El primer ministro británico era un zombie, un muerto que deambula entre el escarnio y la vergüenza para uno de los dos grandes partidos del Reino Unido. Tras una segunda revuelta de los miembros tories exigiendo su dimisión, ha perdido el pulso y el excéntrico y frívolo exalcalde de Londres ha caído tras resistirse hasta el último segundo. Con una falsa épica copiada de las tragedias griegas, ha elegido morir desangrado y resistiendo hasta el último momento. Ya no le han valido las promesas a sus diputados fieles en la moción de censura de que repetirían cartel en las próximas elecciones si le respaldaban, como así pasó en la pírrica victoria del 6 de junio en el que cosechó el voto en contra de un 41% de sus parlamentarios ‘tories’. Le infringieron un sonoro y duro castigo, letal por necesidad, tras haber mentido una vez y otra sobre las frívolas fiestas de Downing Street en lo peor de la pandemia. Su gobierno había prohibido a los británicos asistir a reuniones familiares y funerales. Ahora ha sido la moral británica, un escándalo sexual de uno de sus hombres de confianza y que Johnson conoció y tapó, lo que le lleva a su dimisión del Partido Conservador, y con ello a la irrelevancia dentro de la formación.

Un gobierno “corrupto” según John Major

Su Ejecutivo ya estaba muy devaluado tras conocerse el acceso privilegiado a los ministros por parte de empresarios donantes de grandes cantidades de dinero al Partido Conservador, así como por los grandes contratos públicos adjudicados en secreto a familiares de miembros del Gobierno y el escándalo de los grupos de presión que implican a diputados y ministros. El ex primer ministro conservador John Major calificó al Gobierno de Johnson de "corrupto".

“Fiel a esa épica de la tragedia clásica (su flequillo y cabellera recuerdan al emperador de la famosa miniserie inglesa de televisión producida y emitida por la BBC en 1976, “Yo Claudio”), ha aguantado hasta el límite y quiso, en el último minuto de la prórroga, que le dejaran jugar dos o tres partidos más como trofeos de verano sin valor alguno pero con presencia pública como despedida…”

Juega una prórroga amañada y vergonzante

Fiel a esa épica de la tragedia clasica (su flequillo y cabellera recuerdan al emperador de la famosa miniserie inglesa de televisión producida y emitida por la BBC en 1976, “Yo Claudio”), ha aguantado hasta el límite y quiso, en el último minuto de la prórroga, que le dejaran jugar dos o tres partidos más como trofeos de verano sin valor alguno pero con presencia pública como despedida. No lo ha logrado, afortunadamente para el pueblo británico. Pensaba que era una salida digna cuando en realidad era todo lo contrario y abocaba a los tories a seguir desangrándose en beneficio de los laboristas. Estos ya le infringieron un castigo electoral en las recientes elecciones locales de pasado 5 de mayo. En esos comicios los conservadores sufrieron una derrota sin paliativos con 500 escaños menos en comparación con 2017 y 2018 y los laboristas ganaron más de 100.

Boris Johnson: la mentira como símbolo de su vida y personalidad

Boris basó su vida en la mentira. Mintió como periodista y también como político. Mintió al pueblo británico, a la Unión Europea y al Parlamento británico. Mintió en la campaña del Brexit y siguió engañando con las fiestas de su despacho y el escándalo sexual reciente. Un mentiroso excéntrico y payaso que paseó sus mentiras por Bruselas, por todo el Reino Unido, por el Palacio de Westminster, por Buckingham, Irlanda y por Escocia, por las calles de la City... mintió siempre y en todo lugar. Es un enfermo mitómano pero con mala leche. Ahora, con su resistencia a dimitir hasta octubre, confunde numantinismo con ignominia profesional y resiliencia política con desvergüenza humana.

La mitomanía, también denominada pseudología fantástica, hace referencia a un trastorno psicológico, por el cual la persona afectada, denominada mitómano o mentiroso patológico, tiene una conducta repetitiva del acto de mentir, lo que le proporciona una serie de beneficios inmediatos, como admiración o atención. En ese cuadro patológico cuadra perfectamente el ex líder conservador. Mintió reiteradamente para, primero, ganar elecciones y referéndums y luego, mantenerse a toda costa en el poder. A costa incluso de perder la poca dignidad que le quedaba ¿o poca, en su caso, es mucha?

“Su futuro estaba escrito desde hace tiempo y él, el mitómano irredento y maniobrero, no lo detectó desde su torre de marfil. Debería haber consultado la historia reciente de Reino Unido: Margaret Thatcher, John Major o la propia Theresa May…”

No supo, o no quiso ver, los precedentes

Pero su futuro estaba escrito desde hace tiempo y él, el mitómano irredento y maniobrero, no supo detectarlo desde su altiva torre de marfil. Debería haber consultado la historia reciente de Reino Unido: Margaret Thatcher, John Major o la propia Theresa May sobrevivieron a sus propias revueltas internas pero, el naufragio, les llevó a dimitir poco después. Otros, como John Major, optaron por la agonía, la muerte lenta entre parrillas y llevar más tarde a su partido a una espectacular derrota en las urnas.

De la gloria al ocaso

Ha dilapidado su caudal político como nadie jamás lo había hecho. Cuando en 2019 Theresa May dimite, Johnson se postuló y ganó la elección del partido. En las elecciones generales de 2019, Johnson llevó al Partido Conservador a su mayor victoria parlamentaria desde 1987, consiguiendo el 43,6 % de los votos, el mayor porcentaje logrado por algún partido desde 1979. Y lo ha arrojado por el sumidero de la historia en un tiempo récord.

Un americano en Londres

Nació en el barrio Upper East Side de Manhattan (Nueva York), de padres británicos, con nacionalidad doble. Al nacer, a Boris se le concedió la ciudadanía estadounidense y británica. La familia se mudó al Reino Unido cuando él era aún pequeño. En 2015, Johnson renunció a su ciudadanía norteamericana. Tiene tres hermanos. Durante su niñez sufría de sordera y necesitó varias cirugías para insertarle tubos de timpanostomía en los oídos.Ya, en Inglaterra, ingresó en un internado preparatorio, Ashdown House en East Sussex, donde demostró ser un buen estudiante destacando en griego antiguo y latín y desarrolló su gran afición por el rugby.

Periodista y mentiroso

Estudió Filología Clásica en la Universidad de Oxford y comenzó su carrera como periodista en The Times, de donde fue despedido por inventarse una cita. Más adelante​ trabajó en el Express & Star de Wolverhampton. En 1989 fue enviado por The Daily Telegraph a Bruselas como corresponsal para la Unión Europea. Su artículo “El Plan Delors para gobernar Europa” le convirtió en el periodista favorito de la primera ministra Margaret Thatcher​ aunque su relación con el sucesor de Thatcher, John Major, fue mucho más controvertida. En 1999 fue nombrado director de The Spectator.

En 2006 Johnson estuvo en el centro de la polémica, es decir, en su entorno natural, al desvelarse su relación con una periodista de 29 años. También se hizo público que había sido padre en 2009 de una niña de una relación adúltera con una consultora de arte. Se casó con Allegra Mostyn-Owen en 1987. El matrimonio se disolvió en 1993. Contrajo matrimonio por segunda vez con la abogada Marina Wheeler.

“Tras su desaparición de la política británica va a recoger los frutos de su vergonzante y frívola política y su chulesco talante: la soledad, la nostalgia, la melancolía, la añoranza y la tristeza, le inundarán… y nadie acudirá a su entierro”.

Decían que el emperador Claudio, con problemas en el habla, cojo y parcialmente sordo, era considerado por el pueblo y por su propia familia, como un inepto. Mientras yacía en su lecho de muerte, solo, recibió la visita de la Sibila. En la muerte política de Alexander Boris de Pfeffel Johnson, ya se ha quedado aislado y con las espaldas de sus amigos en posición trasera. Tras su desaparición de la política británica ahora va a recoger los frutos de su vergonzante y frívola política y su chulesco talante: la soledad, la nostalgia, la melancolía, la añoranza y la tristeza, le inundarán… y nadie acudirá a su entierro. Boris, que la tierra te sea leve y tus mentiras te acompañen y alivien la soledad del destierro.