El ex primer ministro italiano Silvio Berlusconi ha muerto este lunes a los 86 años. El que fuera responsable del país italiano ingresaba el pasado viernes en el hospital San Raffaele de Milán para someterse a una serie de controles “programados” por la leucemia que acarreaba.

“El líder de Forza Italia y fundador de Mediaset tenía 86 años. Berlusconi regresó a San Raffaele el pasado viernes, tras una larga hospitalización -45 días- que finalizó hace unas semanas, a causa de una neumonía y una forma de leucemia. Por la mañana, su hermano Paolo y sus hijos se habían precipitado al hospital, donde ya estaba Marta Fascina”. De esta manera daba la noticia Corriere della Sera.

Estado de salud delicado

El mismo viernes, el centro sanitario en el que se encontraba el primer ministro italiano descartaba cualquier “aspecto crítico u otras alarmas”. “El presidente Silvio Berlusconi se encuentra actualmente ingresado en el Hospital San Raffaele para someterse a controles programados de su conocida patología hematológica”, apuntaba el equipo médico en un comunicado del hospital.

Sin embargo, el estado del político era delicado, ya que hacía solo tres semanas que había recibido el alta después de pasar 44 días ingresado por una pulmonía agravada por la mencionada enfermedad, que padecía desde hacía tiempo.

Por orden cronológico, a finales del mes de marzo estuvo cuatro días ingresados para realizarse unas pruebas médicas tras las cuales los profesionales le recomendaron reposo, mientras que el 5 de abril tuvo que ser ingresado en la UCI del mismo hospital. En un primer momento se hablaba de los problemas respiratorios que pudiera padecer, asociados a una neumonía, pero finalmente las conclusiones de los informes dictaminaron que tenía leucemia.

Los problemas de salud habían sido una constante en la vida de Berlusconi desde el 2016, cuando se sometió a una operación a corazón abierto después de una insuficiencia aórtica. Por aquel entonces, hasta un médico de su confianza hablaba de “riesgo de muerte”. Tres años después padeció un cólico renal agudo que le llevó a faltar a las presentación de candidatos de 2019 de Forza Italia. Ya en 2020, el Covid le golpeó con fuerza y estuvo ingresado durante 11 días.

Carrera política

Berlusconi ha sido una de las personas más importantes -también más polémicas- de Italia de los últimos 50 años.

Fundador del partido ultra, el mandatario ha ocupado tres veces la jefatura de Gobierno: entre mayo de 1994 y enero de 1995, entre junio de 2001 y mayo de 2006; y entre mayo de 2008 y noviembre de 2011. Su formación es también socio de la actual coalición de la mano de la Liga de Matteo Salvini y los  Fratelli d’Italia, de Giorgia Meloni.

Más allá de su faceta política, ha destacado también como empresario como propietario del grupo Fininvest, magnate de los medios de comunicación y presidente del AC Milan, club de fútbol de la ciudad del norte italiano junto al Inter de Milán.

Escándalos de Berlusconi

Sus salidas de tono han sido un habitual en su vida, lo mismo que sus problemas con la Justicia. Figura clave en la década de los 90 y parte de lo 2000, estos han sido algunos de los escándalos que han sacudido la vida del magnate.

Entre los más destacados se encuentra el caso Ruby (la mayoría de los episodios más polémicos del empresario tienen un tinte sexual), cuando una joven marroquí llamada Kaimra El Mahroug y más conocida como Ruby Rompecorazones fue arrestada a los 17 años y se descubrió que había asistido a varias fiestas en las residencias privadas del antiguo primer ministro italiano. El magnate le habría entregado dinero y regalos a cambio de sexo y ella misma lo denunció, aunque después los dos lo negaron. Berlusconi fue condenado por aquel hecho a siete años de prisión y una inhabilitación de por vida para ocupar cualquier cargo público por abuso de poder e incitación a la prostitución de menores. La condena fue revocada; y él, absuelto.

Aunque desde la faceta empresarial también ha protagonizado varios líos, por ejemplo, como fundador de Mediaset. El caso con el nombre de la plataforma televisiva comenzó a principios de los 90, cuando se descubrió que el grupo había creado una red de empresas offshore en paraísos fiscales con la intención de evadir impuestos. Según fueron saliendo más informaciones a la luz, se dejó caer que el magnate había utilizado su posición para manipular el mercado televisivo del país europeo y presionado a los reguladores para que favorecieran a Mediaset en episodios como la compra de eventos deportivos a precios inflados. También interfirió para bloquear la entrada de nuevos competidores.

Por este hecho, el empresario fue acusado de corrupción, fraude fiscal y falsificación de cuentas, siendo después -en 2013- condenado a cuatro años de prisión, aunque nunca llegó a entrar en prisión por su edad y debido a una ley de amnistía. Sí fue puesto en arresto domiciliario durante un año.