Los guiños constantes que Núñez Feijóo ha hecho para presidir el PP nacional son comparables al romance imposible por excelencia en tiempos de guerra que se desarrolla en la mítica ‘Casablanca’. Y es que cada vez que en el Partido Popular se ha hablado de renovación, el nombre del líder gallego se ha convertido en el ‘as time goes by’. La banda sonora por antonomasia. Sin embargo, contra todo pronóstico, tras dejar Rajoy la presidencia de los populares, Feijóo al más puro estilo Rick Blaine en el film ambientado en la Segunda Guerra Mundial, ha debido de pensar aquello de “ dispénsenme caballeros. Lo de ustedes es la política. Lo mío, dirigir este local” y ha decidido quedarse en Galicia.

Una vez que se postularon los candidatos a las primeras primarias de los populares, son muchas las elucubraciones sobre los motivos que han llevado al gallego a no dar la batalla.

Dos teorías no excluyentes: las sentencias y el campo de minas

Fuentes cercanas al PP gallego han explicado a este medio dos posibles motivos que pueden ser incluyentes. Por una parte recuerdan que la base de la salida de Rajoy del gobierno y del PP, fue una de las sentencias de la causa Gurtel. Todavía quedan aún por juzgar otras siete piezas derivadas de esta principal, entre las que destaca la referida a la contabilidad paralela del PP reflejada en los llamados papeles de Bárcenas. Si las sentencias no son favorables, han narrado a ElPlural.com, es muy difícil pretender ganar elecciones, al mismo tiempo que se enfrentan sentencias judiciales.

Por otra parte, otros hablan de que el partido, tras el triunfo de la moción de censura socialista, se ha convertido en un campo de minas, por lo que en cualquier momento una puede alcanzarte. En este terreno a Feijóo no le interesa moverse, ya que en Galicia no tiene ningún tipo de contestación. Está cómodo, relatan, ya que la oposición no tiene líderes solventes. Tras el paso del ‘efecto Sánchez’, que ha hecho subir en las encuestas a los socialistas, Feijóo no tendrá demasiados problemas para revalidar la mayoría absoluta en el Parlamento gallego. Por otra parte -continúan-, si gana Pablo Casado, Feijóo todavía tiene posibilidades, no como ‘joven promesa’, aclaran, ya que va a cumplir 58 años y es un político bregado. Casado por su parte, tendría complicado presentarse como candidato si finalmente es imputado por la duda que existe sobre la veracidad de sus títulos universitarios. Si gana Soraya y consigue calmar las aguas, Feijóo sin duda repetiría para presidir la Xunta de Galicia. De lo contrario, el presidente autonómico todavía tendría posibilidades como candidato de consenso.

Lo cierto es que las dos versiones no son excluyentes y quizás la decisión de Alberto Núñez esté basada en un cúmulo de circunstancias que rodean a día de hoy a un complicado Partido Popular.

En todo caso si en ‘Casablanca’ siempre tendremos París, el presidente gallego debe de pensar que siempre tendrá Galicia.

Ourense: el cortijo de un presidente de la Diputación díscolo con Feijóo

Las dos candidaturas, muy empatadas a día de hoy, han puesto  su punto de mira en lograr el respaldo de los compromisarios de una región en concreto, la tercera más representativa: Galicia, con 279 delegados, casi el 11% del censo.

A pesar de la imagen de neutralidad que ha intentado mantener el presidente del PP gallego, la primera vuelta de las primarias dejaba un dato esclarecedor. La exsecretaria general, María Dolores de Cospedal, se impuso en tres de las cuatro provincias gallegas. La excepción fue Ourense, donde Sáenz de Santamaría fue la más votada. Esta última provincia, en la que la saga de los Baltar lleva más de 30 años al frente de la Diputación, constituye el contrapoder a Feijóo en Galicia.

José Manuel Baltar, presidente del ente provincial, lleva años enfrentado al presidente del partido en Galicia. En el año 2009 el presidente gallego, intentó, sin éxito, disputarle el poder provincial al ‘baltarismo’, avalando como candidato al congreso a Manuel Jiménez Morán. A pesar de ello, siempre han mantenido la apariencia de cordialidad, ya que para ganar las elecciones gallegas hay que pasar obligatoriamente por Ourense. En este congreso, ya en clave interna, mientras Feijóo no quiere mostrar públicamente su apoyo a ningún candidato, Baltar junto al presidente del Parlamento gallego, Miguel Santalices, no han dudado en hacer pública su preferencia por Santamaría. La cuestión es si la figura de Rajoy, dadas las circunstancias, aquí puede seguir teniendo algún tipo de ascendiente.