Ni tan siquiera una noche de cafeteras al rojo vivo ha desencasquillado las negociaciones en Bruselas. PSOE y Junts no pierden el contacto para pulir los detalles de la ley de amnistía. Las conversaciones siguen en punto muerto y las posibilidades de una investidura inminente de Pedro Sánchez naufragan. Los socialistas ponen ahora en cuarentena la plausible fecha del pleno. Todo está en el aire y no se descarta que se puedan desatascar antes del final de esta semana. Los equipos negociadores rehúyen de plazos, limitándose a la frontera marcada por la Constitución para disolver las cortes en caso de que el presidente del Gobierno no salga elegido. El 27 de noviembre es ahora el único horizonte que barajan.

Las delegaciones de Junts y del Partido Socialista en Bruselas no encuentran la solución por el momento. El acuerdo aún está lejos, tal y como han trasladado sendas formaciones a lo largo de esta semana. Todo apunta a la próxima semana, aunque ya nadie se atreve a poner una fecha sobre la mesa. Antes del pasado jueves, cuando el acuerdo era más tangible, el PSOE mantenía el optimismo de cumplimentar con la pauta marcada: pacto cerrado con el independentismo catalán y trampolín hacia los días 8 y 9 de noviembre para agendar la coronación de Pedro Sánchez en primera votación. El recelo de los neoconvergentes frenó en seco el calendario de Ferraz. La complejidad de las negociaciones obliga a los socialistas a entregarse a la cautela.

Tras un fin de semana de tregua, Santos Cerdán, número tres del PSOE y máxima autoridad en la interlocución con Junts, regresó a Bruselas pare reconducir las negociaciones. Una nueva tentativa que no está dando sus frutos. Sendos equipos mueven papeles constantemente para pulir el blindaje legal a la Ley de Amnistía. Los asesores jurídicos trabajan sin descanso en busca de esa protección ante el asumible recurso de la derecha ante el Tribunal Constitucional. Todo ha de estar medido con precisión quirúrgica, de ahí la “complejidad” y los escasos avances que se han registrado en este segundo asalto.

Con todo, la línea de comunicación no se ha cerrado. Las cafeteras echaban humo en la madrugada de este martes al miércoles en lo que fuentes describen como una noche de “intensas negociaciones”. Sin acuerdo, la investidura de Sánchez se complica y obliga a despojar la muletilla de inminente, aunque la puerta aún no se ha cerrado a la convocatoria de un Pleno de urgencia en el Congreso y acudir a las Cortes en domingo en caso de que fuese necesaria una votación. La Mesa de la Cámara Baja habilitó ya esa posibilidad el pasado viernes, cuando aún quedaban los últimos estertores a las previsiones de que la coronación se fijase el 8 y el 9 de noviembre; dado que este jueves hubiese coincidido con el Día de la Almudena, festivo en la ciudad de Madrid. Aunque fuentes socialistas ya dan por "imposible" esta semana. 

Llamadas a la “calma”

La dirección socialista redobla sus mensajes de “calma” y “paciencia” a los suyos, que salpimientan con toques sutiles de optimismo. Sin embargo, con el micrófono encendido, hay quien deja entrever que la seguridad con la que se hablaba sobre la investidura se ha transformado en incertidumbre. Casi a modo de lapsus, la portavoz del Gobierno en funciones, Isabel Rodríguez, aludía a su deseo de extirpar el bloqueo de las entrañas del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) “si sigue adelante la investidura y hay un nuevo gobierno”. El condicional emerge ahora en las declaraciones públicas de los bastiones socialistas.

Las altas instancias del PSOE, tanto en Ferraz como en el Gobierno, ante el contexto en el que se encapsula la negociación -protestas en España y las imputaciones a Carles Puigdemont y Marta Rovira-, rehúyen alusiones públicas a las interferencias judiciales en las conversaciones con los neoconvergentes. “No debo emitir opinión política sobre decisiones judiciales”, deslizaba el martes Rodríguez en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros, aunque sí esbozó la disparidad de criterios de “otros operadores jurídicos” en relación a los de García-Castellón.

La prudencia se reproduce en todos los altos cargos del PSOE. “La fecha tope es el 27 de noviembre”, ha reiterado este miércoles la portavoz orgánica, Pilar Alegría, durante una entrevista en TVE. La ministra de Educación en funciones admitió, de manera subrepticia, los intentos de acelerar las conversaciones para la investidura no han sido una buena estrategia. “Las prisas no son buenas consejeras”, ha puntualizado ante las cámaras del ente público.

Mantra asumido y ya puesto en práctica por las fuerzas vivas de la cúpula socialista. El acuerdo con Junts no desbloquearía automáticamente el debate, pero dejaría todo visto para sentencia. Faltaría la negociación con el PNV, pero asumen que será más asequible que el trato con los independentistas catalanes. No obstante, en el PSOE ya piden ir “poco a poco”, contrastando con las “prisas” que exhibieron la semana pasada.