Este jueves 24 de octubre de 2019 es uno de esos días que reciben el calificativo de histórico. En esta ocasión está plenamente justificado el uso de este adjetivo: tras 44 años, los restos del dictador Francisco Franco serán exhumados del Valle de los Caídos. Pero el acervo franquista aún perdura. El Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero allanó el camino para extirpar los vestigios de la dictadura con la aprobación de la Ley de Memoria Histórica, pero su cumplimiento está lejos aún de ser íntegro: quedan más de mil calles franquistas en España que no han cambiado su nomenclatura.

El portavoz de Compromís en el Senado, Carles Mulet, se ha implicado personalmente para borrar la presencia de nomenclatura franquista del callejero español. Mulet inició una campaña que ha significado el cambio más de 2.000 nombres dedicados a genocidas, fascistas o golpistas.

Pero según su relación de calles, aún hay una ingente cantidad que no han sido modificadas. Según datos del INE aportados a Mulet, restan poco más de 1.150 calles y avenidas con hedor nostálgico.

Los nombres son:

Onésimo Redondo, líder político fundador de las Juntas Castellanas de Actuación Hispánica (JCAH), un partido de ideología fascista fundado en Valladolid.

Julio Ruiz de Alda, un militar y aviador español que participó junto con el comandante Ramón Franco en el vuelo Plus Ultra. Fue cofundador de la Falange Española.

José Calvo Sotelo, ministro de Hacienda durante la dictadura de José Antonio Primo de Rivera. Destacó como líder de las fuerzas que pretendían la instauración de una monarquía autoritaria corporativista a través del partido Renovación Española.

Gonzalo Queipo de Llano y Sierra, militar español con una notable participación en la guerra civil. Fue teniente general del arma de Caballería.

El General Emilio Mola, quien desempeñó un papel muy relevante durante la dictadura de Primo de Rivera y el director del golpe de Estado de 1936.

José Sanjurjo, destacado militar del siglo XX a quien el rey Alfonso XIII le concedió el título de marqués del Rif por su papel en la guerra del Rif.

José Millán-Astray, militar y fundador de la Legión. Durante la dictadura fue jefe de Prensa y Propaganda.

Mulet ha subrayado que, además del cambio de nombres, su iniciativa “ha servido para poner blanco sobre negro en numerosas poblaciones y pedanías y, si bien en la mayoría de casos las autoridades han admitido la dejación voluntaria o no en la aplicación de la Ley de la Memoria Histórica y los han rebautizado en la cifra de más de 2.000 de las calles y plazas, también es cierto que han quedado tristemente retratadas algunas autoridades de otros ayuntamientos del Estado y el propio Gobierno”.