Pedro Sánchez se ha estado batiendo el cobre en Europa para lograr, junto a otros países del sur, que la economía, dañada por la epidemia, se recupere lo antes posible.  El primer asalto ha terminado razonablemente bien. El Consejo de Europa, formado por los jefes de Estado y de Gobierno de la UE, han dado luz verde a la Comisión Europea para que ponga manos a la obra en la elaboración de un plan de recuperación que de aire a la economía de todos los países comunitarios amenazados por la crisis.

Se ha acordado un conjunto de ayudas por un monto económico muy importante, con una línea de crédito del Mecanismo Europeo de Estabilidad; un fondo de rescate; créditos para empresas del Banco Europeo de Inversiones y un fondo temporal contra el paro que servirá para financiar reducciones de jornada subvencionada para evitar despidos, entre otras medidas económicas destinadas a ayudar a empresas y a pymes. El préstamo tiene como límite el 2% del PIB de cada país y los fondos van destinados a gastos sanitarios directos o indirectos siempre por el coronavirus.

Incluso la todopoderosa canciller alemana, Angela Merkel, ha planteado como punto de partida, un billón de euros.

Se da por hecho que Bruselas va a aceptar la propuesta española de emitir bonos para financiar este fondo pero se discute la fórmula de como se transferirá el dinero a cada país. Los países del sur como España, Italia o Portugal plantean que se realice mediante subvenciones no reembolsables. Una postura hacia la que Sánchez ha conseguido llevar al francés Macron. Frente a esta petición, Alemania, Austria o Países Bajos se oponen a las subvenciones y quieren que se establezcan préstamos a devolver.  Pero hacer frente a esos préstamos supondría incrementar las deudas públicas de cada nación lo que afecta a los socios más endeudados. Desde la presidencia de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen ha dado su palabra de que al final se conseguirá un equilibrio sólido entre créditos y transferencias directas, añadiendo además que se aumentarán de forma considerable los presupuestos comunitarios y el techo de recursos propios.

España Francia e Italia mantienen la necesidad de que el futuro fondo cuente con un billón y medio de euros y parece que la estimación coincide con lo que piensa la Comisión. Incluso la todopoderosa canciller alemana, Angela Merkel, ha planteado como punto de partida, un billón de euros.

Mientras el presidente español pelea en Europa para conseguir que nuestro país no caiga en el desastre económico, la derecha representada por PP y Vox se dedica a entorpecer mediante una escalada de insultos y mentiras y, usando el bulo como herramienta necesaria para tapar su propia incapacidad. Tienen miedo de que la proyección europea del presidente socialista les acabe obligando a arrimar el hombro. Pero para eso, hay que tener visión de Estado.