Las teorías conspirativas y la extrema derecha son un binomio que agarra fuerte sus manos en tiempos convulsos. Los chemtrails, los planes de reemplazo racial y étnico o el negacionismo del coronavirus han sido algunos de los disparates más extendidos en los últimos tiempos en este ala ideológica. Ahora, con las concentraciones de agricultores en su punto más álgido, que han sido reivindicadas y alentadas por grupos de extrema derecha, ha comenzado a circular otra conspiración por sus chats y grupos: la presunta existencia de unos radares para controlar el clima y provocar voluntariamente la sequía.

ElPlural.com ha tenido conocimiento de una imagen que circula por estos grupos, en la que se muestra un puesto de control con diferentes torres y una gran bola, acompañada de un rocambolesco mensaje: "Estimado agricultor ¿tienes problemas con la sequía? Pues lee atentamente. Cuando España entró en la OTAN, el régimen del 78 colocó estos radares de control del clima. Así controlan el agua y los recursos. Disuelven las nubes y eliminan las lluvias. El que controla el agua, controla la vida".

Cartel conspirativo contra los 'radares de control del clima'

 

En concreto, esta imagen corresponde al Pico de Mijas, en el que se encuentra 'La Bola'. Ubicado en Alhaurín el Grande, no es otra cosa que una estación meteorológica al uso, sin capacidad para alterar las lluvias y provocar una sequía voluntaria, tal y como exponen los más conspirativos. La función de La Bola, que en realidad es una torre Doppler de tamaño mediano, es hacer un escáner de la meteorología y detectar posibles lluvias en las primeras horas de la mañana. Mide la lluvia, no la cancela, ni su construcción tiene que ver con la entrada de España en la OTAN. 

La sequía tiene causas muy diferentes a la presencia de una torre meteorológica. En general, la cantidad de precipitaciones que caen sobre un territorio se relacionan con la cantidad de vapor de agua que sube a la atmósfera y por el punto de rocío. Otras variables como la temperatura del aire, los vientos de sistemas de alta presión y los elevados niveles de reflexión de la luz solar también son importantes. Si estos factores, combinados, no generan volúmenes de agua suficientes para el abastecimiento de las necesidades de los humanos, animales, plantas y cultivos de un territorio, se habla de sequía. 

A su vez, ​la actividad humana también es un factor agravante en la falta de lluvias. La sobreexplotación de la tierra, el riego excesivo, la deforestación, la erosión ambiental y el exceso de contaminación afectan negativamente a la capacidad de la tierra de capturar y retener el agua. Estos factores, aplicados de manera constante y permanente, ​conducen al cambio climático global, un fenómeno que podrá desencadenar sequías con un gran impacto en la agricultura a nivel mundial, especialmente en los países con menos recursos.

En definitiva, la sequía se debe, por una parte, a factores naturales, meteorológicos y correspondientes al medio, y por otro, a factores directamente relacionados con la actividad industrial, agrícola y ganadera de los seres humanos, y no a la existencia de "radares de control de la lluvia" que disuelvan las nubes, como apuntan estas rocambolescas teorías.

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