miedo en defender sus convicciones", ha asegurado. “Con él, Italia descubrió que no debe ponerse límites", agregaba.

Más emotivo era el adiós de Matteo Salvini, líder de La Liga: "Uno de los más grandes de todos los tiempos, en todos los ámbitos, desde todos los puntos de vista. Rara vez lloro, y hoy es uno de esos días", sentenciaba, arguyendo que con Silvio se queda un vacío “muy difícil” de llenar.

En la misma línea se solapaban los mensajes de diferentes dirigentes italianos, independientemente de su ideología. De hecho, las despedidas también llegaban desde Bruselas, desde la presidenta del Parlamento Europeo, Roberta Metsola, ha destacado a Berlusconi como un "luchador" que lideró el centro-derecha siendo protagonista durante décadas en la política italiana y europea. "Padre, empresario, eurodiputado, primer ministro, senador. Ha dejado huella y no será olvidado", ha asegurado la conservadora maltesa.

En la misma línea se ha despedido el presidente del Partido Popular Europeo y líder de los 'populares' en la Eurocámara, Manfred Weber, ha destacado la defensa de los "ideales europeos" del dirigente italiano. "No olvidaremos la energía y dedicación con la que trabajó para su amada Italia, su familia política y sus ideales europeos", ha señalado en un mensaje en redes sociales en la que ha expresado su "tristeza" por la pérdida de Berlusconi.

Y es que Il Cavaliere no solo formó parte de la política activa como primer ministro de Italia hasta en cuatro ocasiones, sino que fue eurodiputado hasta el pasado octubre tras una primera etapa ocupando escaño en la Eurocámara entre 1999 y 2001.