El optimismo crece en el bloque progresista. Las negociaciones entre Partido Socialista y Junts continúan este lunes tras un fin de semana de tregua. Las actualizaciones que llegan desde Bruselas apuntan a un acuerdo inminente, pero no está cerrado del todo. Faltan flecos, especialmente en “cuestiones técnicas” sobre la Ley de Amnistía. Fuentes próximas a la negociación aseguran que no se ha producido una reunión presencial entre las partes, sino que los contactos pasan a estas horas por un intercambio de documentos para “no dejar nada suelto” y que el texto final pueda ser atacado.

Menos de 500 metros separan a los equipos negociadores de Partido Socialista y Junts en Bruselas. Las conversaciones se intensifican, pero nadie se atreve a dar por cerrado el acuerdo. Tampoco a ponerle una fecha concreta a la alegórica fumata blanca que allanaría el camino a la reelección de Pedro Sánchez como presidente del Gobierno durante los próximos cuatro años. Las dos partes discuten sobre los términos, negocian los flecos de un acuerdo que se aproxima, pero aún se resiste. La distancia en Bruselas se mide, sin embargo, en “cuestiones técnicas” que blinden la Ley de Amnistía del modus operandi de la derecha, que no es sino el recurso al Tribunal Constitucional.

Santos Cerdán lidera la delegación socialista en la capital de Bélgica. Han escogido el Hotel Sofitel de la place Jourdan como centro de mando avanzado para teledirigir los movimientos. A poco más de 300 metros, en el Brussels Press Club, el destacamento de Junts que lidera el secretario general de la formación, Jordi Turull. Pese a la proximidad física entre ambos cuarteles, la distancia en el acuerdo aún es lejana. De hecho, según apuntan fuentes de la negociación, no se ha registrado ninguna reunión cara a cara. Todo está sucediendo, de momento, a través de los teléfonos móviles y de las pantallas de unos ordenadores que echan humo al mismo ritmo que las cabezas de los presentes; atascadas en el blindaje del texto final.

PSOE y Junts intercambian “papeles”, inmersos en lo que describen como una “negociación muy técnica”. Son conscientes de que lo tienen que tener todo bien atado para evitar injerencias externas. Los asesores jurídicos de sendas formaciones escrutan cada coma del texto, lo que provoca que se dilaten los plazos en el tiempo. Este “atasco” provoca que ninguna de las dos partes se atreva a lanzar el más tímido augurio, por escueto que resulte. “Puede ser hoy, puede ser mañana, no sabemos…”, resaltan desde Junts, según publica La Vanguardia.

Demandas de Junts

Si bien las cuestiones de índole política quedaron resueltas hace días, el alcance de la Ley de Amnistía ha hecho tambalear un acuerdo que el jueves se daba por sentado. Ese mismo día, Junts escenificaba la distancia sideral que les separa del PSOE, aireando discrepancias en la redacción del articulado y concretamente en la exposición de motivos. Los neoconvergentes reclaman a sus interlocutores que fueran más ambiciosos en la cobertura del texto. Es decir, que ésta sirviera como paraguas a aquellos encausados no relacionados directamente con el proceso independentista, evitando poner nombres propios y casos.

Las demandas de Junts hacían alusión velada al caso Volhov, que investiga un presunto desvío de fondos públicos para actividades vinculadas al proceso separatista, así como otras causas encapsuladas en lo que el independentismo ha calificado como lawfare. Una “persecución judicial” que, a ojos de los neoconvergentes, arrincona a la mano derecha de Carles Puigdemont y jefe de su oficina, Josep Lluìs Alay, amén de a otros nombres del entorno del expresident, como Gonzalo Boye, el exconseller de la Generalitat Miquel Buch y la propia Laura Borràs.

La fecha de investidura, en el aire

No hay movimiento, de momento, en el Congreso de los Diputados. Hasta que desde Bruselas no haya fumata blanca, los días del pleno de investidura seguirán en el aire. Los socialistas tienen, eso sí, entre este lunes y martes para sellar el acuerdo con Junts y salvar in extremis el calendario inicial. En el PSOE fijaban el 8 y 9 de noviembre como fechas óptimas para la coronación de Sánchez. No obstante, los flecos con Junts obstaculizan el anuncio oficial de Francina Armengol, presidenta de la Cámara Baja. Además, los socialistas deberían anunciar los pactos pendientes, especialmente con el Partido Nacionalista Vasco (PNV), que vuela fuera del radar. 

La mesa del Congreso, de mayoría progresista, ya habilitó el viernes todos los días festivos y fines de semana que quedan hasta el 27 de noviembre, fecha fronteriza para la celebración de la investidura. Esta modificación permitiría fijar la unción el 8 y el 9 de noviembre -este último coincide con el Día de la Almudena y festivo en Madrid-. Este es el escenario idóneo para el PSOE, que permitiría a Sánchez ejercer de anfitrión del cónclave del Partido Socialista Europeo (PSE) en Málaga (los días 10 y 11) en calidad de presidente del Gobierno. No obstante, en caso de que las negociaciones no llegasen a buen puerto en las semanas que restan hasta el 27 de noviembre, España estaría abocada a unas nuevas elecciones el 14 de enero de 2024.