España y Francia estrechan los lazos con la rúbrica del Tratado de Amistad y Cooperación. Un documento que redefine las ya de por sí “excelentes” relaciones entre las dos naciones. El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, ha dado cuenta del contenido de este vínculo, flanqueado por el presidente de la República Francesa. Barcelona, para la que el jefe del Ejecutivo solo ha tenido buenas palabras, ha sido el escenario de una “cumbre histórica” para sellar un acuerdo que “refuerza” el proyecto común, que no es sino Europa. “En momentos de incertidumbre como el actual, es importante reforzar las certezas que nos protegen”, ha deslizado Sánchez.

Europa es una de las cariátides de Sánchez para este 2023. Una baza fundamental en su estrategia de vender la gestión de su Gobierno en una compleja legislatura. El presidente del Gobierno ha encabezado debates cruciales para los Veintisiete y ahora, con este acuerdo potencia su imagen en la Comunidad a seis meses de asumir la presidencia rotatoria del Consejo de Europa.

A pesar de la convulsa mañana en los prolegómenos de la cumbre hispanofrancesa, Sánchez ha optado por focalizar su discurso en las relaciones bilaterales entre España y Francia, eludiendo el “conflicto político” que aún pervive en las calles de Cataluña según el president de la Generalitat, Pere Aragonès. El líder del Ejecutivo ha cargado de simbolismo la firma del Tratado al colocarle el nombre de Barcelona como apellido, debido a la “modernidad” que evoca la Ciudad Condal, así como la “vanguardia y  diversidad”. Una firma que se produce en un año “muy importante para España”, pues como hiciera Francia el curso pasado, asumirá la presidencia del Consejo Europeo a partir del mes de julio y hasta finales de 2023. “Será una gran responsabilidad”, ha subrayado el presidente del Gobierno.

Sánchez: "En momentos de incertidumbre como el actual, es importante reforzar las certezas que nos protegen"

Sánchez ha remarcado que ambos equipos de gobierno comparten “objetivos estratégicos”, como ocurre en el aspecto energético. Ambos han elevado sus propuestas a Bruselas para remodelar el mercado comunitario de la electricidad. “Hemos diseñado propuestas sólidas, detalladas y que reman en la misma dirección”, ha apuntalado el presidente del Gobierno, al tiempo que ha manifestado la presteza que requiere acometer esta reforma. “Trabajaremos en consecuencia para que tenga lugar en los próximos meses”, ha manifestado.

Simbólico escenario

El Tratado ya se ha bautizado con el nombre de la ciudad que ha acogido la cumbre: Barcelona. El presidente del Gobierno ha jugado con el simbolismo relativo a la Ciudad Condal, que ha descrito como un enclave de “vanguardia que abraza el futuro con esperanzas y proyectos”, además de influir en “movimientos culturales rompedores como el modernismo”.

Entre los asuntos abordados en la cumbre se extrae el proyecto H2Med, que unirá Francia, España y Portugal en el transporte de hidrógeno verde y sobre el que han puesto “especial atención”. “La conexión submarina representa el triunfo de la innovación y la Ciencia. Hemos hablado mucho de las interconexiones energéticas”, ha destacado el jefe del Ejecutivo español, mientras mencionaba otros proyectos como la “interconexión a través de la red de transportes”.

El Tratado bebe de la estrecha relación que ya une a España y Francia. Sánchez ha resaltado que ambas naciones representan el 30% de la economía euro en 2021 y cuyas poblaciones suman “ni más ni menos que el 25% de la población europea”. Esto hace que sendos países sean “los más visitados del mundo”. Estas bases han permitido que ambos equipos de gobierno ensamblen una “relación más intensa”. Unos vínculos que, además, se hayan “muy presentes” en la ciudad de Barcelona, insistiendo, una vez más, en la relevancia de que el acuerdo se haya rubricado en la capital catalana.

Amistad y ambición europea

Sánchez y Macron han coincidido en que Europa ha reaccionar ante los “planes para atraer inversiones” y dar una respuesta firme hacia la transición digital y verde. “Es una comunidad de valores y esta cumbre une aún más ambos países”, ha puntualizado el jefe del Ejecutivo español antes de que el presidente galo hiciera uso del turno de palabra para remarcar la cooperación de ambos estados en un sendero de “amistad y ambición europea”.

El Tratado, a ojos de Macron, permite “profundizar y estructurar” un trabajo conjunto ante retos como la renovación del “marco cooperativo” en materia de defensa o acelerar en la interconexión ferroviaria eléctrica, así como en el espectro gasístico. Mediante este acuerdo, Francia y España robustecen la relación bilateral para dotar de una mayor eficacia la respuesta ante la adversidad, amén de “alimentar la cooperación” en la Unión Europea. Ambos mandatarios han evidenciado su sincronía en torno a una Europa “segura de sus valores y derechos para luchar contra la competencia del mundo de hoy”.

Por supuesto, la guerra de Ucrania ha sido un punto de partida en las conversaciones bilaterales. Sánchez ha trasladado una vez más su apoyo al pueblo ucraniano, respaldando su derecho a “legítima defensa” y el deseo de “recuperar una paz” resquebrajada por los delirios de Vladimir Putin. Líneas discursivas que ha replicado el mandatario francés. Macron ha puesto la cooperación hispanofrancesa a disposición del país agredido. “Hemos decidido desarrollar nuestro apoyo al país y promover una diplomacia que apoye la paz”, ha zanjado.

Tirón de orejas a Aragonès

Las alegrías hispano-galas se han eclipsado en grado sumo con la concentración separatista. Una masa que, según la Guardia Urbana de Barcelona apenas llegaba a las 10.000 personas, se ha concentrado en los aledaños del Museo Nacional de Arte de Cataluña, escenario de la cumbre, para protestar contra el cónclave entre sendos países, aunque el verdadero motivo orbita sobre la presencia del presidente del Gobierno en Cataluña. El líder del Ejecutivo y su equipo de gobierno han reiterado hasta la saciedad que el procés pasó a mejor vida. Un argumento que replican con vehemencia desde el independentismo.

El president de la Generalitat ha estado presente en la recepción del máximo mandatario galo. Sin embargo, toda vez dio la bienvenida a Macron y antes de que se interpretaran los himnos nacionales, que corría a cuenta del Regimiento de Infantería de Barcelona 63, Pere Aragonès hizo mutis por el foro. La presencia del Ejército fue, según ha confirmado el propio mandatario autonómico, el motivo por el que decidió ausentarse. “No voy a dar carta de naturaleza a la presencia del Ejército español aquí”, indicó en rueda de prensa. Sánchez le dedicaría un dardo tras la rúbrica del acuerdo, aludiendo a su espantada tras los protocolarios cuchicheos entre los líderes. “Me gustaría que el president se hubiera quedado más tiempo”, lamentaba Sánchez en una afirmación no exenta de ironía.

En paralelo, los manifestantes proferían soflamas contra el presidente del Gobierno, haciéndole saber que “aquí no se ha acabado nada” y que se mantienen firmes en su lucha por la autodeterminación. Sin embargo, el independentismo tiempo ha que perdió la aureola movimiento monolítico. Precisamente los argumentos del Gobierno central sobre el procés descansan sobre este lecho de división en el secesionismo. Fractura que se ha hecho palpable cuando el líder de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), Oriol Junqueras, abandonó la concentración entre abucheos y los rutinarios gritos de botifler (traidor).

Aragonès profundizó en la tesis de que el procés aún no ha muerto. Lo hizo ante los periodistas y con un mensaje directo a Moncloa: “Se ha querido utilizar la cumbre para imponer una realidad que no es”. El president ha defendido que una sustancial “mayoría social catalana” aún aboga por la autodeterminación, abogando por una salida dialogada y pactada con el Estado español. “Si siguen mirando hacia otro lado, seguirá habiendo conflicto”, advertía el máximo mandatario catalán, al tiempo que minimizaba los insultos a Junqueras. “Son una minoría que no representa al movimiento”, resolvió.