Por aquellas fechas, el Gobierno de Aznar reconocía abiertamente que había contactos con ETA pese a que ahora, el líder del PP se esfuerce en demostrar que nunca existieron.

Doble traición
La Gaceta recuerda que Batasuna era por entonces legal y que las supuestas conversaciones de Rubalcaba con Batasuna fueron sobre el fin de la banda. ¿Dónde está entonces su pecado? Simplemente llamarse Rubalcaba y ser el candidato socialista. Según el periódico con este "viaje infame" traicionó no sólo al Gobierno de Aznar, sino también a sus compañeros del PSOE asesinados por los terroristas.

Portada de 'La Gaceta' del domingo, 11 de septiembre de 2011



La bola de cristal de Rubalcaba
Sostiene además que él, por aquel entonces, sembró el terreno para "el obsceno proceso de paz posterior –que también pilotó el candidato socialista– y para la negociación soterrada de la actualidad, cuyo principal ejemplo es la aberrante legalización de Bildu gracias a los magistrados rubalcabistas del Tribunal Constitucional". Vamos que Rubalcaba ya sabía en 1998 que Zapatero ganaría las elecciones en 2004 y maquinó entonces con ETA una nueva tregua. Un despropósito digno del Club de la Comedia si no fuera porque estamos hablando de un asunto tan serio como el terrorismo.

Y añade el periódico:
"El encuentro de Rubalcaba con la ETA política es, en definitiva, el mejor ejemplo de quién es este hombre que hoy se presenta ante los españoles como futurible presidente del Gobierno. Si consiguiera voltear las encuestas, extremo harto improbable, y llegar a La Moncloa tras el 20 de noviembre, ostentaría el título, nada honorífico, de ser el primer jefe del Ejecutivo que puede presumir de haber comido agradablemente con los acólitos de la banda terrorista que ha enlodado de sangre, miedo, odio y destrucción las calles de España".

Finalmente, La Gaceta reclama a Rubalcaba una explicación pública de los hechos. Sin embargo no parece que tal explicación le importe demasiado. Así, el periódico, que tiene respuestas para todo, la da ya por condenado:
"Como explicación más probable, dirá –si reconoce los hechos– que lo hizo para alcanzar la “paz” y sus adláteres argüirán que Batasuna todavía no había sido ilegalizada. Excusas vanas. Una ignominia así no tiene justificación.