7 de enero de 2023. Han pasado exactamente tres años desde que Pedro Sánchez fuese investido como presidente del Gobierno en segunda votación. El voto a favor de PSOE, Unidas Podemos, PNV, Más País, BNG, Teruel Existe y Nueva Canarias y la abstención de Esquerra Republicana de Catalunya y de EH Bildu posibilitaban el acceso de Sánchez al Ejecutivo por segunda vez, tras la moción de censura a Mariano Rajoy en junio de 2018 que ya le aupó inicialmente a la presidencia.

El 7 de enero de 2020 supuso, así, el nacimiento del primer Gobierno de coalición en más de 40 años de democracia española. Un Gobierno de coalición que por aquellas fechas no era ni por asomo consciente de lo que se le venía encima: una pandemia mundial y todas sus consecuencias, la erupción de un volcán, incendios forestales por doquier y una guerra en Europa. Todo ello, con un Parlamento polarizado y con una oposición sin sentido de Estado, que ha permanecido toda la legislatura de espaldas al Ejecutivo, aspecto que ha recriminado este sábado Patxi López en una valoración.

La resiliencia de la coalición, a pesar de tener el viento en contra, queda patente en la producción legislativa generada: 192 normas en tres años, de las cuales 101 son leyes, gracias a una alta capacidad para encontrar el consenso entre dos partidos con visiones políticas diferentes y en el Congreso de los Diputados más fraccionado de los últimos tiempos.

192 normas en tres años: las medidas más importantes

Del amplio elenco de normas aprobadas durante esta legislatura, hay algunas que han adquirido mayor popularidad y relevancia por su carácter social o por su impacto en la economía nacional. La primera de todas se aprobó el 15 de julio de 2020, y consistió en la derogación del despido objetivo por faltas justificadas de asistencia al trabajo, y la última de 2022 ha sido la derogación del delito de sedición y la reforma del de malversación.

Entre medias de esas dos se han aprobado muchas otras: la reforma laboral, las diferentes subidas del Salario Mínimo Interprofesional (SMI), la subida de las pensiones acorde al IPC, el tope al gas, los impuestos a las entidades financieras y a las empresas energéticas, la Ley de Memoria Democrática, el tope a los alquileres, la Ley Trans, la ley del ‘Solo sí es sí’ o el Pacto de Estado contra la violencia de género, entre muchas otras medidas. A todo ello, hay que añadir la consecución de la mayoría progresista en el Tribunal Constitucional, después de un bloqueo que parecía interminable y que todavía sigue en el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ).

A su vez, cabe destacar también que se han aprobado tres Presupuestos Generales del Estado en tres años, todos ellos en tiempo y forma y cada vez con mayor gasto social, financiado gracias al aumento de la recaudación con los tributos extraordinarios. Conviene reseñar los últimos, que han cosechado más apoyos de los que consiguió Sánchez el día de su investidura.

La recta final de la legislatura

Al mismo tiempo, es conveniente señalar que pese a todo el vendaval de sucesos exógenos que han agitado el mundo, España ha comenzado el año siendo el país con la menor inflación de toda la Zona Euro, un 5,6%, frente al 9,2% de la media europea. Economistas como Miguel Sebastián o Eduardo Garzón, entrevistados por este medio, achacan ese panorama a ciertas medidas como la Excepción Ibérica o la rebaja del IVA en los productos básicos y en la factura de la luz.

Por su parte, el propio Sebastián sostuvo que la inflación en 2023 caerá todavía más, situándose en una media de 3,4%.

Es esta senda (parcialmente) interventora, protectora del Estado del Bienestar y del progresismo político la que ha caracterizado la XIV Legislatura. Casi como un mantra aprendido al dedillo, en todas las intervenciones del presidente del Gobierno se puede escuchar la misma frase: “Gobernamos para la mayoría social de este país, y a pesar de la oposición”.

Una oposición a la que, a lo largo de estos tres años, se la ha visto votar en contra de todos los avances sociales propuestos, augurar el apocalipsis a cada medida económica impulsada y comprarle el infantilizado relato a la extrema derecha. Sánchez dejaba también una frase para la reflexión: “Si con todo el viento en contra hemos sido capaces de todo esto, de qué no seremos capaces cuando el viento sople a favor”.

Salvo imprevistos mayúsculos, todo parece indicar que el Ejecutivo agotará la legislatura. El panorama electoral muestra, desde hace tiempo, un marco muy concreto: un Feijóo que lograría mantener al PP como primera fuerza política, pero en clara tendencia descendente y sin los apoyos necesarios para ser proclamado presidente.

El último cuarto de este partido ya está en juego, y en diciembre serán los españoles los que decidan quiénes se llevan la pelota a casa.