El portavoz de ERC en el Congreso Gabriel Rufián ha rechazado que se pongan cruces amarillas en plazas y otros lugares de Cataluña, en sintonía con otros independentistas, que lo consideran una práctica que puede ahuyentar a los votantes indecisos.

En una entrevista en Telecinco, Gabriel Rufián ha hablado sobre la tensión provocada por las cruces amarillas colocadas en playas y plazas de varias localidades de Cataluña, la última, en Vic, cuando un coche arrolló varias cruces de la plaza del Ayuntamiento. Sobre este hecho, el portavoz de ERC aseñaló que  "no se debería proteger al conductor que arrolló las cruces en Vic", pero añadió que a él no le gusta "que se pongan cruces amarillas", aunque "no aprobaré jamás que entre un tipo en una plaza con un coche". 

Malestar con las cruces en el sector independentista

El malestar de las cruces amarillas ya genera malestar, incluso, en el sector independentista, ante el peligro de que ahuyente a votantes indecisos. Según publica hoy El Confidencial, en los foros separatistas, existe una acolarada polémica sobre el asunto. “Esta idea de monopolizar constantemente el espacio público, lógicamente, genera rechazo”, advertía un independentista en un chat, tras el incidente del coche que el pasado domingo arrolló cruces amarillas en Vic.

 “Si pusiésemos cada día, en todas las plazas, símbolos del españolismo, veríamos qué dirías”, insistió el mismo usuario del chat, tras la polémica generada por su primera afirmación.

“Es de suponer que, a medida que vayamos avanzando hacia la república, todo se pondrá aún más tenso y cada vez estarán más nerviosos y violentos. Algún día saltará una chispa que será difícil de apagar a este paso, así que cuanto antes nos separemos, mejor”, afirmaba otro usuario del chat.

Cruces de campos de exterminios

Agustí Colomines, exdirector de la Fundación CatDem (de la antigua Convergència) y exdirector general de la Escuela de la Función Pública, destituido tras la aplicación del artículo 155, entraba en la polémica con críticas a las cruces. “El amarillo es el color que se hace servir históricamente para marcar los campos de los exterminados”, alertaba.

Cruces donde debería haber bañistas

 “Poner cruces amarillas en las playas es potencialmente ofensivo para los católicos, por tanto es contraproducente”, afirmaba Colomines, antes de reflexionar que "puede resultar que le quites el puesto de la playa a alguien que quería ir y no tiene sitio para poner su toalla. Por tanto, lo que haces con ello es cabrear a los indecisos. Son los mismos que cortan carreteras o paran trenes. Solo un español que quisiera cabrear a los indecisos haría eso. Lo explicó muy bien Ingrid Carretero en Facebook esta semana. Nadie haría eso si no trabaja para el enemigo”.