El rey emérito Juan Carlos I pone rumbo este miércoles desde Abu Dabi a España, concretamente a Vitoria, donde aterrizará en la noche de este miércoles. Lo hace a razón de revisiones médicas a las que se somete periódicamente y también antes de viajar hasta Lisboa, según ha adelantado El Mundo, y a las regatas de Sanxenxo, en Pontevedra, los próximos 8 y 9 de noviembre, cuando se celebrará la VII Liga Española de 6 metros, categoría donde compite el emérito.

Lo hace, no obstante, en mitad de la polémica que ha estallado a razón de la próxima publicación de sus memorias, en las que Juan Carlos I relatará todo lo que vivió durante los 39 años al frente de la monarquía. Estas verán la luz el próximo 5 de noviembre en Francia, aunque algunos medios franceses ya han adelantado fragmentos del tomo. Así, Le Figaro revela pasajes del libro como aquellos donde el emérito señala que el general Armado lo “traicionó” por el fallido golpe del Estado del 23F. En estos, el emérito hace referencia al dictador Francisco Franco: “¿Por qué mentir si fue él quien me convirtió en rey y, en realidad, lo hizo para crear un régimen más abierto?”, se refiere a su maestro en la entrevista con el diario francés. En líneas similares, Le Monde destapa que en el libro Reconciliación, el rey emérito reconoce haber sido víctima de muchas “debilidades”, así como de “errores de juicio por amor y por amistad” de “malas compañías”. 

Entre las páginas del libro que la editorial Planeta publicará en España, Juan Carlos I también habla de su hijo, el actual rey Felipe VI. “Para ayudar a mi hijo, busqué un lugar donde los periodistas de mi país no pudieran encontrarme fácilmente”, ha justificado a Le Figaro la elección de una autarquía petrolera. “¡La última vez que vino un periodista español, las autoridades locales lo metieron en la cárcel! Tuve que intervenir para sacarlo”, bromea con el periódico sobre las garantías con las que se trata a los ciudadanos en la que es ahora su casa.

En el mismo orden de cosas, entre sus planes está llevar también la democracia al territorio, actuación que no duda en arrogarse cuando se refiere a España. “Durante dos años, tuve todos los poderes. El poder de indultar o refrendar la pena de muerte. No tuve que hacerlo, gracias a Dios, porque en aquella época, si hubiera dicho que no, los generales me habrían derrocado”, expone el emérito. “¡La democracia no cayó del cielo!”, añade, atribuyéndose un papel determinante.

Sin embargo, entre los adelantos de Reconciliación, el emérito no hace referencias a los represaliados de la dictadura, los que de verdad cedieron en verdad de un teatrillo democrático que toleró a unos y blanqueo a otros que, como Manuel Fraga, compartían mesa con Franco años antes. “Dudé en escribir este libro, pero poco a poco me di cuenta de que los hijos y nietos de mis amigos no tenían ni idea de quién era Franco ni de la transición democrática que siguió”, apunta Borbón, que puede hablarnos como amigo del primero y como actor interesado de la segunda.

“Pensé que era necesario aportar el testimonio directo de lo que viví durante 39 años al servicio de mi país”, añade. Se desconoce si, más allá de los acontecimientos históricos que ya conocemos, el emérito contará novedades sobre sus opacas actuaciones. Para el 23F hay un gran espacio reservado. Otro gran acontecimiento en el que se erige como héroe. “No hubo un golpe, sino tres golpes. El golpe de Tejero, el de Armada y el de los políticos cercanos al franquismo. Alfonso Armada estuvo 17 años a mi lado. Le quería mucho y me traicionó. Convenció a los generales de que hablaba en mi nombre”, anticipa parte de su relato. Y es que para Borbón seguimos “siendo frágiles” porque “no hemos sido una monarquía constitucional durante mucho tiempo”. Él solo ha contribuido a lo bueno, lo demás es culpa de la plebe.

Síguenos en Google Discover y no te pierdas las noticias, vídeos y artículos más interesantes

Síguenos en Google Discover