RTVE emite a partir de las 22:00 el último debate de esta campaña electoral en un escenario poco habitual, pues la ausencia de Alberto Núñez Feijóo en el estudio 6 de Prado del Rey mantiene la pugna en una cosa de dos, pero con una voz menos. Es decir, la política continúa siendo cosa de bloques más que de formaciones, y mucho parece que salvo desastre de alguno de los partidos que se sitúan al lado de los tradicionales o una mayoría absoluta arrasadora en los comicios del próximo domingo (incluso a pesar de dicho hipotético) esto se mantendrá así por mucho tiempo, sino para siempre.

Pero lo inmediato, lo que concierne, es el encuentro que tendrá lugar esta noche en la radio televisión pública, con tres de los cuatr principales representantes políticos: Pedro Sánchez (PSOE), Yolanda Díaz (Sumar) y Santiago Abascal (Vox).  ¿Qué técnicas seguirá cada uno? ¿Confrontarán las izquierdas? ¿O les servirá a estas para culminar la remontada? ¿Será capaz la extrema derecha de ‘recuperar’ al votante ‘popular’ que un día les votó y que a finales de esta semana tenía pensado meter en el sobre la papeleta del gallego?

Diferentes análisis evidencian que los debates no mueven tanto voto como se presenta sobre el papel, pero sin duda sirven para terminar de decantar al siempre presente grupo de indecisos, especialmente dentro del mismo espectro.

Teniendo esto en cuenta, es interesante ver la manera en la que afrontarán los 90 minutos el secretario general de los socialistas y la plataforma de la ministra de Trabajo. Haciendo gala de una brillante relación profesional en el gobierno de coalición, ambos han puesto en valor los avances logrados en la última legislatura en la que han trabajado juntos durante los diferentes mítines, entrevistas, comparecencias y declaraciones que han dado desde la convocatoria electoral.

Sánchez insiste en que la victoria es posible y está convencido en escribir él mismo el prólogo de su ‘Manual de Resistencia’, pero sabe que el gobierno con mayoría absoluta es una quimera. De ahí que apele al voto socialista directamente, pero indirectamente al voto útil, una cuestión en la que la líder de Sumar insiste.

Se los puede considerar como los pilotos que dejan adelantar a su compañero de equipo en una carrera para que acabe ganándola por el bien común. Evidentemente, nunca han pedido que se vote al otro partido, pero sí han apelado a la opción progresista, y seguro que si a uno de los dos les dijeran que van a revalidar un gobierno de coalición si su electorado se decanta por la otra opción, aceptarían.

Ahora bien, habrá que comprobar la manera en la que se desenvuelven en un debate donde solo pueden confrontar con ellos mismos y con Abascal. El enemigo a batir está y ambos lo tienen claro, pero deberán tener cuidado de no caer en la trampa de la extrema derecha y en el discurso de que la papeleta útil es solo la que va a su formación, acabando así por hacer del debate una pelea entre dos. ¿Significa eso que no deberían cruzar opiniones? Nada más lejos de la realidad. Pero la unión, en este caso, está claro que hace más que nunca la fuerza.

En estas, cabe destacar que durante la campaña las críticas de Sánchez hacia Díaz han sido nulas, mientras que la responsable de Trabajo tampoco se ha ensañado con el presidente del Gobierno, pero sí que le ha lanzado algún que otro reproche y ha situado a la izquierda a la izquierda del PSOE como la principal impulsora de los avances sociales de los últimos años.

La política de bloques lo es tanto hacia un lado como hacia el otro. Sin embargo, el PP y Feijóo -en este caso en un sentido figurado- se ven ganadores, por lo que apelan al Ejecutivo en solitario, a sabiendas asimismo de la dificultad que en la práctica les entrañaría una coalición con Vox que, por otra parte, el gallego nunca ha negado, favorecería de ser necesario.

Esto es importante, pues dice la experiencia que quien falta es porque tiene más que perder, y es que la estrategia obedece históricamente a quienes consideran que tienen la victoria en el bolsillo y que un tropiezo en estos encuentros les perjudicaría. El ejemplo más reciente se encuentra en la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, durante la campaña del 28M.

Esto en el caso Feijóo cobra una relevancia especial, habida cuenta de que el globo parece estarse desinflando según pasan los días. Habrá que ver si pincha por completo o resiste de aquí al domingo, pero si bien para muchos el gallego salió reforzado del cara a cara con Sánchez, la verificadora de los medios progresistas, personificado en Silvia Itxaurrondo en las últimas horas, ha hecho mella en el discurso de la cara visible de los conservadores.

En este maremágnum de ideas y en un escenario en el que muchos perciben la bronca como única forma de hacer política, las izquierdas se muestran más propositivas y con un programa claro, frente a la “derogación del sanchismo” de la “extrema derecha” y la “derecha extrema”. ‘90 minuti’ pueden ser ‘molto longo’ o un juego de niños, pero todos deben esforzarse en que por delante de cualquier calificativo sea útil para la sociedad.