La inmigración capitaliza buena parte del debate público esta semana, compaginándolo con la perenne cuestión venezolana, máxime después de que el Barómetro CIS registrara que los españoles la empiezan a situar como una de sus grandes preocupaciones. Con ello y sumando la situación de Canarias como telón de fondo, el presidente del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, se desplazó hacia Italia para reunirse con su primera ministra, Giorgia Meloni, cuya estrategia contra la inmigración ilegal es la diana de las loas del líder de la oposición. No obstante, cuando se le interrogó sobre si también respaldaba la controvertida medida de externalizar migrantes a un tercer país, el jefe de los conservadores enmudecía y se ceñía a responder una cuestión previa sobre Venezuela.
Y es que una de las líneas maestras del libro de recetas de Meloni contra la inmigración pasa por la externalización de inmigrantes a Albania. El plan de la premier italiana se cimenta sobre la construcción de dos centros de menores para retener y deportar inmigrantes en un país que queda fuera del paraguas de la Unión Europea. La líder de Fratelli d’Italia describe esta iniciativa como una innovación en materia de gestión migratoria que espera otros gobiernos comunitarios implementen en sus países.
El líder del Partido Popular celebró los “buenos datos” cosechados por el país transalpino en materia de inmigración con Meloni al frente, sin profundizar en las iniciativas que han llevado a Italia a recortar la inmigración ilegal hasta un 60%. “De hecho, Feijóo apostilló en la rueda de prensa posterior al encuentro con la primera ministra italiana que el modelo de la líder ultraderechista es de lo más “eficaz” en esta materia, mientras lamentaba que en España sucedía todo lo contrario porque “no hay política migratoria”.
El silencio de Feijóo
“La política migratoria en Italia funciona y en mi país, no”, apuntó en reiteradas ocasiones el líder de la oposición, sosteniéndose sobre los mismos datos. Feijóo recordaba que mientras Italia ha disminuido el número de migrantes irregulares en un 60% en lo que va de año, en España ha aumentado en igual proporción. Pero sobre las medidas que han provocado esa radical caída de los datos ha evitado pronunciarse a niveles más profundos. Concretamente sobre la creación de los dos centros de menores en Albania, el jefe de filas de los conservadores españoles expuso que viajó hasta Italia no para “hablar sobre cuestiones que no corresponden a mi país” ni a su “esfera política de responsabilidad”. “Por consiguiente, permítame que sea respetuoso con cuestiones que no dependen de mí”, agregó.
Feijóo redundó en la idea de que en España no hay política migratoria y la situación está completamente desbordada, a pesar de que los datos que ofrece de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) sitúe a Italia como el país mediterráneo con más llegadas este 2024 (44.000), muy por delante de España (37.000) y de Grecia (33.000). La reducción que tanto alaba el líder de la oposición se explica, en buena medida, por los pactos e inversiones en países africanos, prestando especial atención a Túnez. De hecho, las llegadas de migrantes al país transalpino aumentaron considerablemente en el pasado ejercicio. La crisis económica favoreció este escenario, hasta que Meloni rubricó un acuerdo con Bruselas mediante el cuál la Unión Europea se comprometía a enviar 105 millones de euros a cambio de plantar batalla a los traficantes.
Todo ello, a pesar de las denuncias de organizaciones internacionales sobre el recetario implantado por Meloni, a quien acusan de implementar iniciativas para redoblar detenciones y abandonos a migrantes en el desierto, además de los bloqueos a los barcos humanitarios de rescate de personas. Cuestiones sobre las que el líder de la oposición española tampoco respondió al no comportar un vínculo directo “ni con España” ni con su “esfera de responsabilidad”. Tampoco se pronunció sobre la petición de seis años de cárcel al ministro de Meloni, el ultraderechista Matteo Salvini, por bloquear el desembarco del Open Arms en 2019. Aunque la premier no impide directamente la llegada de estos barcos, sino que los obliga a navegar durante jornadas para apartarlos de las zonas de rescate. Mucho más sutil que el método del dirigente de extrema derecha.
Sin miedo a la foto
A diferencia de lo ocurrido en la campaña de las elecciones europeas, Feijóo ha perdido el miedo a salir en la misma foto que Giorgia Meloni, a quien ya en el mes de junio loó por el recetario antiinmigración. Palabras que ahora se convierten en hechos, habida cuenta del acercamiento que diversos líderes del espectro popular comunitario -e incluso socialdemócrata- están escenificando en los últimos días. La cita en Roma se ha registrado, de hecho, pocos días después de una visita del líder laborista y primer ministro británico Keir Starmer, quien no ha descartado inspirarse en el modelo de Meloni para su libreto en esta cuestión.
Abierta la veda, el líder del Partido Popular dio el siguiente paso con este viaje a Roma, que se encuadra en una estrategia para internacionalizar la crisis migratoria. Feijóo moldeó esta nueva maniobra con una visita a su colega heleno Kyriákos Mitsotákis, de cuyo modelo y agenda reformista “ha de tomar nota España”, a pesar de la colección de denuncias sobre “devoluciones en caliente” o abandonos en medio del mar.