La vuelta de Juan Carlos I ha sido un varapalo para Zarzuela. El ex jefe del Estado viaja este lunes hacia Madrid para reunirse con Felipe VI en el que fue su hogar. Pero la bienvenida al emérito no será ni mucho menos como cabría esperar en condiciones normales. Según informa El Confidencial, fuentes del entorno de la Familia Real han descrito como una “enorme equivocación” el desarrollo del regreso a España del monarca abdicado e incluso consideran que ha incumplido el acuerdo reflejado en la misiva del pasado 5 de marzo.

Felipe VI no está nada contento con el regreso de su padre. La relación entre ambos no es que se haya enfriado, sino que, a ojos de muchos analistas y expertos en Casa Real, es prácticamente inexistente. Sobre todo, al albur de los incontables frentes judiciales a los que tenía que plantar cara el emérito y que, por diversos motivos, ha sido capaz de sortear.

Este pasado viernes, tras más de dos años en autoexilio en Abu Dhabi, Juan Carlos I regresó a España, jaleado por decenas de personas que le regalaron sus oídos con salvas en su honor y líquidas declaraciones de amor a la patria. El excesivo protagonismo del monarca abdicado no ha sentado bien en Zarzuela, desde donde observan con microscopio cada paso del ex jefe del Estado.

Decepción en Zarzuela

De hecho, la Casa del Rey se siente en cierta forma traicionada. Según El Confidencial, que cita a fuentes próximas a la Zarzuela, la actual Jefatura del Estado afea a Juan Carlos I que incumpliera su compromiso reflejado en la carta remitida a su hijo el pasado 5 de marzo, en la que el emérito mostraba su deseo de preservar su “privacidad” tanto en el país emiratí como en España. Sin embargo, su actitud se ha alejado de ese perfil bajo que el monarca abdicado decía buscar. “Hay más cámaras que en mi boda”, dijo la infanta Elena durante el fin de semana en Sanxenxo, y es precisamente eso lo que ha encendido los ánimos de la Familia Real.

Estas fuentes citadas por El Confidencial argumentan que el desenlace del viaje de Juan Carlos I ha constituido una “enorme equivocación” y apuntan a un incumplimiento flagrante de las normas que dictó Felipe VI en enero de 2015 sobre los regalos a los miembros de la Familia Real, entre los que se incluye él mismo. El ‘edicto’ del monarca prohíbe a los componentes de la Casa real no aceptar “regalos que superen los usos habituales, sociales o de cortesía”, así como tampoco aceptar “favores o servicios en condiciones ventajosas que condicionen el desarrollo de sus funciones”.

El Gobierno de Pedro Sánchez, en consonancia con la Casa Real, aprobó un Real Decreto mediante el cual incorporó estas normativas internas al ordenamiento jurídico español. Entre los criterios aprobados se incluye una incompatibilidad con el uso de un avión privado por parte de Juan Carlos I y la propia estancia en la casa de Pedro Campos en Sanxenxo.

Las críticas no solo proceden de la Casa del Rey, sino también del círculo de amistad del propio Juan Carlos. Algunos de sus amigos, según El Confidencial, destacan el “afán de notoriedad” de Pedro Campos Calvo Sotelo, así como “intereses de orden material”. Estas mismas fuentes señalan que la presencia del rey abdicado “promociona el club náutico de Campos y se asegura patrocinios para las regatas” que se allí tienen lugar. “De esta manera, adquieren una repercusión que de otra forma no lograrían”, aclaran. Cierto es que éstos ya no conforman el entorno de confianza, porque Juan Carlos “se enfada” cuando le aconsejan “algo que no le gusta”.

El ambiente está enturbiado y es lo que marcará el encuentro que padre e hijo mantendrán en el Palacio de la Zarzuela, al que también asistirá Doña Sofía y “posiblemente” su nieta la infanta Sofía. A quienes no se espera en la Casa del Rey es a las hermanas de Felipe VI, Elena y Cristina.