Rajoy afirma en su libro: “Dentro de las grandes manipulaciones que no me gustaría que quedaran para la historia está la versión de que todos los partidos negociaron con ETA. El Partido Popular nunca ha negociado con ETA porque el Partido Popular cree que no se debe negociar con terroristas”. Y añade que “durante los gobiernos de Aznar hubo una única toma de contacto en Suiza con la banda terrorista, con el fin de manifestar nuestra clara intención de que jamás iba a haber una negociación política (…)”. Pues bien, esa aseveración rotunda de Rajoy es una falsificación más de la verdad.

Aznar y el MLNV
Recordemos lo que sucedió en la tregua de ETA, con Aznar de presidente del Gobierno. Esos fosos de distancia casi insalvable que señala Rajoy que había entre la banda terrorista y el Ejecutivo del PP no eran tales. El 3 de noviembre de 1998 el jefe del Gobierno de España declaró públicamente que él “había autorizado inicios de contactos con el Movimiento de Liberación Nacional Vasco (MLNV)”. ¿Hacia dónde iban a ir esos contactos autorizados por Aznar con el MLNV, que es, por cierto, la denominación que más aprecia ETA? No parece desde luego que esos contactos tuvieran el objetivo de abordar qué tiempo haría, si iba a llover o no, si haría frío o mejoraría el clima o si el Athletic ganaría al Madrid en la Liga o no.

“Ni vencedores ni vencidos”
El Gobierno Aznar si disponía, como es lógico, de una estrategia que creyeron sólida para conseguir -mediante el diálogo y determinadas negociaciones- el fin de ETA. Con admirable transparencia, uno de los tres mosqueteros de Aznar en sus relaciones con los etarras, Ricardo Martí Fluxà, secretario de Estado de Seguridad, o viceministro del Ministerio de Interior, nombrado para tal cargo por el entonces ministro de Interior, Jaime Mayor Oreja, difundió una serie de observaciones de enorme interés y muy significativas. Era el 28 de noviembre de 1997. En la lucha contra ETA, Martí Fluxà advirtió que “no habría ni vencedores ni vencidos”. “Sólo con la vía policial jamás conseguiremos la pacificación”, reconoció el número 2 del Ministerio de Interior. Pronosticó Fluxà que el final de esta historia sería un “largo proceso” en el cual el Gobierno no busca “una rendición total”.

Política penitenciaria
El Gobierno Aznar llevó al Congreso de los Diputados una propuesta acerca de ETA que se refería a la “política penitenciaria”. Se trataba de poner en marcha “una nueva orientación consensuada, dinámica y flexible de la política penitenciaria de la forma que mejor propicie el fin de la violencia” Todos los grupos de la oposición al PP votaron a favor del acercamiento, incluido, por supuesto el PSOE. ¿Negociación de suavizar las penas a los presos a cambio de ningún acto más de violencia? El propio Rajoy manifestó a los periodistas lo siguiente en noviembre y diciembre del año 1998: “Los contactos los llevamos nosotros directamente y sin intermediarios (…) El Gobierno ha hecho un gesto [el acercamiento de presos] conforme la voluntad y el deseo de que llegue la paz?” ¿Negociación de paz por presos?

Generoso presidente
El 1 de noviembre de 1998 se supo a través de una información de El País que “Aznar no exigiría a ETA entregar las armas, pero sí el abandono definitivo de la violencia”. Nadie del PP desmintió lo escrito en el periódico citado. Continuaban, por tanto, las negociaciones del Gobierno con la cúpula de ETA en busca de la paz, lo que, por otra parte, era el deseo de la mayoría de los ciudadanos españoles. Lo cierto es que por esas fechas más de 120 presos de ETA fueron acercados a cárceles próximas a Euskadi. 300 exiliados vinculados a ETA pudieron entrar legalmente en España. “Si los terroristas dejan las armas, sabré ser generoso”, declaró Aznar. “Estoy dispuesto a tomar las iniciativas que fueren necesarias, si viéramos el fin de la violencia”, puntualizó el jefe del Ejecutivo. “Estamos dispuestos a hacer la paz”, agregó a sus reflexiones.

Usted miente y lo sabe
Sr. Rajoy: usted no puede negar, como hace en su libro, que no hubo diálogo, contactos y negociaciones concretas entre el Ejecutivo español y la banda terrorista. Hubo negociaciones en el ámbito penitenciario y de reinserción. Hubo también oferta de “generosidad” por parte de Aznar a cambio de acabar con la violencia. Hubo el reconocimiento del -en aquella época- secretario de Estado de Seguridad, Martí Fluxà y uno de los hombres de Aznar a la hora de relacionarse con ETA, de que no habría “ni vencedores ni vencidos”. Hubo la oferta de no exigir a ETA no entregar las armas, pero sí acabar con la violencia. En fin, que la historia terminó mal y en la actualidad niegan lo que hicieron, intentando así tener las manos libres para cargar a fondo contra el proceso de paz impulsado por el Gobierno socialista. Ahora, insisten en divulgar que Pérez Rubalcaba es cómplice de ETA y que Zapatero, también lo fue o lo sigue siendo. Sr. Rajoy, usted en su libro miente y lo sabe. ¿Puede un mentiroso presidir el Gobierno de España?

Enric Sopena es director de ELPLURAL.COM