Nos hicimos una foto juntos, abrazados; yo llevaba minifalda. Guardó todo el tiempo esa fotografía y me la dio cuando volvió a España allá por el 76-77.

Luego, cuando le detuvieron, fui parte del equipo defensor, de él y de todos aquellos a los que también detuvieron. Me acuerdo que el juez del TOP, Gómez Chaparro, fue a la cárcel a tomarle declaración. Todos los abogados le esperamos fuera. El juez traía una cartera de piel de cocodrilo que le había dado Carrillo. Le había pedido que por favor se la cuidara que se la había regalado Fidel Castro y la tenía mucho cariño. También recuerdo que en el juzgado guardaban la peluca con la que entró en España, como elemento de prueba. No pude resistirlo y me la puse… a ver como me quedaba. Era una peluca histórica.

Si algo me gusta de Carrillo ha sido su coherencia de persona, su inteligencia, su entrega a la lucha frente a la miseria ideológica y la profesionalización de la política que estamos viviendo ahora, frente a su entrega comprometida. Santiago Carrillo es alguien de quien he podido disfrutar hasta el final siguiendo sus artículos, sus intervenciones en tertulias… Hasta el último día ha sido coherente y ha entregado su sabiduría política, hasta el último día.

Cristina Almeida es abogada, política y exmiembro del PCE