"Felicidades, les has destrozado". "Ya hablaremos, jeje". Estas fueron las palabras que el jefe de gabinete de Isabel Díaz Ayuso, Miguel Ángel Rodríguez, y la pareja de la presidenta madrileña, Alberto González Amador, intercambiaron tras la condena del fiscal general del Estado por revelación de secretos, según firma el diario El País.
Alvaro García Ortiz ha sido condenado esta semana por el Tribunal Supremo a dos años de inhabilitación para el cargo y a una multa de 7.200 euros por el citado delito contra el empresario. De la resolución judicial solo se conoce la condena, ya que la sentencia aún está pendiente de redacción y publicación. La resolución, cuyo fallo ha tardado tan solo una semana en emitirse (algo insólito en el Supremo), no ha sido unánime, sino que ha tenido dos votos discordantes. Las magistradas Ana María Ferrer García y Susana Polo García disienten de la misma, lo que ha escenificado una división del criterio en el Tribunal. Tras escuchar a todos los testigos, incluyendo a periodistas que aseguraron que García Ortiz no era la fuente y que tenían el contenido desde antes de que él mismo lo hiciera, cinco de los magistrados lo consideraron culpable y ratificaron su condena. Y ante ello, las celebraciones de Miguel Ángel Rodríguez y Alberto González Amador.
Rodríguez lleva seis años asesorando a Isabel Díaz Ayuso en su gabinete de comunicación en una encarnizada batalla discursiva con Pedro Sánchez en la que Alberto Núñez Feijóo parece un actor secundario. Antes de eso, trabajó con José María Aznar en Valladolid, la Junta de Castilla y León, la presidencia del PP y La Moncloa. Los que han trabajado con él lo definen, según el citado medio, como "el número uno de los malos" y "un personaje que ahora no tiene a nadie encima que le pare". Desde la sombra, eso sí. Quien se expone y ejecuta públicamente sus ideas es la presidenta madrileña.
El tándem con González Amador
Alberto González Amador y Miguel Ángel Rodríguez se han hecho muy cercanos. Su relación se ha construido en dos etapas: primero, entre 2020 y 2021, cuando una serie de directivos sanitarios le pidieron audiencia para presentarle un estudio que Rodríguez, por no ser de su competencia, lo derivó a la Consejería de Sanidad. Entre esos dos años, el empresario se hace pareja de la presidenta madrileña y los contactos entre Amador y el jefe de gabinete se vuelven más constantes. En esos meses, en lo peor de la pandemia, Maxwell Cremona, la empresa de González Amador, facturó 1.009.527,02 euros a la compañía FCS Select Products S. L., una organización con sede en Barcelona y contactos en China que empezó a importar mascarillas pese a dedicarse al sector de las bebidas energéticas. Aquella factura se incluye en la denuncia por fraude fiscal por valor de 350.951 euros contra el empresario, y en agosto de 2020 se incluye otra factura de un millón que dispararía sus ingresos hasta los dos millones de euros.
Desde el entorno de Ayuso, del que forma parte y hasta dirige el propio Rodríguez, definen a Amador como "un ejecutivo encantador y agradable" a pesar de sus problemas con la justicia. Rodríguez, tal y como él mismo ha confesado, se tomó personales los ataques a Ayuso por las irregularidades empresariales de su pareja y decidió ampararle en su aparato de poder, llegando a remar a contracorriente de las decisiones de los abogados del empresario. Cabe recordar el bulo que esgrimió el periodista reconvertido en espada en sombra del PP madrileño: que el acuerdo con la Fiscalía había sido propuesto por el propio Ministerio Público y "por órdenes de arriba", cuando realmente fue el abogado de González Amador quien propuso el pacto. Es la parte denunciada la que se ofrece a pactar, y nunca la parte denunciante la que ofrece acuerdos. El comunicador se justificó asegurando que todo fue un acto reflejo y que eran "intuiciones" porque ya tiene muchas canas.
A raíz del caso, el empresario denunció al fiscal general del Estado por presunta revelación de secretos, y a pesar de los numerosos testimonios que lo exculpan, la condena a Álvaro García Ortiz es firme, y con ella, el tándem Amador-Rodríguez se apunta un tanto que celebrarán en privado y que buena parte del público interpreta como un síntoma de la invulnerabilidad del entorno de Isabel Díaz Ayuso ante la justicia.
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